Las carreteras de Valladolid suman 40 puntos peligrosos de sufrir un accidente por drogas y alcohol
Un informe de la DGT sitúa a la ronda este y los accesos a Rioseco como las vías con más siniestros donde sus conductores dieron positivo
Hasta cuatro puntos negros, casi encadenados, uno detrás de otro, acumula la ronda este (VA-20), la circunvalación de Valladolid, señalada por la Dirección General ... de Tráfico (DGT) como la carretera de la provincia donde se concentra un mayor número de accidentes en los que se vieron implicados conductores que dieron positivo en las pruebas por alcohol y drogas. Son el cruce de esta ronda con la carretera de Soria, la intersección con el camino de Hornillos, pasada la conexión con Las Flores y en el viaducto cercano al cementerio. Cuatro tramos en una sola carretera, que forman parte de los cuarenta puntos del viario vallisoletano que han sido etiquetados como «peligrosos» en el informe RiskMent, financiado por la DGT.
El estudio, a partir de datos de 2018, ha analizado todos los siniestros de tráfico, ha determinado si había alcohol o drogas consignados en los atestados y, además, ha valorado otros factores (longitud y trazado de los tramos, cercanía de locales de ocio, perfil de los viajeros) para, con estos datos, destacar 3.200 puntos de las carreteras españolas y cifrar en ellos su nivel de «peligrosidad», con un riesgo «medio o alto» de sufrir accidentes (con alcohol y drogas de por medio) en 760. En Valladolid son cuarenta localizaciones. De ellas, 27 se encuentran en carreteras secundarias o convencionales.
Y en trece, la peligrosidad es alta. Además de estos cuatro tramos de la VA-20, destacan dos puntos en Medina de Rioseco (en los accesos de la VP-5504 hacia Villaesper, y en la VA-913, en el cruce con la travesía que atraviesa la localidad). Otros puntos calificados de alto riesgo son el acceso a Bolaños de Campos (de la VP-5505), la carretera VP-140 a la altura de Castronuevo de Esgueva o dos tramos de la VA-524 en Tordehumos.
Agapito Bravo, alcalde de esta localidad, recuerda que la conservación de la calzada no ayuda. «Hace ya años que hemos solicitado la ampliación de la carretera, que se ensanche, porque el estado no es bueno. Ya hay un proyecto y estamos a la espera de que se adjudique la obra. Hace poco pregunté a Fomento y me dijeron que, de momento, no había presupuesto para esta obra», asegura Bravo. El estado «deplorable», subraya, influye a la hora de definir la peligrosidad de una vía.
Lo mismo indica Fernando Esteban, regidor de Cogeces del Monte, localidad que registra otro punto rojo en la VA-210. «Es un tramo complicado de curvas, sobre todo una vez pasado Santibáñez. No está mal de asfalto, pero últimamente ha habido muchos accidentes por animales en la carretera: corzos, jabalíes, muflones. Raro es el día en el que no hay un golpe. Si vas a 80 por hora, con cuidado, hay menos problema porque te da tiempo a reaccionar. Pero si el conductor ha bebido, entonces ya es más complicado», comenta Esteban. Porque el consumo de drogas y alcohol incrementa las posibilidades de sufrir un accidente al volante. Y ese informe del centro de investigación Crimina (de la Universidad Miguel Hernández de Elche) apunta a esos lugares en los que es más probable que estas sustancias afecten a la siniestralidad.
La memoria más reciente del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, publicada a finales de julio, consigna que el 45,5% de los conductores fallecidos en España en 2019 por un accidente de tráfico cuyo cadáver se sometió a análisis forense dieron positivo en el análisis toxicológico (254 sobre un total de 558 en todo el país). El 96,1% eran hombres. El 61,8% dieron positivo en alcohol (y de ellos, cuatro de cada cinco con una tasa superior a 1,20 gramos por litro de sangre: lo que equivale a cuatro cubatas, intoxicación severa). El 44,1%m en drogas (en 46 casos hubo la mezcla de ambas sustancias, sobre todo alcohol y cocaína, alcohol y cannabis) y el 27,2% en psicofármarcos (especialmente, benzodiacepinas y antidepresivos). En 6 de los 254 casos se dio la combinación explosiva de los tres casos (alcohol, drogas y psicofármacos).
