Valladolid
El derrumbe de dos casas molineras en Delicias acaba con un foco de okupaciónLa Policía Municipal desaloja a los inquilinos ilegales de San José de Calasanz con Delicias ante el riesgo de colapso
Los vecinos de la confluencia de la calle Delicias con San José de Calasanz respiran desde la noche del domingo más tranquilos. Hasta ese punto ... se movilizó la Policía Municipal para desalojar dos casas molineras ante el inminente riesgo de colapso de los dos inmuebles. Precintaron todo el perímetro y con esa acción se cerró la historia de okupación que atesoraban los dos bloques desde hace más de dos años. Estaban declarados en ruina.
La desokupación, sin incidentes, a pesar de que la Policía veló para que nadie entrara en la noche del domingo, ha estado precedida por las primeras labores de derrumbe de las dos casas molineras. Así que a primera hora de este lunes, una excavadora y varios operarios se afanaban en el exterior antes de centrarse en los ruinosos habitáculos los próximos días. Porque se estima que ese terreno sea ya un solar en una semana, aproximadamente. Siempre y cuando no se encuentren con ninguna sorpresa.

Y en esas primeras horas de trabajos se ha acercado hasta la que era su residencia ilegal uno de los jóvenes que frecuentaba esos espacios. Tras preguntar a uno de los encargados, este ha accedido hasta el interior y en un carro de la compra ha sacado alguno de los enseres que aún guardaba en el interior. Del mismo, desde la distancia, se veía una televisión y varias bolsas, además de un patinete eléctrico con el que llegó y que aupó sobre la cesta de la compra con ruedas. Sin más dilación, ha apuntado que lo llevará todo a «la casa de mi mujer».
Eran los objetos rescatados entre un mar de basura, que ahora se entremezcla con tierra movida. Dos casas en las que existían enganches de luz ilegales, según relataban los curiosos vecinos que este lunes se asomaban a las obras, y en las que veían cómo las personas entraban y salían sin problemas hasta este domingo. «Y a todas las horas», proseguían mientras se congratulaban de ver maquinaria pesada en la zona.
La okupación de las dos casas ha conllevado también un sinfín de sucesos que obligaron a la Policía y Bomberos a trasladarse cada pocos días al mismo punto. El más reciente, el catalogado como el más grave por los inquilinos cercanos, tuvo lugar a finales de abril de este año. En terreno ilegal, dos de esos okupas se enzarzaron a golpes, si bien ninguno de los implicados llegó a presentar denuncia. La acción violenta derivó en un incendio que fue sofocado por el Servicio de Extinción de Incendios en lo que fue el enésimo susto para los residentes en la zona.
Por esas fechas, los vecinos ya auguraban el final que se ha presenciado este lunes. Apuntaban que el tejado estaba a punto de colapsar y, al parecer, la lluvia de estos meses no ha hecho otra cosa que dañar más la infraestructura. Un tejado, por cierto, que cuenta en una de sus zonas con placas de uralita, por lo que su retirada se convertirá en una contemplada labor más tediosa para los operarios.
El continuo reguero de sucesos era la tónica habitual en la esquina de Delicias con San José de Calasanz durante los dos últimos años. Ante esa coyuntura, comunidades de propietarios de vecinos del entorno alertaron al Ayuntamiento de la realidad que veían desde sus balcones con continuos escritos, atendidos recientemente a tenor de la rápida tramitación.
«Sabemos que uno de los terrenos es de la constructora del Grupo Parrado, pero el otro debe ser de, tal vez, cuatro o cinco propietarios tras una herencia. Tenemos constancia de que Parrado quiso comprar la otra parte, pero nunca fructificó. De haber salido adelante, era un buen cuadrado para levantar algo, pero...», se lamentaban.

Precisamente, según apuntan fuentes municipales ha sido la mencionada constructora la que ha intervenido ante ese riesgo de colapso. Ahora, desde el área de Urbanismo confían en que esos metros cuadrados, que estarán limpios de cualquier infraestructura en los próximos días, no se conviertan en un solar en la zona.
Por su parte, los vecinos esperan impacientes a tener noticias de que deparará ese terreno después de que den por finalizado el foco de okupación con el que han vivido recientemente.

Y a la vuelta de la esquina, otra casa okupada
En plenas obras de derrumbe y mientras los vecinos se alegraban de ver a operarios en la esquina de las calles de Delicias con San José de Calasanz, los mismos se preguntaban si iban a hacer lo mismo a escasos metros de ahí. En plena conversación entre los residentes de la zona, estos señalaban a unos escasos metros. Concretamente al número 54 de San José de Calasanz. «¿Has visto que han tirado la ventana tapiada?», le preguntaba un viandante a otro. Le respondía que sí para señalar que constantemente ve a personas saltar al interior por lo que hace años era hueco traslucido. Y en efecto, el número 54 de la citada vía vuelve a ser una vivienda okupada. Desde el exterior, si uno asoma la cabeza, puede ver un colchón rodeado de basura en una de sus habitaciones. Minutos después una persona accede al inmueble y echa una cortina para que desde la calle no vea nada del interior. Una nueva casa okupada, si bien a tenor de su estado no presenta un riesgo de colapso inminente.
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