Blázquez anima a «no mirar hacia otro lado» en la crisis de los refugiados
El presidente de la Conferencia Episcopal critica las «políticas cicateras» y reclama «acogida y acompañamiento»
El cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, levantó este domingo la voz –el día en el que la Iglesia celebró la jornada mundial del inmigrante y refugiado– contra las políticas migratorias que «en algunos países, incluido el nuestro, han respondido de forma cicatera» ante una situación «que se ha intensificado tanto en los últimos años» y que afecta a millones de personas que «si quieren conservar la vida, si quieren salvar a su familia, necesitan salir de su patria para iniciar un camino inhóspito en busca de un lugar en el que ser acogidos».
Blázquez animó «a abrir las puertas, no solo las físicas, sino también del corazón» para acoger a todas aquellas personas que llegan de «lugares que se han hecho peligrosos para sus propios hijos».
El máximo responsable de laIglesia católica en España acudió este domingo a la parroquia de Santo Toribio –«un ejemplo para la diócesis del trabajo con inmigrantes y refugiados», dijo– para lanzar un mensaje de acogida y criticar esas posiciones que, también desde la política, «no ofrecen socialidad, sino rechazo».
«Ese rechazo puede llevar a la creación de guetos, una escisión peligrosa que, afortunadamente, no se produce en nuestra sociedad», dijo Blázquez, quien apostó por ese «trabajo de acogida, acompañamiento y caridad cristiana» que desemboque en una «hospitalidad laboral y social».
«No podemos mirar para otro lado, hay que mirar a los ojos, hay que acoger y no rechazar a aquellas personas que salen de sus países buscando legítimamente un horizonte distinto. Y no hay que mirar al otro con sospecha», apuntó el arzobispo, quien añadió que aquellas personas que vienen de fuera «se sentirán mucho más arropadas y acogidas cuanto más entren en la forma de vida del propio pueblo de acogida».
Blázquez defendió este mensaje, crítico con la respuesta que el Gobierno y las autoridades europeas han dado a la crisis migratoria vivida en los dos últimos años. El acuerdo comunitario de acoger a 160.000 refugiados ha alcanzado a solo 28.000 personas. España es uno de los países que más ha incumplido la cuota asignada (apenas dos mil, de los 17.337 refugiados a los que se había comprometido). En Valladolid, 140 (con las últimas cifras disponibles).
Ante esta situación, Blázquez reclamó «acogida y no solo roce, también integración» por parte de una sociedad, la española, «que ha migrado mucho». «Tenemos que conseguir que los que han venido de lejos se sientan cerca», apuntó Blázquez ante los fieles de una parroquia, la de Santo Toribio, que se ha convertido en ejemplo diocesano de la atención a las personas inmigrantes. Su párroco, Antonio Verdugo, recordó que Delicias es un barrio «plural y multicultural».
En el entorno de Caamaño-Las Viudas, donde está inserta la iglesia, residen 1.303 personas llegadas de otros países, sobre un total de 15.050 vecinos, lo que supone el 8,6% de la población (cuando la media de la ciudad está en el 4,3%). Uno de cada diez empadronados extranjeros de la ciudad (1.303 sobre 13.162) vive en esta zona. «Esta es una parroquia abierta que intenta ofrecer respuestas ante un sistema económico injusto que impone la ley del más fuerte y que afecta, sobre todo, a los niños y los jóvenes». Santo Toribio ofrece cursos y talleres de acompañamiento educativo y formativo a personas en riesgo de exclusión.