Manos Unidas aspira a recaudar 552.570 euros en Valladolid para financiar proyectos contra el hambre

Manuel Pérez (Tamayo, República Dominicana, 1958) aprendió de su madre Flora una enseñanza que, dice, le ha acompañado hasta hoy:«El que tiene tierra y agua no necesita nada más». El problema es cuando la tierra se queja, cuando el agua escasea. O llega de forma torrencial. «El impacto del cambio climático afecta, y mucho, a la gente que tiene hambre y sufre». Manuel, que es agricultor y misionero seglar, habla de «plagas y enfermedadesque antes no existían», de «lluvias fuera de época», de la «desaparición de fuentes de agua», del «incremento de la basura y la contaminación generalizada». Y ante esto, está convencido de que «una buena práctica con la naturaleza no solo contribuye a que el planeta mejore, sino que también es una herramienta para luchar contra la pobreza».

Manuel visita estos días Valladolid para apoyar a Manos Unidas, la ONGcatólica (1.723 socios en Valladolid) que esta semana celebra su campaña contra el hambre con el objetivo de recaudar en la diócesis vallisoletana 552.570 euros que permitan financiar nueve proyectos de cooperación en países en vías de desarrollo. Este próximo domingo, las parroquias organizarán una colecta especial y el viernes tendrá lugar el día del ayuno voluntario. De actividades de este tipo procede la mayor parte de los fondos de Manos Unidas, ya que el 95% de sus aportaciones llegan del sector privado, especialmente, donaciones de socios.

«Los países más empobrecidos son los primeros que sufren las consecuencias del cambio climático», asegura Luis Argüello, obispo auxiliar, quien comparte una experiencia personal.Durante tres semanas (entre finales de 2019 y principios de este 2020) ha estado en Venezuela, en el estado de Bolívar, cerca de la frontera con Brasil, «en los alrededores del Amazonas». «Allí he visto situaciones de violencia por el control del territorio, y cómo eso afecta también al medio ambiente, con la búsqueda descarada de oro, coltán y diamantes. Las mafias controlan las extracciones y hay un desastre ecológico de primera magnitud, no solo por la destrucción de la selva, sino también por la contaminación de las aguas y los ríos», concluye. «Y así, el deterioro medioambiental impacta en las personas más desfavorecidas, ya que sus modos de vida y subsistencia dependen de un medio natural golpeado por la crisis ecológica, de la que, además, son las menos responsables», añade José María Borge, presidente de Manos Unidas en Valladolid.

Uno de esos proyectos financiados por Manos Unidas –siempre con la participación de entidades de los países en los que se desarrollan– es el llevado a cabo en República Dominicana y del que se ha beneficiado la comunidad en la que trabaja Manuel. «La última labor que hemos llevado a cabo es la construcción de un acueducto y la apuesta por variedad de cultivos que impidan depender de una sola cosecha, que se puede malograr», explica. Antes, había monocultivo de plátano en las cuencas de los ríos, de café en las zonas de montañas. «Ahora hemos introducido aguacate, cítricos, caña... No se depende tanto de un cultivo, con lo que las hambrunas ya no son tan grandes». Además, trabajan con una variedad de semillas resistente a la roya, «un hongo que ataca a la hoja del café». Casado y con cuatro hijos, titulado en Ciencias Sociales, trabajador de Cáritas en la diócesis de Barahona, ha promovido el centro de promoción campesina Lemba para favorecer un desarrollo sostenible, «en lo económico y lo ecológico».

«Esto es fundamental en un país como el nuestro, que dicen que es el que más creció en América Latina durante los últimos años, a un ritmo opr encima del 6%. El problema es que no ha sido un crecimiento económico equilibrado, porque se ha hecho sin equidad social», asegura Manuel, quien entiende que «el desarrollo de un país» tiene que notarse también en «hospitales de buena calidad, en seguridad ciudadana...», añade.

Estos son los proyectos que Manos Unidas quiere emprender en este año 2020 desde Valladolid.

India. Rehabilitación de una escuela para niños sordos. El proyecto requiere 65.615 euros, que se recaudarán en las parroquias del oeste y el sur de la ciudad. En ese mismo país, el arciprestazgo de la zona este y San Viator apoyarán un programa para la inclusión socioeconómica de personas con discapacidad (el reto es lograr 68.514 euros). También en India se pondrá en marcha un plan educativo y social de la población descastada, para lo que las parroquias de Tierra de Pinares intentarán reunir 63.089 euros. Y habrá un programa más de reinserción educativa de niños trabajadores (49.778 euros).

Burkina Faso. El arciprestazgo de Medina del Campo recaudará fondos (42.001 euros) para la mejora del acceso a la educación secundaria.

Mauritania. Las parroquias del arciprestazgo Duero apoyarán programas escolares y de inserción socioeconómica de la mujer. El objetivo es lograr 45.440 euros.

El Salvador. El entorno de la capital apoyará un programa para mejorar la convivencia comunitaria (65.003 euros).

Perú. La cofradía de la Pasión respalda una acción para la defensa de derechos humanos de organizaciones de mujeres 38.282 euros.

Etiopía. Tierra de Campos apoyará un programa de acceso a educación primaria en Hosanna. 46.929 euros.