La hostelería de Valladolid llora la muerte de José María Jurio, propietario del Sinatra
Natural de Zamora, regentó durante veinte años La Carraca para estar los últimos doce al frente del local de la calle San Martín
Todos le definen como una persona querida. Sus familiares más cercanos y aquellos camareros, ahora amigos, con los que trabajó durante sus más de 30 ... años al otro lado de la barra. José María Jurio, conocido por muchos como 'El Carraco', falleció este sábado a los 59 años de forma repentina. Una vida dedicada a la hostelería y que tuvo su última etapa profesional al frente del icónico bar Sinatra de la calle San Martín.
Zamorano de nacimiento, se trasladó a Valladolid con 7 años. Se ubicó en el centro de la ciudad después de estudiar en los Maristas y en el instituto Emilio Ferrari. La etapa de la docencia dio paso a sus primeros trabajos, como el que desempeñó en el bingo al vender cartones. Permaneció allí unos cinco años y antes de llegar a los 30 decidió emprender en el mundo de la hostelería, que ahora llora su pérdida.
Era el año 1992 cuando abrió las puertas del ahora extinto bar La Carraca de la calle de los Moros (actualmente es El Capote de Mario). «Era un establecimiento mítico. De hecho mucha gente llamaba a José 'El Carraco' por ese motivo. Le conocía mucha gente», ensalzan sus familiares más cercanos.
Piña con lacón
De su época en la calle de los Moros aún se recuerda su famoso pincho de piña con lacón gratinado. «Esa tapa y sus calamares eran lo más reconocido. Podría preparar unos 400 canapés al día y solo vendía eso», continúan sus seres queridos, que quieren acordarse de los camareros/amigos Carmela y Luis de esos 20 años en el mismo local.
Muchos años en el mismo bar en el que José María Jurio también encontró el amor. Era el principio de siglo cuando Silvia, preventa de Cruz Campo y empleada de la distribuidora Discal, y él se conocieron. Fruto de esa relación nació su hijo Lucas, a quien «quería muchísimo».
«Le conocí como jefe, pero luego ha sido muy buen amigo»
Daniel Merino
Amigo y extrabajador del Sinatra
Después de dos decenios, el histórico hostelero cerró las puertas del local. Se tomó un año más tranquilo, pero en cuestión de meses le salió la oportunidad de ponerse al frente del Sinatra, donde estuvo los últimos 12 años hasta su fallecimiento. «Estaba un poco cansado de la noche, porque La Carraca solo la abría por la tarde», agregan sus familiares.
Heredó un negocio que tenía su esencia en el café con pincho de tortilla y un sobado. Y así fue.
«Los sobrinos hemos pasado de corretear por La Carraca a buscar un refugio en el Sinatra»
Porque los bares de José, tanto La Carraca como el Sinatra, eran el punto de encuentro de la familia y sus amigos. «Era el punto de unión. No decían el Sinatra, decían el bar de José. Los sobrinos hemos pasado de corretear por La Carraca a buscar un refugio en el Sinatra», rememoran con añoranza sus seres queridos, que califican a José como una persona muy bromista.
De igual forma le describen dos de sus últimos camareros en el Sinatra. Para Daniel Merino y Lucía Ortega «no era un jefe, era un amigo». «Aparte de que se ha portado muy bien con todos sus trabajadores, era muy buena persona. Si luego en tu vida privada necesitabas cualquier favor, era el primero que se ofrecía. Le conocí como jefe, pero luego ha sido muy buen amigo. No recuerdo haberle visto enfadado», agrega Daniel Merino, quien estuvo unos tres meses como empleado en el Sinatra.
Los últimos años, José María tenía como su mano derecha a Lucía Ortega. Era una de sus camareras y quien estos días también llora su pérdida. «No habrá ninguna palabra mala hacia él de nadie. Ahora son muchas emociones. Le echaremos de menos en el Sinatra», concluye su amiga y trabajadora Lucía Ortega.
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