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Una nave de Tafisa, en la que los arquitectos valoran la estructura ligera del complejo y el lucernario.

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Una nave de Tafisa, en la que los arquitectos valoran la estructura ligera del complejo y el lucernario. EL NORTE

Los arquitectos distinguen la fábrica de Tafisa por su valor patrimonial

El Coava coloca una placa Docomomo en la instalación fabril por mantener durante 70 años el uso adaptándose a los cambios sin perder «estética y funcionalidad» en dos naves y un edificio

Jesús Bombín

Valladolid

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Lunes, 5 de octubre 2020, 14:18

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El Colegio de Arquitectos de Valladolid ha distinguido al complejo industrial de Tafisa con una placa Docomomo por conservar su carácter y uso originales durante 70 años, a pesar de la falta de protección patrimonial y de las trasformaciones que han sufrido a lo largo del tiempo las instalaciones del complejo fabril de tableros de madera.

El empleo de técnicas constructivas innovadoras combinando estética y funcionalidad le han valido el reconocimiento a dos naves y al edificio de oficinas de esta industria. Su configuración ofrece «el destilado de una cultura arquitectónica de la época en la que el proyecto de Antonio Vallejo y Santiago de la Fuente introdujo un ramillete de innovaciones haciéndose eco de las influencias exteriores de entonces y de los grandes profesionales españoles que emergían en aquel momento», destacó el arquitecto José María Jové, durante el acto en el que se ha colocado la placa.

Desde 1990 la Fundación Docomomo promueve el estudio de la arquitectura moderna (1925-1975) con el propósito de lograr su reconocimento como parte de la cultura del siglo XX. A esta iniciativa se sumó el Colegio de Arquitectos de Valladolid en 212 con la primera distinción otorgada al Colegio Apostólico de los Padres Dominicos (1952-1957), de Miguel Fisac.

El concejal de Planeamiento Urbanístico y Vivienda, Manuel Saravia, fue el encargado de descubrir la placa colocada en el edificio de oficinas de Tafisa, actualmente bajo la denominación Sonae Arauco (firma de capital portugués y chileno) y en la que trabajan 150 personas, buena parte de la plantilla nietos e hijos de los obreros que trabajaron en la fábrica primigenia. «Al patrimonio industrial no se le suele reconocer el valor y el reconocimiento que merece, y en este caso el edificio se ha conservado porque fue muy bien concebido y ha dado mucho juego, hay que dar la enhorabuena a quienes lo hicieron, lo han conservado y ahora lo reconocen», apuntó el también arquitecto.

Cuentan en la actualidad con la distinción de la placa Docomomo el Mercado Central de Abstos de Valladolid, (1931-1936), de Juan A. Aguiló Villahermosa y Ángel Valdés Martínez (calles Cigüeña y Tórtola), el Matadero Municipal (1931-1936), de Alberto Colomina y Botí (actual LAVA); las Escuelas Graduadas (1932-1950), de Joaquín Muro Antón (Colegio público San Fernando); El Colegio de San Agustín (1959-1961), de Cecilio Sánchez Robles, El Colegio Internado Sagrada Familia (1963-1967), de Antonio Vallejo Álvarez, Antonio Vallejo Acevedo y Fernando Ramírez; el Hogar Nacional Sindicalista del barrio de las Delicias (1937), de Jesús Carrasco Muñoz, y el Cinema Roxy, de Ramón Pérez Lozana (1932).

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