Valladolid

Cincuenta años del evento que impulsó la lucha contra el alcoholismo

«Fue el embrión de algo que se mantiene. Que sigue vivo y no solo eso, sino que ha crecido con los años. Entonces, fue un hito en la historia psicosocial, un cambio en la forma de abordar un problema de salud pública como es el uso abusivo de bebida alcohólicas en todas las edades y en ambos sexos. Un problema en primera línea del interés público», explica, Marquínez, quien fue una de las personas encargadas de apoyar al equipo directivo que organizó este congreso en Valladolid. No solo eso, pues también participó de forma activa en el mismo y participando en algunas de las ponencias que se organizaron, como recogen las crónicas de El Norte de aquel entonces. «El doctor Marquínez, asesor médico, hizo un análisis del Congreso, citando las metas alcanzadas y las que podían haberse conseguido. Entre otras importantes dijo, que en los aspectos positivos había que citar la convivencia alcanzada y la madurez de la Asociación, que debe reflejarse en el crecimiento cuantitavivo de la institución», se recoge en la hemeroteca.

Uno de los puntos más importantes que se produjeron en los días en que se desarrolló el evento fue la creación de la Federación Nacional de Alcohólicos Rehabilitados (FARE), un tema que se trató durante la segunda jornada del Congreso. «El nacimiento de este nuevo organismo trae consigo la unificación de todos los grupos, asociaciones y entidades que hasta ahora funcionaban aislados. Solamente quedó por determinar la ubicación de su domicilio de la federación, que ha quedado constituida y elaborados sus estatutos». Otro de los puntos importantes que se trataron hace medio siglo fue la reclamación de acabar con la publicidad de bebidas alcohólicas, especialmente en televisión -entonces los ingresos en los distintos medios por la publicidad superaron las 2.300 millones de pesetas-, así como la necesidad de crear un Ministerio de Sanidad y un Centro Nacional de Investigaciones Alcohólicas. «El problema sigue muy parecido, no habrían cambiado los mensajes. Es una problemática donde, si no hay prevención no hay nada que hablar. Se debe integrar todo, a todos los niveles, desde lo social, lo político hasta lo personal», apunta Marquínez. Hace cincuenta años también se reclamó al Ministerio de Trabajo que los alcohólicos «sean considerados enfermos y, por tanto, incluidos en la Seguridad Social», apuntaba la crónica de El Norte.

Ahora, medio siglo después, ARVA mantiene su labor social en Valladolid, centrada en la autoayuda y en la experiencia de los propios rehabilitados, que guían a las personas que se acercan a la asociación para dejar la bebida. «Por primera vez se reconoció la importancia del movimiento asociativo, aprovechar el impulso para unir a un grupo de personas para que entre ellas se ayuden, a través de terapias continuas con varios individuos. De ahí viene la importancia de ARVA, la autoayuda para superar la adicción. Continuamos desde entonces con este método irremplazable para la rehabilitación», explica el presidente de la asociación, José Ramón Díaz.

En las conclusiones del congreso se recogieron siete puntos, donde se destaca hacer patente que el alcoholismo «no es un vicio sino una enfermedad», que la sociedad debe aumentar el número de centros asistenciales para el tratamiento o que el alcoholismo no tiene sexo. «Sigue siendo una droga legal, que cualquier persona puede tomar y que, si lo hace durante el tiempo suficiente, se hace dependiente de esta. Era y es importante integrar los servicios sanitarios, sociolaborales y familiares», agrega Marquínez. Algunos de los datos que se aportadon durante las conferencias fue que el índice del alcoholismo existente en la industria española era del 35%, con una edad media de entre 31 y 46 años. Medio siglo después, la asociación mantiene vivas algunas de sus demandas. «Nuestro problema es económico y de falta de visibilidad para hablar de una enfermedad que causa tantas muertes al año en todo el mundo -2,6 millones según la OMS-», denuncia su presidente.

«Es única en su género. Se fundó con personas que habían estado en el servicio de psiquiatría donde trabajaba, recogimos historias de personas que habían sido tratadas en el departamento por otros colegas y lo pasamos a nivel de asociación. Hace poco repasé el pasado y me acordé de ellos. Veo que siguen haciendo una labor encomiable», añade por su parte Marquínez, uno de los protagonistas de ese III Congreso que medio siglo después se ha convertido en un evento que impulsó la lucha contra el alcoholismo en Valladolid y en España.