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Diego Velicia imparte clases y cursos de terapia en el Centro de Orientación Familiar Diocesano de Valladolid. Henar Sastre
Coronavirus en Valladolid. Diego Velicia: «Saber frenar una discusión es una de las artes más útiles en la pareja»

Diego Velicia: «Saber frenar una discusión es una de las artes más útiles en la pareja»

El psicólogo y terapeuta ofrece a través de las redes redes sociales estrategias para mejorar la relación de las parejas durante el encierro doméstico

Jesús Bombín

Valladolid

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Jueves, 14 de mayo 2020, 06:59

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«Las discusiones suelen acabar peor de lo que empiezan. La única manera de evitarlo es frenar la disputa sin bloquearla, sostener la conversación sin subir la escalera de los agravios que termina en distanciamiento. Los frenos que suelen ayudar son: reconocer la parte de razón del otro, mostrar aprecio pese a las diferencias, calmarse uno mismo y expresar los propios sentimientos». A lo largo de treinta días Diego Velicia, psicólogo y terapeuta, ha colgado en redes sociales reflexiones como esta con el propósito de ofrecer herramientas y técnicas para aliviar tensiones en la convivencia de las parejas durante el periodo de encerramiento casero más severo. En su 'Diario para parejas confinadas' ha volcado su experiencia de trabajo en el Centro de Orientación Familiar Diocesano de Valladolid, una entidad fundada en 2009 que atiende a cientos de parejas «católicas, musulmanas, evangélicas, creyentes y no creyentes, con situaciones muy diferentes y en busca de ayuda para mejorar su relación», expone Diego Velicia, laico y casado con tres hijos. Sus pautas se han amplificado estos días por redes sociales y en el portal www.cofdiocesano.org.

–¿Espera un alud de separaciones y de parejas en conflicto tras el confinamiento?

–Es un fenómeno que se ha registrado en otros países, pero será un poco difícil saber si ha sido debido al encierro. Es evidente que en las parejas que llegaron tocadas al confinamiento ha habido un agravamiento con las situaciones de estrés que se están viviendo, la incertidumbre laboral, los problemas de salud y la propia convivencia, de la cual ha sido muy difícil escapar. También se da la realidad contraria, parejas que llegaban debilitadas y en esta situación de crisis se han unido más.

–¿Qué estrategia aconseja para evitar una disputa doméstica?

–El principal conflicto que suele darse –dejando a un lado los casos más extremos de violencia, que no son los más habituales– tiene que ver con la forma de regular los momentos de tensión. Saber frenar una discusión es una de las artes más difíciles de aprender y de las más útiles en pareja. Reconocer la parte de razón del otro, expresar que tu interés por él no disminuye pese a las diferencias, calmarse (tomando distancia, respirando hondo...) y expresar tus sentimientos. Ser capaz de realizar estas cuatro fases ayuda a frenar ese conflicto, si bien su eficacia depende del estado previo de la relación.

–¿Cómo deriva un conflicto de pareja en malos tratos?

–El maltrato es la punta del iceberg de un menosprecio previo. Detrás del acto físico o verbal del maltrato hay un acto mental en el cual juzgo que el otro no merece la pena, no está a mi altura. Aunque no siempre ese pensamiento desemboca en malos tratos, suele ir acompañado de desprecio: no vales, no sirves, en el fondo soy yo el que tira del carro... Una señal de alerta tiene que ver con este tipo de pensamientos que a veces se expresan de forma muy sutil.

–¿Por qué funcionan las familias que, como dice usted, funcionan?

–Muchas veces en nuestro trabajo ponemos la atención en qué es lo que falla, qué hace que la gente se separe, pero una de las cosas que he descubierto es que tan importante como hacer que lo malo en la pareja vaya a menos es ser capaces de que lo bueno que hay en nuestra relación vaya a más. Hacer crecer el amor. Esa percepción hace que uno se alegre de que el otro esté en su vida.

–Su 'Diario para parejas confinadas' tiene vocación de ser una especie de ITV familiar.

–Al igual que mejoramos aspectos profesionales a través de cursos de formación, algo parecido pretendemos con esta especie de revisión del estado de las relaciones familiares. No se trata de ir a llevar un coche al taller porque tiene una avería, sino de revisar aspectos de la vida familiar con algunas reflexiones y la posibilidad de dialogar con otras parejas. Con ejercicios, aportando nuestra experiencia, hemos creado pequeños espacios en el centro para ofrecer a las parejas un tiempo para sentarse y hablar sobre ellas, aunque no tengan grandes dificultades.

–¿Cuál es el mayor riesgo para la convivencia familiar?

–El más universal, no el más grave, es entender que el amor no hay que hacerlo crecer. Hoy vemos claro que lo que no crece va a menos. De la idea de que no hay que trabajar el amor, que no hay que cultivarlo, se derivan muchas otras cosas que hacen que no haya colchón ante las caídas, que las hay en el camino y son muy duras, y hacen que uno tenga pocas ganas de acercarse al otro.

–¿Significa esa reflexión que el amor no viene de serie?

–Lo que viene de serie es el deseo de amar y ser amado. Luego todo eso está influido por nuestra vida, la familia en la que nacemos, la cultura, las experiencias que vamos teniendo....

–Defiende que cultivar la admiración es uno de los elementos que protegen la relación.

–La admiración es el aprecio. Cuando uno se enamora idealiza al otro atribuyéndole cualidades que no tiene o agrandándolas. La admiración se contrapone a la idealización porque no ignora los defectos, es capaz de percibir mas allá de ellos las cualidades del otro.

–¿La falta de esperanza en que el otro cambie aboca al fracaso?

–He visto salir adelante a matrimonios con grandes dificultades, por ejemplo, tras sup erar una infidelidad, y tener una vida de pareja satisfactoria; y he visto otros que se enfrentan a dificultades pequeñas, como organizar las tareas domésticas, y acaban rompiendo. La cuestión tiene que ver con cómo aprendo a manejar los defectos del otro de la mejor forma posible, y cómo aprendemos a hacer juntos y a cambiar aquellas cosas mías que son obstáculo para la vida en común.

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