La ola de calor de agosto provocó la muerte de 51 personas en Valladolid
El Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria da por finalizado el periodo de víctimas propiciadas por las altas temperaturas este mes en la provincia
Las altas temperaturas que durante este mes de agosto han asfixiado Valladolid (con quince días seguidos de ola de calor, ocho noches tropicales y valores ... récord) han provocado o precipitado la muerte de 51 personas, según los datos actualizados del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MOMO), organismo del Instituto de Salud Carlos III que contabiliza el número de víctimas atribuibles a las temperaturas. Bien por episodios anormales de calor durante el verano, bien por el extremo frío del invierno. El recuento que lleva a cabo este organismo permite conocer el número de personas que han fallecido en la provincia durante este último episodio de calor, que comenzó el 3 de agosto y se prolongó, durante dos semanas, hasta el día 18. Y para eso, hay que tener en cuenta dos cuestiones.
La primera es el umbral a partir del cual se considera que las temperaturas constituyen un problema para la salud. El Ministerio de Sanidad ha fijado un umbral (en función de las características de cada provincia) que en Valladolid está en los 36 grados. Cuando el mercurio supera esos niveles, hay que fijarse en las señales de alarma.
La segunda es que los efectos sobre la salud (especialmente en los niños, los mayores y los enfermos con patologías previas) se hacen más evidente cuando se encadenan tres jornadas consecutivas por encima de esos valores. Este mes en Valladolid, el primer día que se superaron los 36 grados fue el 4 de agosto (con 37,9 grados). La jornada siguiente no se alcanzó esa barrera (los termómetros se quedaron en 35,2), pero ya a partir del miércoles 6 llegaron varios días seguidos más allá de los 36. Las tres primeras jornadas consecutivas fueron entre el 6 y el 8 de agosto. La primera víctima mortal registrada por el MoMo corresponde, precisamente a ese 8 de agosto.
A partir de aquí, Valladolid anotó dos episodios seguidos de siete y cuatro días por encima de los 36 grados. Y el Instituto de Salud Carlos III ha registrado 17 jornadas seguidas con fallecidos. Desde esa primera persona muerta por altas temperaturas el 8 de agosto hasta la última contabilizada hasta el momento, el día 24, han fallecido 51 personas en la provincia. Los peores días fueron el 13 y 14 de agosto, con cinco fallecidos cada jornada, después de que durante tres tardes consecutivas el termómetro estuviera por encima de los 39 grados. Con el fin de la ola de calor (y los 40 grados del día 17, récord de máxima para un mes de agosto), el número diario de fallecidos descendió de forma paulatina. Los días 25 y 26, últimos con registros, ya no ha habido que lamentar muertes atribuibles al calor, después de que las temperaturas bajaran de forma drástica una vez superada la sofocante ola de este mes de agosto.
Para llevar a cabo este estudio, desde el Instituto de Salud Carlos III recaban datos sobre las defunciones diarias recogidas en los registros civiles informatizados (que cubren más del 90% de la población del país), las temperaturas registradas por provincias y los datos demográficos (vinculados sobre todo con la edad) de cada territorio. A partir de ahí, el sistema MoMo calcula las muertes esperables para ese periodo de tiempo, en función con la media de los últimos años (sin tener en cuenta la desviación provocada por la covid) y las que finalmente se registraron.
El Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos del Exceso de Temperatura sobre la Salud (que se elabora anualmente desde 2003) recuerda que hay una serie de colectivos especialmente vulnerables por el exceso de temperaturas. Aquí se encuentran los ancianos, los menores y las personas con patologías crónicas de base. Pero hay también una serie de indicadores sociales que pueden impactar, como la dependencia, discapacidad o las condiciones de habitabilidad de la vivienda. No es lo mismo vivir en un piso bien aislado, con calefacción y aire acondicionado, que en otro donde no es tan fácil regular la temperatura.
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En ese mismo documento, elaborado por el Ministerio de Sanidad, recuerdan que «las olas de calor -como la vivida este mes de agosto, la tercera más larga del siglo- pueden alterar nuestras funciones vitales cuando el organismo es incapaz de compensar las variaciones de temperatura corporal». Así, «una temperatura muy elevada produce pérdida de agua y electrolitos que son necesarios para el normal funcionamiento de los distintos órganos. Y en algunas personas con determinadas enfermedades crónicas, sometidos a ciertos tratamientos médicos y con discapacidades que limitan su autonomía, los mecanismos de termorregulación pueden verse descompensados». De este modo, no solo se incluyen aquí las muertes estrechamente vinculadas con golpes de calor (que suelen ser mucho más reducidas), sino especialmente aquellas donde las altas temperaturas acentúan otras dolencias. Y aquí se apunta personas con enfermedades cardiovasculares, respiratorias y mentales (demencias, Alzhéimer), con enfermedades crónicas (diabetes y obesidad mórbida) o con tratamientos como diuréticos, neurolépticos, anticolinérgicos y tranquilizantes.
En el conjunto del país, se han contabilizado 2.140 muertes este mes de agosto por altas temperaturas. De ellas, 263 en Castilla y León. En Valladolid, además de esas 51 de agosto habría que contar cinco más relacionadas con la ola de calor del mes de julio. El verano de 2024 se cerró con 45 fallecidos. En el invierno hubo once muertes por las bajas temperaturas (todas ellas en el mes de enero).
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