¡Alarma! El padrón de Valladolid, al borde de caer por debajo de los 300.000 vecinos
La capital envejece y uno de cada cuatro habitantes ha cumplido ya los 65 años
Víctor Vela
Miércoles, 27 de julio 2016, 09:02
La capital se asoma con enormes riesgos al abismo psicológico que supone perder los 300.000 habitantes, una barrera negativa que se podría rebasar (hacia abajo) en apenas un par de años si continúa la tendencia de pérdida de población que ayer volvió a consignar el padrón municipal. El Ayuntamiento publicó, con fecha a 1 de julio, la cifra de habitantes de la capital, que se sitúa en 303.253. Un nuevo mordisco sobre los 304.566 que el registro local otorgaba el 1 de enero. Esto supone una merma de 1.313 habitantes en apenas seis meses (la mayoría, 860, extranjeros que han retornado a sus países). Una pérdida de siete vecinos al día de promedio. Pero la situación es, seguramente, peor.
Los datos ofrecidos ayer son los que arroja el padrón municipal, que serán revisados y actualizados por el Instituto Nacional de Estadística a finales de año. Y la experiencia dice que el INE suele depurar y ajustar todavía más las cifras, al revisar las altas y bajas. Por ejemplo, en 2011, el registro municipal hablaba de 316.738 habitantes, cuando al final el Gobierno reconoció tan solo (y se dio como cifra oficial) 313.437.
Es verdad que en aquel tiempo la población flotante extranjera provocaba más distorsiones en el padrón, pero el repaso de finales de año puede suponer un recorte a esos 304.566 habitantes de principios de año (y estos 303.253 de este 1 de julio) para que la capital se acerque mucho más a la frontera de los 300.000.
¿Qué supondrá para Valladolid bajar de esta cifra? Desde un punto de vista práctico, no mucho. No se trata de una marca significativa para la pérdida de servicios. Tener menos vecinos conlleva, eso sí, menos transferencias del Estado, que entrega dinero a los municipios en función de su número de habitantes. Así que el mayor golpe será, sobre todo, psicológico. Valladolid superó los 300.000 habitantes hace 40 años, entre 1976 (297.255) y 1977(308.523), alcanzó su pico en 1994 (336.917) y desde entonces se ha visto inmersa en un tobogán demográfico que parece no tener fin.
Afectó primero la bajísima natalidad de la segunda mitad de la década de 1990, que habría menguado los padrones de una manera evidente de no ser por la compensación que supuso la posterior llegada de inmigrantes al amparo del desarrollo económico y las bajas tasas de paro. Luego, durante los primeros compases del siglo XXI, afectó la fuga a los municipios del cinturón de la capital. El pelotazo inmobiliario encareció el mercado de la vivienda, llenó de grúas el alfoz y expulsó a muchísimos jóvenes a municipios como Arroyo, Simancas o Zaratán, que se situaron a la cabeza de los pueblos de España con mayor crecimiento de población (y de hipotecas firmadas).
Este trasvase desde la capital hacia su entorno ha debilitado a la urbe, pero no al área metropolitana, que en su conjunto crece en población. De los 78.407 vecinos que habitaban en esos municipios del cinturón en 2006 se ha pasado a los 107.603 de la última revisión de INE. Esta circunstancia obliga, sin duda, a fomentar las relaciones, a potenciar la Comunidad Urbana de Valladolid, que ya trabaja (aunque de forma más lenta de lo que sería deseable) en la prestación común de servicios, por ejemplo, de autobús.
El problema, en todo caso, no es solo la pérdida de población de la ciudad, sino que esta viene acompañada de un acelerado envejecimiento, recrudecido por la marcha de jóvenes. Hace diez años, el porcentaje de personas mayores de 65 años en Valladolid capital correspondía al 17,85% de la población. A 1 de julio de 2016, se ha pasado al 24,86%. Es decir, uno de cada cuatro vecinos tiene más de 65. Yeste fenómeno crece hasta el 39% en el barrio de Hospital (la zona más envejecida de la ciudad). Le siguen Santa Clara (38%), San Juan y San Nicolás (36%), San Miguel y la franja de Huerta del Rey más cercana al Pisuerga (35%). En el lado opuesto, los barrios de la zona sur (13%), Villa del Prado (12%)o Campo de Tiro (6%).
Razones del descenso
Si se fija la mirada a otro punto de la pirámide de población, la situación se complica todavía más. No solo por el mayor peso de los mayores de 65 años, sino porque enflaquece mucho el padrón en el tramo entre 20 y 34 años. El peso de los jóvenes se ha adelgazado en la capital hasta unos niveles alarmantes. De los 74.583 que había en 2006 a los 43.156 de este 2016. ¿A qué se debe este descenso tan importante, del 23,24% al 14,23% de la población? La explicación fundamental es tan sencilla como... ley de vida. La gente envejece y, por lo tanto, salta de unos tramos de edad a los siguientes:crecen los vallisoletanos entre 35 y 49 años... y más aún los que sobrepasan los 50.
Y la baja natalidad desde los 90 no es suficiente para el recambio. Hay también extranjeros jóvenes que llegaron a Valladolid a principios del siglo XXI(cuando todo era confeti por la economía) y que volvieron a sus países cuando llegaron las esquirlas de la burbuja. Por ejemplo, de los 20.689 que hubo en 2009 (el pico máximo, 6,47% del total de habitantes de la ciudad) a los 14.266 extranjeros (4,69%) registrados a 1 de julio de este año. Solo en los últimos seis meses, los foráneos empadronados han bajado en 860. Y están también los jóvenes que se han ido a vivir fuera. El año pasado, 5.426 vallisoletanos cambiaron esta provincia por otra (la mayoría, 1.320, con destino a Madrid). Además, 2.938 residentes en la provincia hicieron las maletas en 2015 rumbo al extranjero. La edad más repetida: 28 años.
El Ayuntamiento ha presentado esta misma semana un proyecto (dotado con 400.000 euros) para «favorecer el retorno del talento», de aquellas personas (muchos jóvenes) que tuvieron que dejar la ciudad para ganarse la vida. El plan incluye ayudas para la creación de empresas y el alquiler de vivienda.