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El magistrado Emilio Vega, titular del Juzgado de Violencia contra la mujer y decano de los jueces, es quien se ocupa de trasladar a ... la realidad de las sedes vallisoletanas el plan de desescalada judicialdel Gobierno, que desde ayer entró en la segunda fase. Considera que cierta normalización no llegará hasta otoño y que a partir el próximo 4 de junio, fecha en la que se levantará la suspensión de los plazos procesales, «será cuando empecemos a vislumbrar si, tal y como creemos, se produce una avalancha de asuntos».
–En la práctica, ¿que va a suponer esta segunda fase en el objetivo de desatascar todo el trabajo suspendido desde que se declaró el estado de alarma?
–Pues que se incorpora el 60% del personal en los turnos presenciales. Pero hasta que no se levanten los plazos procesales el 4 de junio, poco vamos a avanzar en que progresen los asuntos. Hasta el momento solo se han resuelto los urgentes y los relacionados con la covid. En la fase tres ya se incorporará el 100% de la plantilla, pero ese cambio de fase no sabemos si se producirá a la semana que viene o cuándo. De momento, la única certeza que tenemos es que no se puede trabajar con normalidad porque, por mucho que los jueces quieran, no se pueden celebrar juicios al mismo ritmo que antes, sencillamente porque no se pueden utilizar las once salas ni tampoco señalar a destajo en un día como se hacía antes, porque no se pueden juntar 300 o 400 personas en el vestíbulo de los juzgados y que se contagien. Tiene que transcurrir más tiempo entre juicio y juicio para higienizar las salas y ordenar los flujos de gente. Además están las vacaciones por medio, aunque en agosto se hayan habilitado 20 días. Así que hasta septiembre u octubre no entraremos en una normalización.
–El próximo 4 de junio es el punto de inflexión en el plan de desescalada judicial.
–Sí, que se levanten los plazos procesales lo está esperando todo el mundo, tanto el personal de la Administración de Justicia como los operadores jurídicos, abogados y procuradores. A partir de junio se va a ir viendo si realmente entra la avalancha de demandas y asuntos que se cree. De momento los trámites llegan hasta un punto y se paran. Los jueces sí podemos poner sentencias y autos, pero los recursos se quedan en el aire hasta que puedan presentarse.
–¿Cómo se han reorganizado los espacios de los juzgados en esta segunda fase?
–Siempre que no haya muchas partes, se utilizarán las salas de vistas para celebrar juicios. Por eso los señalamientos se tienen que calibrar muy bien. Los jueces lo que están haciendo ahora es aquilatar mucho las agendas para ver qué juicios se pueden celebrar presencialmente, cuáles pueden ser telemáticos y cuáles, sencillamente, no se podrán celebrar porque no se puede garantizar las distancias de seguridad. La redistribución de las salas de vistas que se ha hecho en Angustias es que de once se van a utilizar siete, las más grandes, y solo podrán acceder al edificio las personas que tengan juicio o con cita previa. En Nicolás Salmerón se utilizarán tres salas y en lo contencioso administrativo, solo dos de las tres. Esta limitación de espacios significa que los juicios prácticamente se van a reducir a la mitad de los que se venían celebrando, porque en las salas no solo se van a realizar vistas, sino que otras comparecencias y mucho trabajo que antes se hacía en los despachos se va a hacer en las salas para garantizar la seguridad sanitaria. El acceso a las oficinas será restringido, como en otras Administraciones. Tendremos que acostumbrarnos a la cita previa.
–¿Y los juicios telemáticos?
–Se han celebrado algunos por videollamada, pero el sistema que se va a utilizar mediante una sala de vistas virtual no está todavía instalado. Es una incógnita. Intentaremos hacer telemático todo lo que sea viable, pero hay jurisdicciones donde es más difícil, como en la jurisdicción penal. Además, hay tareas judiciales donde no es viable el teletrabajo.
-Otra medida es que se señalarán vistas por la tarde.
–Sí, se señalará por la tarde para evitar que se señale tan poco. Pero, por mucho que sea mañana y tarde, no se señalará el doble. Si antes un juzgado celebraba ocho juicios al día, ahora serán tres o cuatro, porque de lo contrario no se podrá controlar el flujo de personas. Si en septiembre nos dicen que no es necesaria la distancia social, entonces se podrán usar todas las salas y plantearse pedir refuerzos pero ahora, ¿de qué sirve pedir más jueces si los que estamos no disponemos de salas suficientes?
-¿Qué opina de que se baraje la creación de un juzgado especial para casos covid?
-Con la experiencia de los juzgados únicos de cláusulas suelo, que el tapón está ahí, soy más partidario de repartir que de centralizar los casos.
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