Bares y restaurantes de Valladolid en los que comer por 10 euros o menos

El menú del día sigue siendo una institución que consigue sentar a la mesa a numerosos vallisoletanos y turistas que hacen un alto en su jornada para disfrutar de un plato casero y a buen precio. Esta oferta gastronómica que podemos encontrar en cientos de locales de nuestra geografía tiene su origen en 1964 y fue Franco quien la instauró. Promulgó una ley que obligaba a todos los restaurantes a ofrecer un menú diario que incluyese entremeses, un primero con sopa o crema, un plato de carne, pescado o huevos con guarnición de segundo, un postre de fruta, dulce o queso y un cuarto de litro de vino del país, sangría, cerveza o agua. Todo a un módico precio económico y con opciones que incluyesen los platos más 'typical spanish', que eran los preferidos por los turistas. Lo que se buscaba era un turismo barato y a gran escala que llenara hoteles, bares y restaurantes. Una oferta que hoy sigue estando muy extendida y cuyo precio varía entre los 12 y los 15 euros, según cada local. Sin embargo, en Valladolid todavía quedan algunos (pocos) bares y restaurantes en los que es posible comer un menú por menos de 10 euros. Negocios hosteleros en los que la filosofía que prima es el 'más por menos' y que prefieren 'muchos pocos' que 'pocos muchos'. En el Norte nos hemos propuesto buscar esos restaurantes que llevan las tres 'B' por bandera y que son aptos para el bolsillo medio.

En la calle del Arca Real encontramos el Bar Gredos. Un clásico de la hostelería vallisoletana con 34 años de trayectoria, los 5 últimos en esta ubicación. Lo regentan José Antonio de la Fuente, su mujer Yolanda y su tía Mari Carmen. Su éxito radica en ofrecer una amplia oferta con opciones para los diferentes momentos del día. Dan de comer muy rico y por solo 6,90 euros. Cada día ofrecen 6 primeros y 6 segundos, pan, postre y bebida. «Todo ha subido, pero el secreto de nuestro precio es que este es un bar familiar. Lo llevamos entre los tres y ahorramos en sueldos», dice José Antonio, hijo de los fundadores del bar y quien lleva trabajando en la hostelería desde los 14 años. «Cada mes cambiamos el menú. Hoy, por ejemplo, de primero tenemos alubias blancas, ensalada mixta, macarrones con tomate, sopa de verduras y brazo de patata. Los postres son caseros y tenemos arroz con leche, mousse de limón, tarta de manzana y tarta de queso», dice de memoria. «La mayoría de los clientes son del barrio. Muchos son trabajadores o personas mayores que viven solas. En cambio, por la noche, trabajamos más las hamburguesas, sándwiches y platos combinados y en ese horario la mayoría de los que vienen son jóvenes. No conozco otros establecimientos con los precios que tengo yo. A pesar de que todo está subiendo de momento no me planteo subírselo a mis clientes», dice este hostelero.

Otra buena opción para comer bien y barato es acudir a los edificios administrativos. Buen ejemplo de ello es la Cafetería de Usos Múltiples, en la Plaza del Milenio, donde encontramos un menú del día por 7,10 euros. Mario Ramos es su gerente. «De primero solemos tener un guiso y de segundo carne o pescado. Lo que más gusta a la gente es el cocido que preparamos los miércoles», afirma. «La subida de los precios y materias primas la estamos capeando como podemos, buscando otras opciones y proveedores más baratos. Como damos servicio a un centro administrativo no podemos subir los precios como queramos. Hasta finales de año 2021 lo teníamos a 7 euros. Lo hemos subido tan solo 10 céntimos. Damos unos 30 menús diarios, la mayoría a trabajadores de Usos Múltiples, pero también gente que viene a hacer gestiones o que viven en los alrededores. Tenemos abierto desde las 07:30 a 17:00 horas», informa Mario.

Otra buena y barata opción es comer en Donde Tito, en la calle Cerrada. Este establecimiento lo abrieron hace seis años José Vergara y su mujer Tito. Y en lugar ofrecer un menú del día a sus clientes les ofrecen un plato del día por tan solo 3,5 euros incluyendo el pan. «Nos parecía mejor opción hacerlo así porque no obligábamos a nadie a tener que comer dos platos. De todas maneras, si alguien quiere dos puede pedirlos y, aún así, sigue siendo muy barato», explica José. «Hoy tenemos patatas con bacalao y un guiso de garbanzos con calamares y gambas y siempre tenemos alguna opción vegetariana. Todo casero. La bebida no va incluida. Lo teníamos a 3 euros y a principios de año, con el encarecimiento de la luz y del género, lo hemos aumentado a 3,5 euros. Entre nuestros clientes hay muchos universitarios, trabajadores y también muchos mayores del barrio para quienes un solo plato es suficiente para comer bien. Nuestra repostería es casera y nuestras croquetas quitan el hipo», añade este hostelero.

En el Polígono San Cristóbal, en la calle Cobalto, encontramos otro establecimiento con una excelente relación calidad-precio y un gran trato al cliente. El Cafetín de Cobalto, cuyo menú del día cuesta 9,50 euros e incluye la bebida, el pan y el café. Su propietario es Jorge García, un peruano afincado en Valladolid que tiene que ingeniárselas para mantener esos precios tan competitivos. «Puedo dar estos precios porque yo soy uno de los trabajadores y hago muchísimas horas. Junto con mis empleados he formado una gran familia y eso también hace mucho. Tal y como están las cosas me toca pelear los precios con mis proveedores para seguir ofreciendo un buen servicio a los trabajadores del Polígono. Me queda poco beneficio, entre 50 y 80 céntimos por menú. Pero mi ganancia está en la cantidad, ya que la gente nos conoce y nos elige. Damos entre 90 y 100 comidas diarias», dice Jorge. Otra de sus especialidades es la tortilla de patata. Vende entre 50 y 60 unidades diarias y los viernes hasta 130. «Olga es la encargada de cocinar. Es el alma del restaurante y su especialidad es el cocido, la paella, y a veces también hacemos platos peruanos», prosigue.

10 euros justos es lo que cuesta el menú en La Taberna Nachete, en el Camino de la Esperanza. Un negocio que abrió Mari Luz Sánchez en plena pandemia y que, con su buen servicio y excelentes precios, se ha abierto un hueco en el mercado. Su comedor, aunque pequeño, siempre está lleno. Sus clientes van buscando su menú del día, que incluye tres primeros, tres segundos, postre y bebida. «Los jueves ponemos cocido completo. Hoy tenemos callos con garbanzos, guisantes con jamón y huevo escalfado y espaguetis con bacon y nata. De segundo, pechugas de pollo, canelones y secreto ibérico», cuenta esta hostelera. «Cuando abrí puse este precio y de momento no pienso subirlo porque me interesa que la gente se vaya contenta. Con las subidas de las materias primas quizá pueda tener unas pequeñas pérdidas pero lo asumo. También ofrecemos buenas tapas y raciones y atendemos con amabilidad», invita Mari Luz.