El asfalto llegará este verano a la última vía de tierra del barrio vallisoletano de La Rubia
Los vecinos de la calle Geria, que ni siquiera luce su nombre en la entrada, reciben el correo como si vivieran en Doctor Moreno
No resulta fácil encontrar la calle Geria. Y eso que el Ayuntamiento la incluyó en el callejero oficial de la capital hace siete años. ... Tampoco los vecinos de esta pequeña vía, que se encuentra en pleno corazón de La Rubia, son muy amigos de una denominación que ni siquiera cuenta con un cartel al uso que la confirme en la entrada. Tanto es así que las dos familias afincadas en las dos viviendas situadas en lo que físicamente es un callejón, aunque oficialmente esté bautizada como calle, tampoco reciben el correo con la dirección real que deberían lucir en los números de sus puertas (1 y 2 de la calle Geria), en las que puede observarse los números 19 y 19D. Una numeración que se antoja exagerada para una callejuela de tierra, la última del barrio y presumiblemente también la última existente en el núcleo urbano de la ciudad, que cuenta con dos casas en sus apenas 24 metros de longitud hasta el cruce con la calle Doctor Moreno. Allí, por no haber, ni siquiera ha llegado al asfalto para unos residentes que construyeron sus viviendas hace más de medio siglo.
Esta situación, un tanto atípica para una calle situada en pleno corazón de La Rubia, rodeada de pisos y servicios construidos hace lustros, cambiará en las próximas semanas. El Ayuntamiento ha incluido este verano, en el marco de su campaña de urbanización y asfaltado de decenas de calles, este rinconcito olvidado, en buena medida por la particularidad del propio callejón, cuyas viviendas lucen a día de hoy la numeración que les correspondería de encontrarse en la calle Doctor Moreno. De ahí la numeración del 19 para la vivienda de dos plantas situada a la entrada y de 19D, para la casa molinera de enfrente. «La D», según apuntan Miguel y Elvira, un matrimonio afincado allí desde hace casi sesenta años, «es por derecha, ya que la primera casa está a la izquierda –la del número 19– y los carteros se confundían con la mía».
Inversión de 40.000 euros
Ni ellos ni los vecinos de enfrente, también de «toda la vida», sabían que este mismo verano dirán adiós al atípico camino de tierra que conducían a las puertas de sus hogares desde mediados del lejano siglo XX. El Ayuntamiento prevé asfaltar y mejorar el saneamiento de la calle Geria, que así se llama, a partir de las última quincena de agosto. Unas obras sencillas, si se tienen en cuenta las reducidas dimensiones del vial, de 24 metros de largo por 4 de ancho, que costarán poco más de 40.000 euros. Cuando concluyan, quizás, la entrada de este callejón luzca por fin una placa oficial con su denominación (Geria) y las dos familias que allí viven pasen a colocar los número 1 y 2, como correspondería, en sus casas.
Pero, ¿cómo se posible que está calle haya permanecido sin asfaltar durante más de medio siglo? Pues la respuesta hay que buscarla en la particular situación legal de la misma. «En un principio se trataba de un callejón privado, aunque, en teoría, de uso público hasta que el Ayuntamiento decidió bautizarla como calle Geria hace más de siete años, cuando llegaron a colocar la placa –en la fachada de la vivienda de dos plantas– y nos ofrecieron asfaltarla», recuerda Miguel. Pero el vecino de enfrente, al parecer, no quiso y llegó a retirar en varias ocasiones la placa –hasta cuatro recuerdan los testigos–. «Hablamos de asfaltarla nosotros mismos, pero no hubo manera y ahora parece que por fin va a llegar el asfalto a la puerta de nuestras casas», suspiran aliviados Miguel y Elvira. Y también José, el hijo del vecino de enfrente, quien reconoce que «su padre también está de acuerdo» ahora con la intervención municipal en la calle Geria. «Es bueno para todos y ganaremos mucho si la conviertan en peatonal e impiden que los coches puedan aparcar aquí dentro», coinciden en señalar Miguel y José. Sus familias se asentaron en este rinconcito de La Rubia cuando «aquí no había prácticamente nada». Hoy viven en casas con patios, inusuales en la ciudad, rodeados de pisos. Ahora disfrutarán, por fin, de una calle asfaltada y a buen seguro peatonal.
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