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Consternación por la muerte de Ana María, una mujer solitaria y «muy cantarina»Llevaba la persiana de su bajo, la que da hacia la calle Pérez Galdós, «varios días» bajada. No pasó desapercibido para casi nadie, ya que ... la ventana está ubicada justo junto a la puerta de acceso al bloque. Pero más allá de una fugaz extrañeza inicial, los residentes en el número 32 de la citada vía no lo dieron «más importancia», como coinciden. Porque Ana María, la mujer de 53 años que este miércoles fue hallada muerta en su vivienda, apenas se dejaba ver, ni por la calle ni por las zonas comunes. «Es una pena, pobrecilla, tan joven...», lamentaba este jueves por la mañana, sin despegar la vista del bloque, una mujer de avanzada edad que conocía a la víctima desde «hace muchísimo».
Un accidente cerebrovascular hace ya más de una década frenó en seco su vida. «Daba clases de psicomotricidad a mayores, se la veía contenta, pero le pasó eso y tuvo que dejarlo», apuntaba otra mujer, también residente en la zona, al tiempo que puntualizaba que en las escasas ocasiones que se la cruzaba se ayudaba de una muleta.
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Ana María, según sus vecinos, «salía poco de casa», pero siempre que lo hacía se esforzaba por dibujar una sonrisa en su rostro. En ese piso, donde vivía sola, estaba desde hacía unos veinte años, tal y como estimaban sus vecinos, pero sus familiares y amigos estaban constantemente pendiente de ella. De hecho, un día antes del fatal desenlace llamaron a su puerta, aunque sin obtener una respuesta.
Sin embargo, si por algo recordarán a Ana María tanto en el número 32 de la calle Pérez Galdós como en el edificio colindante es por «lo cantarina que era». Escuchaban sus cánticos y tarareos en el portal y también en el obrador contiguo a su vivienda. «Estaba todo el rato cantando, era muy cantarina», señalaba otra joven vecina. «No la conocía, lo único que sabía de ella es que la escuchaba cantar desde la tienda», añadían desde el despacho de confitería y repostería.
«Era amable; no se relacionaba mucho y casi no salía de casa, pero siempre saludaba», insistían sus vecinos, que se mostraron «consternados» por un suceso que a media tarde del miércoles alteró la tranquilidad que caracteriza a la calle Pérez Galdós.
La presencia de varios coches de Policía y de la furgoneta del servicio forense causó un gran revuelo en las inmediaciones. Pasadas las 18:30 horas se procedió al levantamiento del cadáver. El cuerpo sin vida de Ana María, que al parecer llevaba varios días muerta (varios vecinos aseguraban que se percibía desde hacía días un fuerte olor en el portal), no presentaba signos de violencia y fue trasladado al anatómico forense para determinar las causas y el momento en el que se produjo el fallecimiento.
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