Luis Piedrahita
Monologuista
Luis Piedrahita: «Un show en directo es un traje a medida para el público de esa noche»El presentador y humorista presenta hoy 'Apocalípticamente correcto' en el Teatro Carrión, un monólogo lleno de humor, magia y reflexiones sobre la libertad y el destino
Lucía San José
Valladolid
Jueves, 4 de septiembre 2025, 20:38
Entre chistes sobre leche, horóscopos y autocaravanas, Luis Piedrahita introduce una de las «grandes preguntas filosóficas de la humanidad»: ¿Somos realmente libres o nuestro destino ... está escrito en algún sitio? 'Apolípticamente correcto' integra además un gran cambio en la carrera del artista, porque ha introducido la magia en su show de este viernes 5 de septiembre en el Teatro Carrión. Aunque asegura que siempre ha sido «reacio» a este tipo de humor, promete hacer «explotar la cabeza» con un juego «increíble».
¿Cómo nació la idea de 'Apocalípticamente correcto'?
'Apocalípticamente correcto' es un monólogo rebozado con la harina fina del ingenio, el pan rallado de la ironía y un huevo de chorradas dichas una detrás de otra. La idea nació como nacen todas las ideas: un día, papá «aburrimiento» puso una semillita dentro de mamá «novedad» y, nueve meses después, nació un espectáculo muy hermoso. El motor principal que me llevó a hacer este espectáculo es que, si no lo hago yo, no lo hace nadie.
¿Qué diferencia tiene esta obra respecto a sus anteriores propuestas teatrales o monólogos?
La principal diferencia es que hay un poco de magia. Siempre he sido reacio a incluir magia en mis monólogos. Me parece que es como mezclar carne y pescado en el mismo plato. Sin embargo, dada la temática de este show, cerrarlo con un efecto mágico imposible, uno de esos que te hace explotar la cabeza, era una idea estupenda para diferenciar este espectáculo de los demás.
La obra reflexiona con humor sobre la libertad y el destino. ¿Qué relación encuentra entre ambos conceptos?
Se trata de una de las grandes preguntas filosóficas de la humanidad: ¿somos realmente libres o nuestro destino está escrito en algún sitio? Si el destino está escrito, que es lo que empezó a sospechar la gente cuando Newton descubrió esas leyes que predicen los movimientos de todas las partículas del universo, desde los proyectiles más pequeños hasta el tránsito de los planetas, si todo está escrito, entonces no existe la libertad. Y, en consecuencia, tampoco existe la responsabilidad. No eres culpable de tus errores, porque están escritos; pero tampoco merecedor de elogio por ninguno de tus méritos, porque también lo están. Y esta es una de las mandarinas diabólicas que intento pelar en este show.
¿Cómo se encuentra el equilibrio entre lo cómico y lo filosófico?
La clave es que el show sea divertido. La estructura conceptual está ahí para mí y para quien quiera verla, pero lo esencial es que esto sea un monólogo divertidísimo. Un show para todo el mundo. Un espectáculo en el que hay chistes sobre los tipos de leche que echamos en el café, las autocaravanas, el vello púbico o el horóscopo, pero detrás de esos chistes, para quien quiera verlo, hay una reflexión acerca de la condición del alma humana.
¿Cómo trabajó el guion y la puesta en escena para que la obra mantenga el ritmo?
Para este show ha sido imprescindible la ayuda de un pucelano ilustre. Sabéis perfectamente de quién hablo. Yo no me lanzo a hacer un show si J. J. Vaquero no está detrás. Vaquero es uno de los escritores de comedia más brillantes de nuestro país. Sé que estos días está liado con su macroespectáculo en el Auditorio de la Feria de Valladolid. Solo puedo decir que no os lo perdáis. Yo tengo que ir a mi show por cosas de contratos, pero si no, iría a ver el suyo. J. J. Vaquero es un gran guionista, un gran amigo y una de las personas a las que más admiro. Durante un año, más o menos, trabajamos juntos: Vaquero, Rodrigo Sopeña y yo en el texto. Durante un año le vamos dando forma al guion. Yo les voy mandando lo que escribo, ellos me mandan ideas, nos reunimos, comemos, charlamos… Y un año después hay un show como 'Apocalípticamente correcto'. Este show nace de charlas entre amigos, se cocina durante horas frente al ordenador y, finalmente, se sirve y se disfruta en los mejores teatros de España.
¿Hay elementos interactivos con el público o guiños que cambian de función en función?
Aunque no se trata de uno de esos espectáculos en los que el cómico habla constantemente con el público, yo sí que estoy atento por si sucede algo en el patio de butacas. Si sucede algo que pueda mejorar el show, no lo dejo escapar. Yo llevo un guion escrito, el mejor que he tenido hasta ahora, pero no hay que olvidar que un show en directo es un traje a medida que se hace para el público de esa noche. Si sucede algo divertido o inesperado durante la función, intento sacarle partido. En eso consisten los shows en directo. Además, hay un juego de magia increíble al final. Ya solo por eso, yo no me perdería el show.
¿Qué papel juega la sátira en esta obra?
Yo no soy un humorista reivindicativo o vinculado a la actualidad, pero sí que es cierto que a veces la sátira asoma las orejas durante el show. Hay alguna referencia velada a noticias del momento, pero son muy pocas. Me gusta hablar de las cosas que preocupan a la humanidad desde el origen de los tiempos, y no tanto de las que preocupan desde el origen de la legislatura. De eso ya habla todo el mundo. Podríamos decir que este es un espectáculo tan transgresor que, por mucho que lo intenta, no consigue ofender a nadie.
Como creador y como protagonista, ¿qué aprendizajes se lleva de 'Apocalípticamente correcto'?
He aprendido muchísimo sobre la libertad y sobre los dos motores que mueven a las personas a hacer cosas, que son el miedo y la esperanza.
¿Qué significa para usted actuar en Valladolid y, más concretamente, en el Teatro Carrión?
Es un placer, un lujo y, ya casi, una tradición. De esta tierra han salido grandísimos humoristas. No tenéis más que acercaros al Palacio de la Feria y verlos. Me encanta actuar aquí. Ojalá esta tradición se mantenga. He estrenado todos mis shows en esta ciudad. He actuado algunas veces en «El Erizo», el mítico bar de comedia que regentaba Vaquero, y siempre, después de las funciones, nos hemos ido a comer y a beber buen vino. Por eso no recuerdo nada de esta ciudad y su ambiente.
¿Le gustaría seguir apostando por este tipo de comedias o tiene pensado algún cambio de registro?
Me gustaría seguir apostando por este tipo de comedias. Es lo único que sé hacer. Solo aspiro a hacerlo un poco mejor cada año… Y que Valladolid lo vea.
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