Los guardas alertan del aumento de rescates a personas que se pierden al buscar níscalos
Los agentes micológicos que patrullan los pinares recomiendan la activación del GPS del móvil
No hay fin de semana tranquilo para los guardas micológicos de la provincia, que han alertado del incremento de personas que se pierden cuando salen a buscar setas. El pasado fin de semana, dos grupos. El anterior, otros tantos. «En ocasiones son personas que van solas, otras en parejas. Depende del día, pero todos los fines de semanas hay alguna intervención», explica Montserrat Ganado, técnica de Micocyl, el servicio micológico de Castilla y León, financiado por la Junta con la colaboración de la Diputación. Recuerda que «es muy fácil perderse en los pinares llanos de la provincia, mucho más que en una zona de montaña, ya que no hay tantas referencias de relieve».
Por eso, los expertos recomiendan a los recolectores que salgan a por níscalos «mínimamente preparados para no desorientarse». Basta, por ejemplo, con una brújula o con una aplicación en el móvil.«En el teléfono tenemos GPS, lo que pasa es que no siempre lo activamos. Yes un error», dice Aurelio García, presidente de la Asociación Vallisoletana de Micología, quien subraya esa facilidad para desorientarseal buscar setas en terrenos llanos. «Lo mejor es tomar como referencia un camino y moverse en torno a él en zigzag y, si es posible, sin alejarse demasiado del coche», indica García, quien incide en que los días nublados son más complicados, ya que no existe la referencia del sol.
«Los guardas micológicos que tenemos contratados para vigilar el acotado de Torozos, Mayorga y Pinares de Valladolid (27.388,25 hectáreas repartidas en 36 localidades) están todos los fines de semana sacando a personas del monte porque se han desorientado, bien porque no saben dónde tienen aparcado el vehículo, bien porque se han quedado atascadas en la arena o el barro», explica Ganado, atenta a lo que pueda ocurrir en este largo de puente de la Constitución, con varias jornadas festivas por delante para animarse a buscar setas.
Los parajes que reciben más gente en este otoño son los del entorno del monte Arenas y El Bosque de Portillo, así como los montes de La Parrilla (Ontorio y Llanillos), ya que es, junto con la zona de Montemayor de Pililla, donde más se ha localizado la producción de níscalos en esta campaña, que está resultando «más tardía y tímida». «Y además, irregular», dice García. «Es verdad que hay zonas donde cayeron más tormentas y está algo mejor, pero si te sales de ahí, el panorama es desolador», asegura el presidente de la Asociación de Micología. «Este año hemos organizado jornadas en Íscar, Mojados o Boecillo. Hemos salido con la gente a los pinares y por esas zonas no hemos encontrado ni pedos de lobo», añade.
Desde la Fundación Cesefor, vinculada con el sector forestal de la comunidad, recuerdan que, pese a todo, esta es una campaña salvable, al menos si se compara con los dos últimos años , «en los que no hubo nada de nada». «Las lluvias intermitentes y las buenas temperaturas están acompañando», aseguran, ya que no se han producido aún grandes heladas. Después de dos años catastróficos, este otoño vuelve a haber níscalos, aunque está muy lejos de las extraordinarias temporadas de 2013 o 2014. Ese año se emitieron 10.059 permisos de recolección. El año pasado, solo 266. Aún no hay cifras sobre las licencias expedidas este año, con el inicio de campaña el pasado 31 de octubre. Son así tres años seguidos sin una gran explosión de níscalos en la provincia, algo que se resiente también en la afición. «Lo notamos mucho en la venta de libros, en la asistencia a las exposiciones... Si el año es bueno, la gente responde y está implicada. Pero como venga un año malo... Yya van tres», dice García.
Micocyl elabora todas las semanas un informe sobre el terreno respecto a la producción en las distintas zonas de la comunidad. El último reporte es del 29 de noviembre y apunta a una «fructificación abundante de níscalos en las comarcas de pinares de llanura de la zona oeste y noroeste de la provincia de Segovia y en los pinares de la zona central y sureste de Valladolid». «Estas fructificaciones se han generalizado en la mayor parte de los montes, registrándose en diferentes puntos rendimientos de recolección superiores a tres kilos por hora».
En los pinares sorianos la producción es mucho más benigna, con cifras que en las mejores zonas superan los seis kilos por hora. Y, eso sí, en todos los casos ha sido una campaña tardía, ya que hasta mediados de noviembre no hubo registros de la recogida de níscalos en la provincia. Unas fechas muy retrasadas para lo habitual por estos parajes, ya que lo idóneo es que llueva en la segunda mitad de septiembre para que a finales de octubre comience a ser destacada la presencia de níscalos en los pinares.
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