Cómo estudiar anatomía hace un siglo con gafas de realidad virtual o modelos de cera

Son distintas y también más modernas. «Está un poco inclinada porque en uno de los extremos tiene un agujero que funciona como desagüe y debajo se colocaba un cubo», explica. Así era hace un siglo, ahora existe un sistema de tubos que hace más fácil esta función. Y el avance en el estudio del cuerpo humano se puede apreciar en la mayoría de las piezas que protagonizan la exposición, que se utilizaban hace un siglo y que ahora han sido sustituidas por el avance del paso del tiempo. Las primeras que lo constatan son unas gafas de realidad virtual de hace cien años que permiten ver dos fotografías en tres dimensiones. «La calibración se hace acercando o alejando la imagen hasta que se amolda a la vista y se observa en relieve. Las fotografías están tomadas con un ángulo diferente que a simple vista es imperceptible». Todo esto ahora también se puede hacer con gafas, pero los modelos son virtuales. Hace un siglo eran visores estereoscópicos.

Hay otros aspectos que no cambian tanto en su forma, como una caja instrumental de disección fabricada en madera y metal, pero sí su contenido. «Los mangos podían ser también de ébano y hay piezas de marfil. Ahora se ha cambiado a la madera e incluso al plástico, o hay instrumentos que son de un solo uso». Todo avanza, también para los alumnos. De los cuadernos a los portátiles. La exposición hace acopio de los antiguos apuntes de los estudiantes de Medicina, que se presentan con portadas dibujadas a mano o confeccionadas con recortes.

Una de ellas, un cuaderno de miología que lleva la firma de Emilio Zapatero, catedrático de microbiología, autor de un tratado de su especialidad y fundador de la Agrupación Musical Universitaria, entre otras muchas cosas. Una de las libretas abiertas muestra la letra de un estudiante junto con un dibujo de los músculos del cuello y la mandíbula. Todo a mano, ahora sustituido. Eso no significa que los alumnos no atiendan en clase, ni mucho menos. «Los alumnos copian las lecciones y eso permite retener», explica el profesor.

«Sucede lo mismo con las diapositivas -la exposición cuenta con varias, fabricadas en cristal- que ahora se han sustituido por las diapositivas de un Power Point». Y, en cierta forma, las pizarras también. Reflejo de ello es un óleo didáctico realizado en 1920 por Elias González Manso, que muestra la anatomía de la pierna y el pie. Las pizarras no eran virtuales, aunque sí portátiles, fabricadas en madera y que se podrían plegar para su transporte. «Los profesores mandaban a los alumnos pintar los modelos que se iban a ver al día siguiente en clase, se transportaban allí, se llegaba a clase, se abría y se explicaba», relata Francisco Pastor.

Se podía hacer eso o también servirse de modelos de cera. «La joya de la corona». Francisco Pastor se refiere a una pieza confeccionada en cera y hueso, del taller francés de Vasseur-Tramond. Cuando no existían tantas donaciones de cadáveres a las facultades de Medicina se utilizaban esculturas hiperrealistas que permitían mostrar a los alumnos la disposición de las distintas partes del cuerpo humano. «El modelo se hacía a la vez que la disección y es de un detalle exacto».

El paso del tiempo se observa no solo en los objetos, modelos y en los cuadernos de los propios estudiantes, también se constata en otros aspectos como son las orlas de graduación. Para la exposición se han recuperado dos de las más antiguas y donde solo aparece una mujer entre decenas de estudiantes y docentes. «Ahora se ha dado la vuelta a la situación y en torno al 70% del alumnado en Medicina son mujeres», apunta Francisco Pastor. La muestra va más atrás y también expone el «grado de licenciado» de la primera mujer que se licenció en Valladolid. Luisa Domingo García, quien terminó en 1896. Son algunas de las piezas que se han seleccionado de las muchas que se exponen en la facultad de Medicina de la UVA, la primera universidad española en tener permiso para diseccionar cuerpos humanos en 1550. «Esto no es ni una pequeña parte de todo el patrimonio que existe».

La exposición se nutre de piezas que provienen de la colección del Museo Anatómico y del departamento de antomía de la UVA y ha sido confeccionada de forma conjunta con alumnos y profesores de los grados de Medicina, Historia del Arte, Historia y Educación. Cada uno ha aportado un aspecto a la muestra, desde la elaboración de una línea del tiempo, la documentación sobre las técnicas utilizadas en la confección de los modelos o su divulgación. La muestra se inauguró el pasado 5 de junio, estará disponible en el Museo de la Universidad de Valladolid, en el edificio Rector Tejerina, hasta el 5 de septiembre. Hasta el 22 de junio, el horario es de lunes a viernes de 11:00 a 14:00 y de 17:30 a 20:30 horas, del 23 de junio al cierre de la exposición de lunes a viernes de 11:00 a 14:00 horas, mientras que permanecerá cerrado desde el 1 de agosto y hasta el 17 del mismo mes.