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El hallazgo del cuerpo del propietario de un conocido bar de La Rondilla, Las Torres, situado en la calle Tirso de Molina, ha causado este ... miércoles una «profunda conmoción» tanto en el sector, inmerso aún en las restricciones que mantienen cerrados o a medio gas sus negocios, como en su barrio. El hostelero, Raúl Aparicio, de 47 años, fue encontrado muerto en la cocina de su negocio a las diez de la noche del pasado martes y la posterior investigación policial confirmó que se trató de una muerte voluntaria. «Nadie más que él conocía sus motivos, pero esta crisis nos está machacando a todos y esto es un palo enorme para el sector», reconocían abiertamente otros hosteleros del barrio antes de lamentar lo ocurrido.
También los vecinos, que a media mañana comenzaron a enterarse de lo ocurrido, lamentaron su muerte y recordaron que «Raúl era un buen tío, muy sonriente siempre y la verdad es que su muerte en medio de esta crisis, y con lo que están pasando los bares, nos ha impactado muchísimo».
Raúl Aparicio regentaba junto a su mujer el bar Las Torres, un negocio familiar situado en el número 14 de la calle Tirso de Molina que abrió su padre, propietario de otro negocio de hostelería en la misma calle (La Perla), hace un cuarto de siglo. «Era una persona muy conocida y su bar, al igual que el otro que lleva ahora un hermano, siempre ha ido bien», relataron sus clientes.
El hostelero, que había participado en algunas de las manifestaciones del sector para pedir su apertura, sí había mantenido el local abierto con comida para llevar en las últimas semanas. «Hace un par de años parece que decidió comprar el local, pero en apariencia seguía funcionando bien y tampoco en los últimos días se había quejado más allá de lamentar la situación del sector», recordó un comerciante de un negocio cercano.
La puerta tanto del bar Las Torres como de La Perla se mantuvieron cerradas este miércoles y ante sus puertas se congregaron decenas de vecinos para leer las esquelas colocadas por la familia. «Él y su familia llevan aquí toda la vida y son muy queridos», incidieron los presentes conocedores ya de lo ocurrido la noche anterior en el local. El hostelero deja dos hijos y su mujer, con la que llevaba el negocio. Su cuerpo recibirá este jueves sepultura en el cementerio de El Salvador.
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