El colectivo 'Déjame ser feliz' de Valladolid atiende en el último año 200 llamadas por acoso escolar
La Cúpula del Milenio acoge varios talleres y actividades lúdicas con motivo del Día Internacional contra el Acoso Escolar
rUBÉN V. JUSTO
Viernes, 3 de mayo 2019, 13:25
'Déjame ser feliz' es el nombre de una asociación sin ánimo de lucro que intenta frenar el acoso escolar. Una realidad tabú, que, según el colectivo, configuró el día a día de al menos 200 familias vallisoletanas que buscaron su consejo a través de llamadas telefónicas. El organismo trató de visibilizar esta realidad con múltiples actividades en la Cúpula del Milenio con motivo del Día Internacional contra el Acoso Escolar .
La mañana fue momento para efectuar talleres de defensa personal, de prevención de 'bullying' y 'ciberbullyng' y para debatir sobre el acoso en las redes sociales. La tarde la protagonizaron talleres de malabares, pintacaras, bailes y espectáculos de magia.
En torno a las 18:30 horas, los pitidos de un centenar de motos rompieron en mitad de los talleres infantiles. Cien pilotos desempolvaron su chaqueta de cuero y partieron hacia la capital desde las provincias limítrofes para oponerse a esta lacra social.
Al acto también acudió la concejala de Educación, Infancia e Igualdad, Victoria Soto, quien propuso «establecer nuevos protocolos de actuación». La edil apunta que resulta necesario formar a profesorado, familias y alumnos para detectar nuevos episodios y para tratarlos adecuadamente.
Pasado doloroso
Marta Cortés, la fundadora de 'Déjame ser feliz', rememora la historia de la organización, que cumple un año. Un pasado cercano y doloroso en el que su hija sufrió violencia y en el que, consecuentemente, adoleció tres años de atención psicológica, una constante situación de miedo y una tibia rota.
«Me tiré todo un sábado llorando y cuando me levanté el domingo siguiente decidí fundar todo esto», recuerda. «Mi hija tiene Transtorno de Déficit de Atención (TDH), ahí comenzó el acoso», interpreta. «Llegaron a amenazarla de muerte y tuvimos que pedir un traslado de colegio por seguridad».
Para Marta Cortés, el acoso se efectúa de distintas formas. El primer maltrato es psicológico y le continúa el físico. Aunque, «lo peor son las redes sociales». Con el desarrollo de Internet, el maltrato se expande más allá de lo presencial, se multiplica y se difunde como un contenido viral. Para Marta es «un tema tabú porque la gente teme represalias». Según puntualiza, quiénes omiten o ignoran la realidad son igual de responsables que los agresores.