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La llegada de estudiantes extranjeros a la Universidad de Valladolid se articula en torno a dos momentos. El primero es septiembre, cuando arriban los que ... van a realizar el primer cuatrimestre o el curso completo. El segundo es febrero, cuando se suman los erasmus que van a vivir aquí el segundo cuatrimestre. Lo habitual es que las cifras arrojen un saldo global de en torno a 900 estudiantes entre ambos periodos, con algunos menos en febrero que en septiembre.
En este curso académico, sin embargo, algo ha sucedido. «De los 750 alumnos que recibimos el año pasado [entre erasmus, convenios y visitantes], este curso hemos llegado a los 918», explica la vicerrectora de Internacionalización, Paloma Castro. Son nominaciones, es decir, que la cifra final puede variar algo, aunque desde Relaciones Internacionales confirman que la tendencia «es al alza». Se aprecia en las pequeñas cosas, como los convenios firmados con otras instituciones. Así, donde el Banco de Santander concedía 25 becas para alumnos extranjeros que quisieran cursar un máster en la UVA, ahora otorga 30 –se han cubierto 29, uno se ha caído–; en la Fundación Carolina también se han incrementado de 4 a 6, y en el programa con Marruecos se han apuntado 4 alumnos para máster completo...
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En definitiva, que el récord de estudiantes extranjeros está al caer. No solo eso. Según las cifras de la propia Universidad de Valladolid, el año que más alumnos de fuera se recibieron se rondaron los mil, con picos que nunca llegaron a 1.100. Este curso se confía en rebasar esa barrera, pero además con el añadido de que el incremento se está produciendo, poco a poco, en alumnos que quieren cursar un máster completo, por ejemplo, y no solo en programas erasmus, más limitados en el tiempo.
«La gente está contenta», explican desde Relaciones Internacionales, y eso lo corroboran las encuestas que se realizan a los estudiantes extranjeros. «Están satisfechos con la oferta, con la atención, el hecho de poder tener un estudiante mentor que los oriente, actividades sociales, programas de intercambio lingüístico, les ofrecemos alojamiento a todos...».
Y un factor clave. Cada vez hay más docencia en inglés.
Hace apenas cuatro años, la Universidad de Valladolid estrenaba un semestre internacional en Ingenierías Industriales. Costó varios intentos y convencer a los docentes de que eran capaces de impartir sus enseñanzas en otro idioma, algo que conlleva un esfuerzo pedagógico añadido. Una de sus promotoras entonces, Isabel Sánchez Báscones, vaticinaba en una entrevista con El Norte: «Si el número de estudiantes crece, podrían duplicarse los semestres». Aquel augurio de la profesora de Industriales, ya fallecida, se ha cumplido de manera fehaciente. La Facultad de Comercio siguió sus pasos y también se sumaron Ingeniería Forestal, en el campus de Palencia, y la Facultad de Educación en Valladolid. El máster en Gestión Forestal Basada en Ciencia de Datos –también de Agrarias enPalencia– completa la oferta que muestra en su web el servicio de Relaciones Internacionales de la UVA.
paloma castro, vicerrectora de internacionalización
Un crecimiento exponencial que, sin embargo, se va a quedar pequeño frente a lo que se avecina. Porque parece haber cundido el convencimiento de que este tipo de enseñanzas en otros idiomas, generalmente en inglés, permiten acceder a unos estudiantes extranjeros que en muchas ocasiones recelan de estudiar en Valladolid por el temor a cursar las asignaturas en español.
El impulso viene dado por una vuelta de tuerca al concepto de semestre internacional, hasta ahora unos cursos especialmente diseñados para estudiantes extranjeros. «Estaban enfocados al estudiante que viene de fuera y nos parecía enriquecedor que nuestros estudiantes propios formaran parte de esas clases. Lo que estamos haciendo es que las asignaturas que formaban parte de esos semestres se vinculen a los grados o al máster. De esa forma ya pueden acudir también estudiantes españoles que quieran cursar una asignatura en inglés», explica la vicerrectora de Internacionalización. Esto ya ocurre, ya que ayer mismo se aprobó la modificación en el semestre internacional de Comercio en el Consejo de Gobierno. Se han introducido asignaturas que forman parte del plan de estudios del grado y de ese modo se puede matricular cualquier alumno.
