Los cámpines reabren en Valladolid con el desafío de atraer este verano a sus turistas extranjeros

Los tres grandes cámpines de la provincia (suman 1.229 plazas de alojamiento) se preparan para una temporada incierta. «El optimismo no nos lo quita nadie, pero hay que reconocer que a estas alturas, la cosa está achuchada», asegura Eduardo Gutiérrez, gerente de El Astral (cerca de 150 parcelas, 525 plazas en Tordesillas). Las instalaciones reabrieron el 29 de mayo, con los primeros campistas alojados en fin de semana. Hay parte del personal (diez personas en plantilla)que todavía está en ERTE, porque no se ha recuperado, claro, la actividad al cien por cien. En las mejores semanas del verano, hay hasta 27 empleados.

«A lo mejor este año es complicado. Dependerá de si al final se puede usar la piscina con todo su aforo completo, si no hay restricciones de uso de instalaciones, si se abren las fronteras de una vez», dice Gutiérrez. En su caso, el 70% de la clientela es extranjera. Con mayoría de británicos. «El 95% de los viajeros del Reino Unido han anulado sus reservas. Y los que llegan de otros países están pendientes. Mientras que otros destinos turísticos ya han anunciado qué harán este verano, el Gobierno todavía no ha aclarado nada aquí», lamenta Gutiérrez.

Durante estos días, son habituales las llamadas para preguntar qué ocurrirá este verano. «Y algunos sí que reservan. Nosotros ya tenemos varias del extranjero para agosto. Lo que estamos haciendo, para darles más seguridad, es no pedir pago adelantado, sino que el desembolso lo hagan comp leto a la llegada», indica Desirée Pérez, gerente del campingCubillas. En su caso (120 parcelas, 400 personas de aforo) recuperaron la actividad el 25 de mayo. «Durante estas primeras semanas, al no haber movimientos entre provincias, la clientela es básicamente de Valladolid. Grupos de amigos que se acercan los fines de semana o algunas de las setenta familias que están aquí afincadas, que suelen venir todo el año, y que acondicionan ahora la parcela», cuenta Pérez. También han hospedado caravanas de irlandeses, de camino hacia su país.

Cuando el Gobierno decretó el 14 de marzo el estado de alarma, se prohibió la apertura al público de los cámpines y los aparcamientos de caravanas. Sí que se permitía atender durante doce días más a aquellas personas que estuvieran allí alojadas, hasta que pudieran regresar a sus hogares. «Nosotros no tuvimos ninguna persona en ese caso. Suele ser más habitual en los camping del sur, donde hay holandeses o franceses que pasan buena parte del invierno», dice Gutiérrez. Sí que es más normal ese hospedaje puntual en los caminos de vuelta.

El campin Riberduero, en Peñafiel, retomó su actividad el 1 de junio, con su aforo limitado en esta primera parte a un tercio de ocupación, el bar solo con atención de terraza y servicio a domicilio... La temporada aquí había comenzado el 1 de marzo. Apenas duraron diez días. El miércoles 11, antes del estado de alarma, ya decidieron cerrar. «No esperamos a que lo ordenaran. Veíamos cómo se estaba poniendo la situación y decidimos no abrir más», cuenta Belén Cristóbal, propietaria gerente de un complejo con parcelas y once bungalows que, en total, suman, 218 plazas. «Entre semana no hay gran actividad. Ahora se nota un poco más los fines de semana, con familias de Valladolid. Esperamos que a partir del día 21, cuando se pueda viajar entre provincias, empiece a llegar gente, sobre todo de Madrid». Pero el gran desafío está en lo que ocurra con la apertura de fronteras y la llegada de los turistas extranjeros. Los últimos datos del INE, dicen que la pasada campaña llegaron 20.860 viajeros a los camping de la provincia. De ellos, 14.886 procedentes de otros países. Destacan los procedentes de Francia (4.880), seguidos de Países Bajos (2.758), Reino Unido (2.715), Alemania (1.728), Portugal(877), Bélgica (585) e Irlanda (247).

Los complejos se preparan ya para su atención. Abrirán piscinas, pero con zonas delimitadas en el césped. También habrá protocolos de seguridad en los baños y zonas comunes. «Lo bueno de este tipo de turismo es que es al aire libre, las parcelas son amplias y la distancia de seguridad es mucho mayor de la recomendada», dice Gutiérrez. El éxito de la campaña dependerá también de la desescalada en la oferta turística de las comarcas donde se ubican:sobre todo la vinculada con las bodegas y el enoturismo.