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La AEMET registra unos valores seis grados por encima de la media en noviembreEn los primeros días de noviembre se ha normalizado ver en los diferentes termómetros que se encuentran repartidos por la ciudad hasta 20 grados en ... las horas centrales del día. Unas cifras anómalas que según señala la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) se encuentran seis grados por encima de la media.
Se trata de una situación de estabilidad que registró 26,5 grados el 1 de octubre y 20,2 el primer día de noviembre, dibujando una dorsal en niveles medios que bloquea la llegada de frentes atlánticos y, por tanto, con cielos poco nubosos o despejados. Tanto es así que en los primeros cinco días de noviembre se ha registrado una media de temperaturas máximas de 19,7 grados, 5,4 grados más respecto a las máximas del año pasado (14,3), es más, la media diaria, incluyendo la mínima, de estos primeros cinco días ha registrado 14,8 grados, superando así, por medio grado, las máximas de hace un año.
Una situación que, señalan desde la AEMET, se prolongará durante los próximos días, aunque con una ligera disminución de las temperaturas. Se espera que a partir del sábado los termómetros muestren unos valores máximos próximos a los 16 grados «enmarcados en lo que la meteorología popular cita como 'el veranillo de San Martín', cuya festividad es el próximo 11 de noviembre. Hasta entonces, jueves y viernes están previstas unas máximas de 21 y 20 grados respectivamente, unos valores muy alejados de los registrados hace un año, cuando el mercurio no superó los 11,8 grados y 12,2 grados los días 7 y 8 de noviembre.
Unas altas temperaturas que afectan de diferente manera al sector servicios. Por ejemplo, la hostelería encuentra un pequeño beneficio, ya que las temperaturas invitan a la gente a pasear, a salir a la calle, «a tomarse una 'cervecita' en una terraza», algo que si estuviera lloviendo no se produciría porque quizá optarían «por tomársela en casa o no tomarla directamente», explica Jaime Fernández, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Valladolid. Fernández, no encuentra mucha relación entre la buena temperatura y el bullicio en las terrazas. Estas dependen más, según explica, de la época del año, y ahora después de fiestas y comienzo de colegios, las familias cuentan con menos recursos, por lo que señala que es normal que baje el consumo en estas fechas. Añade que sí es cierto que con las buenas temperaturas se favorece el turismo y la llegada de visitantes, especialmente durante los fines de semana, algo que puede hacer aumentar el consumo en bares y restaurantes.
Fernández explica que los hosteleros «no ponen velas para que haga bueno» y entiende que quizá estas altas temperaturas, que «no suponen triplicar ventas», puedan afectar a otros sectores. «Si hace bueno la gente sale, puede aumentar algo la clientela, pero desde luego no de manera significativa», incide Fernández.
César Garrote de la cafetería Lion d'Or explica que se está viviendo un otoño inusual, donde lo normal en Valladolid es no tener terraza. Aunque se trata de una «situación imposible de prever, porque el tiempo es muy cambiante, lo que hace que a la larga no suponga un cambio significativo». Respecto al consumo, Garrote si indica que lo que se ve es que la gente «disfruta más de la terraza y la alarga durante más tiempo».
En el otro lado de la moneda se encuentra el comercio de proximidad, los pequeños negocios de barrio, que ven el sector textil a los compañeros más afectados ante esta anomalía climatológica. «Sufriendo y padeciendo», así explica Jesús Herreras, presidente de Fecosva, como llevan en el sector textil estos meses. La realidad, según indica, es que la climatología afecta en el sector «hasta un 50%», como indica Herreras «si no hace frío la gente no va a necesitar abrigos o prendas de temporada».
Dentro de este sector, Herreras explica que quienes se dedican a los eventos no encuentran estos problemas derivados de la climatología, pero que lo habitual es que los negocios realicen el cambio de temporada en septiembre y que lo «poco que se mueve sean prendas finas o de entretiempo». Un problema que se extiende por toda España y que, tal y como señala el representante del comercio, se traduce en que «el tiempo no está acorde con las temporadas, estamos en noviembre y se ven veinte grados cada mañana, la gente así no hace cambio de armario y en este negocio las ventas dependen de la necesidad: según se necesita una prenda se adquiere».
A esta anomalía viene a sumarse la reciente implantación del 'Black Friday', una tradición norteamericana que Herreras destaca que los pequeños negocios locales han adoptado casi por «obligación e imposición del mercado». Se trata de una fecha que «no es buena» porque llega en mitad de temporada, cuando los productos prácticamente se acaban de recibir en un momento muy alejado de las habituales rebajas en enero y julio.
Desde Avadeco explican que «noviembre es un mes raro en ventas», precisamente por la proximidad del fin de semana de descuentos que provoca que la gente espere más a comprar, más aún si se tiene en cuenta que «cada vez más cadenas y negocios anticipan estos descuentos».
«En el textil el clima influye, sobre todo en la venta de prendas de abrigo, que es precisamente donde se encuentra el mayor volumen de dinero», detallan desde la agrupación. La realidad es que «se vende, aunque sea en menor medida». Todos los negocios tienen ya a la venta la nueva temporada, que «también es lo que demandaban los usuarios».
Como señalan desde Avadeco, la temporada comenzó bien. «En las primeras semanas hacía frío y la gente buscaba prendas un poquito más gordas, sin llegar a los abrigos o los plumas», detallan. Sin embargo, estas últimas semanas se ha visto un aumento en las temperaturas, principalmente en las horas centrales del día. En esa peculiaridad es donde encuentran la baza estos comercios: «Por la mañana y durante las últimas horas de sol del día hace frío, por lo que la gente sigue necesitando la ropa de invierno», explican. Un factor al que también favorece el cambio de hora y que anochezca a las 18:00. La única diferencia notable, según explican desde la agrupación de comerciantes, es la falta de grandes nieblas a primera hora de la mañana que puedan provocar la necesidad «de sacar o comprar los grandes abrigos de plumas. Sin embargo, sí se usa el calzado de invierno y el resto de productos se venden sin problema».
Aunque aún es pronto para hacer valoraciones, desde la agrupación no esperan que se dé una mala temporada, pues la reciente campaña de Navidad «parece que va a ser buena, aunque haremos las valoraciones correspondientes a su debido tiempo».
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