De entrada ya hay un nuevo semestre internacional, esta vez en la Facultad de Ciencias y en el grado de Física. Pero no será el último. «Otro va a salir en Ingeniería de Telecomunicaciones y otro más en Derecho. Y en Segovia tienen idea de crear otro. En un año hemos doblado y estoy segura de que los vamos a incrementar mucho en tres ó cuatro años», vaticina Paloma Castro.
En el caso de algunos de estos semestres ya existentes empieza a ser necesario establecer un límite de estudiantes, un 'numeros clausus' inesperado cuando comenzó aquel semestre internacional pionero que recibió a una decena de estudiantes. «Tener la opción de recibir clases en idioma extranjero es muy atractivo para el estudiante de fuera», asevera Castro.
paloma castro, vicerrectora de internacionalización
En este incremento casi exponencial de la oferta de estudios en inglés tiene una importancia capital la actitud del profesorado. Por eso, antes de lanzarse a una ampliación 'manu militari', el departamento de Relaciones Internacionales estudió la situación de partida en los diferentes grados. Cuál era el nivel de inglés de los docentes, qué tipo de formación añadida necesitaban para poder impartir docencia y realizar las debidas adaptaciones metodológicas... Y, por supuesto, intentar incentivar la participación de unos profesores que, en ocasiones, viven saturados tras años de recortes y de un crecimiento tremendo de la burocracia en el ámbito universitario. «El profesorado de la UVA conoce idiomas y hay un número elevado de profesores que se pueden embarcar en esta aventura porque saben inglés, que se está convirtiendo en el lenguaje académico. Es una lengua franca y cada vez hay más docentes que saben inglés. El propio entorno internacional te pide que hables e inglés para comunicar tu investigación», explica Castro.
Y es que la crisis ha tenido derivadas curiosas.Por ejemplo, ha obligado a los investigadores a buscar financiación a través de proyectos europeos, ya que en España el pozo de la financiación estaba seco. Esos proyectos incluyen el inglés como lengua vehicular, puesto que fomentan que se formen grupos de trabajo de diferentes países y ligados a alguna empresa relevante o institución que vaya a aplicar los resultados de las investigaciones.
Otro asunto era cómo convencer a los profesores de que invirtieran más tiempo cuando no había posibilidad de ofrecer una gran recompensa a este esfuerzo. En este caso se ha optado por el reconocimiento de créditos. «Somos conscientes de que supone muchísimo trabajo y el objetivo es crear un ambiente de trabajo que sea lo más favorable posible pra todos», anticipa Paloma Castro. «Al profesor se le reconoce con un crédito y medio más. En lugar de ser un crédito es un crédito y medio. Son medidas que pueden animar al profesorado. Se les da cursos de formación lingüística y metodológica y que puedan realizar cursos de idiomas en otros países», señala. Acciones que se realizan en coordinación con los vicerrectores de Profesorado y Ordenación Académica.
Aumentar la docencia en inglés tendría, a medio plazo, repercusión en la necesidad de aumentar las contrataciones. Aunque según las previsiones, la UVA está en disposición de poder afrontar ese incremento. «Hemos hecho un estudio y hemos visto en las unidades docentes qué número de profesores pueden participar en esta iniciativa y cuánto puede costar en términos de nuevas contrataciones,y vemos que es factible. La idea es ir haciéndolo poco a poco. Queremos que nuestros grados tengan docencia bilingüe, que el estudiante de la UVA pueda cursar una asignatura en inglés si quiere. Y eso supone desdobles de grupos, por ejemplo, en algunos casos. Pero no supone necesidades de contratación muy fuertes a corto plazo», insiste la vicerrectora, en vista de que este proceso, pese al acelerón importante en apenas cuatro años, será paulatino.
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