La red viaria de Castilla y León, entre las peor conservadas
Los baches, socavones, firmes agrietados y pavimentos en mal estado son cada vez más habituales (afecta a uno de cada diez kilómetros) debido al «retroceso» que, en materia de conservación y mantenimiento, han sufrido las carreteras de la región durante el último año. La Asociación Española de la Carretera (entidad sin ánimo de lucro creada en 1949) publicó el pasado 28 de julio la actualización de un informe que analiza las necesidades de inversión en la red viaria de todo el país y concluye que las calzadas de Castilla y León están entre las que presentan un peor estado. «Deficiente», según una escala que otorga a la comunidad un valor de 123 (hace tres años era de 132) y que fija la media nacional en 131. Solo Navarra, Asturias, La Rioja y Aragón tienen carreteras en peor estado que Castilla y León, aunque dos de estas regiones (La Rioja y Asturias) han mejorado la conservación de sus firmes desde 2017. En Castilla y León se ha empeorado por encima de la media. Las comunidades que rozan el «aceptable» son Extremadura y el País Vasco.
La auditoría concluye que el país arrastra un déficil acumulado total de 7.008 millones de euros en la renovación de firmes (son 1.194 millones en la región) y de otros 455 millones que serían necesarios para mejorar la señalización vertical, horizontal y las barreras metálicas. En este último apartado, Castilla y León acumula la cifra más alta en necesidades (76,4 millones, sobre todo en barreras de seguridad), seguida de Andalucía (65). Las dos son las comunidades con más extensión. De acuerdo con los autores del informe (que se elabora y actualiza desde 1985), la crisis de 2008 provocó un claro retroceso de inversiones, por lo que las infraestructuras quedaron «abandonadas a su suerte» con «reiterados recortes y ajustes presupuestarios», asegura Juan Francisco Lazcano Acebo, presidente de Asociación Española de la Carretera.
Los positivos por drogas, según este informe, crecen de forma continuada desde el año 2014. Y estas cifras son relevantes ya que, como concluye el estudio del Ministerio de Justicia, «si comparamos estos datos con la prevalencia del consumo de alcohol y drogas en la población general, podemos advertir el gran impacto que tiene el consumo en la siniestralidad vial, ya que la prevalencia del consumo de drogas en el grupo de conductores fallecidos incrementa por encima del 30%. Los análisis en Castilla y León se efectuaron a 77 fallecidos en accidente de tráfico, la tercera cifra más alta por detrás de Andalucía (242) y Madrid (103).
Conducir bajo los efectos de alcohol es la segunda causa más habitual (después del exceso de velocidad) para la retirada de puntos del carné. Conducir con una tasa de entre 0,25 y 0,50 miligramos por litro de aire expirado supone una sanción de 500 euros y cuatro puntos (mil euros y seis puntos en caso de reincidencia o positivo por drogas). Por encima de esa tasa en alcohol es considerado delito contra la seguridad vial (con una pena de prisión de tres a seis meses y la retirada del carné de conducir entre uno a cuatro años).
En Valladolid capital, la Policía Local intervino el año pasado en 398 ocasiones por conductores que conducían ebrios. De esos 398 partes (fueron 455 en 2018), hubo 74 vinculados con accidentes, otros 192 con infracciones y 132 se destaparon en controles preventivos. Además, los agentes detectaron en la capital a 98 personas que conducían bajo los efectos de las drogas. El año anterior fueron 117 y dos años atrás, 69. De esas 98 personas, 64 dieron positivo en cannabis, seguido de 41 en cocaína, veinte en anfetaminas, doce en metanfetaminas y ocho en opiáceos.
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La presidenta de Stop Accidentes en Valladolid, Gloria García, insiste en que el principal motivo de lucha de su colectivo es «erradicar» el alcohol y las drogas en la carretera. «La mayoría de las víctimas de nuestra asociación están vinculadas con accidentes provocados por estas sustancias», explica García, quien reclama más dureza en las penas. «Las multas, la retirada de puntos, las campañas de concienciación, la educación... todo eso suma y está muy bien, pero hay que dar un paso más», asegura. Stop Accidentes propone que la Dirección General de Tráfico obligue a que los conductores que ya han sido sancionados por conducir borrachos instalen en sus vehículos un etilómetro que les obligue a soplar antes de arrancar el coche. «Algunos automóviles de alta gama ya lo llevan de serie. Nosotros pedimos que se obligue a quienes son reincidentes a llevar un dispositivo así en su coche. Hay determinadas personas para las que no sirve la sensibilización y esta podría ser una medida», dice García.
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