Las peticiones de protección a ucranianos en Valladolid se estancan en 408
Durante el mes de mayo se han registrado 19 solicitudes, mientras que ya son varios los refugiados que han abandonado su lugar de acogida en la provincia
Las peticiones temporales a personas residentes en Ucrania que huyen de la guerra se han estancado en la provincia. A 19 de mayo, en Valladolid ... se han tramitado 408 solicitudes, pero es precisamente en las últimas semanas cuando esa cifra se ha ralentizado con una tendencia a la baja desde marzo.
Precisamente, fue el 14 de marzo cuando la Delegación del Gobierno en Castilla y León anunció la rapidez burocrática para todas aquellas personas que se vieron obligadas a dejar su vida y embarcarse rumbo a más de 3.000 kilómetros de su hogar.
Por aquel momento, en una avalancha de solidaridad, miles de personas salían de Ucrania con el único objetivo de sobrevivir y, aunque en muchas ocasiones no era su prioridad, varios aterrizaban en la provincia vallisoletana. Ese apoyo altruista se transformó en 214 peticiones de residencia y de trabajo en el mes de marzo. En abril, las solicitudes totales fueron 175, mientras que en este mes se acumulan 19 hasta el momento.
A pesar de esa merma de solicitudes, las brigadas de Extranjería y Frontera de las nueve comisarías provinciales de la Policía Nacional de la región continúan trabajando en los trámites burocráticos y «simplificar» el papeleo con esos permisos temporales que abarcan un plazo de entre uno y tres años (se concede un año prorrogable y otro automáticamente con opción a un tercero).
A ese año prorrogable muchos ucranianos que llegaron hasta Valladolid ya no tendrán opción a él al abandonar su momentáneo lugar de acogida. La rebaja en la ofensiva de las tropas rusas ha facilitado que varios retornen a su país, mientras que otros optan por acercarse a países más cercanos a su tierra natal.
Asilo de 15 días en Viana
Es el caso de Ruslana y su familia, que llegaron a Viana de Cega después de Semana Santa y cuya estancia se ha limitado a 15 días porque a primeros de mayo volvieron a hacer la maleta para trasladarse hasta Alemania porque «querían estar más cerca de casa».
El motivo lo esgrime el alcalde de la localidad, Alberto Collantes. «Ha debido salir el marido de la guerra y por lo tanto han viajado hasta Alemania para estar juntos. No sabemos ni la ciudad en la que viven. Creo que ha influido la cantidad de noticias y de casos que han salido de tratas de personas al huir de la guerra. Creo que tenían algo de miedo por esa situación», recalca Collantes.
Con esa tesitura, el regidor sacó los billetes de tren hasta Hendaya y a partir de ese momento se perdió la pista de la familia de Ruslana, Diana, Kira, Valentina y los bebés Eric y Mark. «Ahora tenemos la vivienda, un chalé acondicionado para la ocasión con la compra de colchones y todo lo necesario, vacía. Está a disposición por si la ONG nos comunica que llega otra familia, pero llevamos así dos semanas», apunta el alcalde.
«Creo que ha influido la cantidad de noticias y de casos que han salido de tratas de personas al huir de la guerra»
Alberto Collantes
Alcalde de Viana
Precisamente el testimonio de Ruslana y de su familia ha variado en 15 días. Después de Semana Santa afirmaban «ser amigos de los vecinos del pueblo» después de vivir en primera persona el trauma de la guerra en primera persona, además de agradecer la dedicación de todos los vecinos.
«Fuimos bien recibidos, se nos proporcionó de todo. España es un país muy hermoso. Caminamos por el pueblo, nos comunicamos con la gente y poco a poco aprendemos el idioma», afirmaba nada más llegar a Viana Ruslana, que lamentaba los dos contrastes que le había tocado vivir en escasas semanas.
«En nuestro país la situación es realmente muy mala en este momento. En cambio, aquí se vive muy bien», agregaba la madre de familia mientras miraba al alcalde de Viana y le agradecía la labor que están llevando a cabo en las últimas semanas con sus compatriotas, al igual que a todos los voluntarios implicados en su particular huida del conflicto bélico.
«Esperemos que la guerra se detenga. Nunca olvidaremos el tiempo que estemos aquí», añadía a finales de abril. Un tiempo, breve, que no olvidarán, pero del que para Ruslana y su familia ya es historia.
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