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Sandra Rojas ayuda a una clienta en la tienda. Gabriel Villamil

Emprender en pandemia y en un pueblo

Sandra de Rojas Gutiérrez fue maquilladora de moda en las pasarelas del mundo, trabajo que ha cambiado por una tienda-bar en el medio rural reabierta ayer en plena crisis sanitaria

Patricia González

Domingo, 7 de junio 2020, 09:09

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Con 16 años formó parte de una orquesta con la que recorrió parte de la geografía nacional y en las fiestas patronales de multitud de pueblos puso voz a las canciones del verano. Años después, tras establecerse en Bilbao y Madrid, desarrolló una carrera sólida en el mundo de la moda, en la que recorrió las mejores pasarelas del mundo (como la de Milán) con pinceles y brochas en mano, maquillando a las mejores maniquíes del momento. El ritmo agotador de las grandes ciudades y la añoranza de una vida tranquila en una pequeña localidad fueron el detonante para que la joven vallisoletana Sandra de Rojas Gutiérrez, de 31 años, regresara a sus raíces y decidiera emprender una nueva vida.

«Soy de Serrada y siempre me gustó vivir en un pueblo, ya que la calidad de vida es mucho mejor que en las grandes ciudades», asegura Sandra, que desde ayer es la nueva gerente de la tienda-bar de Ventosa de la Cuesta, localidad de más de un centenar de residentes que provistos con mascarillas y gel hidroalcohólico, recuperaron parte de su rutina habitual al acudir al establecimiento con los mejores deseos de éxito para esta nueva hostelera.

Sandra Rojas despacha el pan a un cliente en la parte del bar. G. Villamil

Y es que, después de varios meses cerrado y tras el fallecimiento durante la cuarentena de la anterior gestora del establecimiento, el único bar del municipio reabrió gracias a la iniciativa emprendedora de Sandra, que a pesar ser la primera vez que se pone al frente de un bar –«jamás estuve detrás de una barra, por lo que los proveedores me están enseñando poco a poco a tirar cañas, abrir botellas de vino y hacer cafés»–, cuenta con las ganas y el empuje suficiente para generar vida y ocio en este pequeño pueblo que le recibió con los brazos abiertos. En poco más de dos semanas la vida de Sandra y su familia, su novio Israel Román García y su pequeña de un año, ha iniciado un nuevo capítulo.

Durante los últimos seis meses junto a una amiga regentó un quiosco de prensa en el municipio de Matapozuelos, pero con la llegada del estado de alarma y la covid-19, además de echar la persiana tuvo que renunciar a su negocio. «No nos daba suficiente para mantener dos sueldos», comenta la joven, que en ese momento tomó la decisión de dejarlo.

Sandra Rojas y su pareja, Israel Román, en su negocio. G. Villamil

Poco más de dos semanas es el tiempo que ha estado parada, ya que «me llamó la alcaldesa y me ofreció llevar el bar y la tienda». Este ofrecimiento no ha sido el primero, ya que hace un año también la alcaldesa habló con ella para ofrecerle gestionar el bar y la tienda del pueblo, «pero entonces decidí no hacerlo». «Es algo que a día de hoy me arrepiento, pero bueno… Ahora estoy aquí en una nueva etapa y con muchas ganas de hacerlo lo mejor posible», agrega. Al estar dada de alta en el régimen especial de trabajadores autónomos «todo ha sido más rápido, lo único que hemos tenido que hacer es pegar un buen lavado de cara al negocio», afirma.

En esta tarea, Sandra ha contado con la ayuda de su pareja, que ayer comentaba que «estoy seguro de que todo irá bien, ya que Sandra tiene muchas ganas y mucha ilusión por trabajar y ofrecer el mejor de los servicios a los vecinos». Tal es así que, durante los dos largos meses de confinamiento y mucho antes de saber que al final regentaría el único negocio de Ventosa de la Cuesta, «cuando iba a Matapozuelos muchos de los vecinos me pedían el pan y yo compraba las barras. Somos un pueblo muy solidario», asegura.

Esta solidaridad es la que recibió ayer Sandra cuando muchos vecinos decidieron hacer las primeras compras en su negocio. Este fue el caso del medinense Andrés Gómez, que todos los fines de semana los pasa en Ventosa, ya que sus suegros son de allí. «Me parece muy bien que gente joven decida instalarse en los pueblos y formar su familia y trabajar para llenar la España vaciada», señalaba. Este mismo sentir es el que mostraba la alcaldesa de la localidad, María Luisa Escalante, días antes de la apertura. «Estamos muy contentos, ya que es gente joven con ganas de trabajar», aseguró la regidora, que explicó que la tienda del pueblo está integrada en el programa de desarrollo económico impulsado por la Diputación de Valladolid de comercio rural mínimo.

Inaugurada en 2019

«La tienda está muy bien y además es nueva, ya que se inauguró el pasado año por lo que el complemento del bar y tienda es perfecto para una localidad como la nuestra», aseguró Escalante, que a primera hora de la mañana de ayer hizo sus primeras compras en el establecimiento de Sandra.

Por el momento, durante los próximos doce meses esta joven liderará la barra y las góndolas en las que los productos básicos de primera necesidad y no perecederos alivian a los vecinos en sus recados habituales, ya que la tienda «es pequeña pero tiene lo necesario». «Y si algún cliente quiere carne o pescado y me lo encarga, yo puedo ir a cualquier pueblo de la zona y comprarlo para que lo tengan sin necesidad de trasladarse», agrega.

En el horizonte de Sandra, además de facilitar las cosas a sus clientes, también está la ampliación del local con la adecuación del patio (terreno de titularidad municipal) «para hacer una gran terraza, a la que podría venir algún grupo de música para hacer conciertos, por lo que espero que podamos pasar de fase lo antes posible para ir dando forma a estos proyectos que tengo en mente». Mientras tanto, Ventosa de la Cuesta y sus vecinos ya pueden disfrutar de cafés, cañas y de los tradicionales vermús que cada domingo, después de misa, llenan el local. Eso sí, «con todas las medidas de seguridad necesarias, ya que lo más importante es mantener el pueblo sin casos de coronavirus».

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