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Las localidades que rodean Valladolid ya suman 100.000 vecinos

El medio rural pierde peso en el padrón y tres de cuatro habitantes viven en la capital y su entorno

Víctor Vela

Viernes, 27 de febrero 2015, 08:18

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Ya está. Superado el listón. Los padrones de los 15 municipios del alfoz de la capital (Aldeamayor, Arroyo, Boecillo, Cabezón, Cigales, La Cistérniga, Fuensaldaña, Laguna, Renedo, Santovenia, Simancas, Tudela, Viana, Villanubla y Zaratán) acaban de rebasar una cifra histórica.

Sus registros de población han alcanzado los 100.000 vecinos, según los datos hechos públicos el mes de enero por el Instituto Nacional de Estadística (INE). En el alfoz de Valladolid residen 100.093 personas. O sea, más que en Gerona, Cáceres o Lugo capital. Más que en Zamora (64.423) o Palencia (80.178). Si a esos 100.093 vecinos se les suman los 306.830 que residen en la ciudad, el área metropolitana de Valladolid se sitúa en 406.923 vecinos. Esto supone que el 76,1% de los habitantes de la provincia residen en un pañuelo, a escasos 20 kilómetros de la Plaza Mayor pucelana.

El siglo XXI ha arrancado así con una dinámica diferente a la que se vivió durante buena parte del siglo XX. La capital vallisoletana comenzaba el año 1957 con 130.047 vecinos. En apenas diez años superó los 200.000. En veinte (1977), machacó la barrera de los 300.000 (hasta los 308.523), una cifra superior a la que hoy en día vive en la urbe. Los movimientos de población durante esa segunda mitad del sigloXX registraron unos claros flujos desde el medio rural hacia la ciudad. El siglo XXI se ha estrenado con el reverso de la moneda. La ciudad se vacía (de los 319.129 vecinos que había en el año 2000 se ha pasado a los 306.830 de 2014), sobre todo de gente joven que ha buscado su nido en los municipios del cinturón, gracias a una oferta de viviendas más barata que en la capital. El alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, reconoció la semana pasada en el videochat de El Norte de Castilla que este fenómeno ha restado habitantes a la capital, que ingresa menos en concepto de impuestos y recibe menos aportaciones de otras administraciones (repartidas en función del número de habitantes), «mientras hay que prestar los mismos o más servicios».

¿Esto qué supone? Pues que Valladolid cuenta con una potente área metropolitana que supera los 400.000 habitantes y que ha de hacer frente a nuevas necesidades. La ciudad, junto a sus municipios del entorno (hasta 24, porque también se han sumado Villanueva de Duero, Valdesillas, Wamba o La Pedraja de Portillo) trabajan desde hace meses para poner en pie la Comunidad Urbana de Valladolid (CUVA), un proyecto entre administraciones que quiere mejorar las prestaciones que reciben los ciudadanos. ¿Cómo? El primer caballo de batalla se ha fijado en el transporte. Los presupuestos de la Junta de Castilla y León destinan este año, por primera vez, una partida de 600.000 euros para empezar a estudiar (para su posterior aplicación) la tarjeta única del autobús, que sirva tanto para Auvasa como para las líneas que van desde la capital a pueblos como Tudela o Laguna. Más avanzado parece el servicio conjunto de taxi (pese a las últimas desavenencias con Arroyo). Esto se une a los convenios para la utilización de las estaciones depuradoras... o la distribución educativa. Municipios como La Cistérniga, Arroyo o Zaratán carecen de instituto y los alumnos (en un número abultadísimo) viajan a diario para asistir a clase en centros de Secundaria de la capital.

Radiografía provincial

Estos primeros años del siglo XXI se han caracterizado por nuevos fenómenos demográficos que han mutado, y mucho, la estructura de la provincia. Es cierto que los cambios no se aprecian de un día para otro, pero 14 años sirven para comprobar cómo ha variado la fotografía.

La primera es la densidad de población. En el año 2000 era de 47,93 habitantes por kilómetro cuadrado. Ahora se sitúa en 65,88. Este incremento viene motivado en buena medida por esa pujanza del alfoz. La capital y los pueblos de su entorno más cercano ocupan 635,55 kilómetros cuadrados y en esa superficie viven 406.923 personas. Esto supone que el 76,1% de la población vallisoletana reside en el 7,8% de la superficie. El peso urbano es cada vez mayor en una provincia que pierde peso rural, pero que todavía mantiene el tipo en las cabeceras de comarca, sobre todo Tordesillas (que sigue ganando vecinos) o Íscar y Peñafiel. Otras, como Medina de Rioseco, ven cómo su padrón mengua cada año. El alcalde de esta localidad, Artemio Domínguez, ha explicado en más de una ocasión que la mejora de las comunicaciones (y eso que todavía no está terminada la autovía hacia León) incide de forma clara en las cifras de población de estos municipios.

La merma de habitantes se resiente sobre todo entre los jóvenes, que buscan nuevas oportunidades de trabajo en las grandes ciudades. En el año 2000, el 16,92% de los residentes en la provincia tenían más de 65 años (83.887). Esta cifra creció hasta los 108.809 en el año 2014, lo que supone el 20,57%. Uno de cada cinco habitantes supera los 65 años. Y eso, a pesar de que Valladolid es la provincia más joven del noroeste peninsular (incluyendo todo Castilla y León, Galicia y Asturias). La mancha de edad se oscurece en Tierra de Campos y en el este de la provincia, en el valle del Esgueva y el entorno de Peñafiel y Campaspero.

De forma paralela pueden observarse el porcentaje de habitantes que se han quedado a vivir en el mismo pueblo en el que han nacido. A principios de este siglo, en esta situación se encontraban 237.600 personas (el 47,94%), casi la mitad del censo. Catorce años después la cifra ha caído hasta los 223.602 (el 42%). Y esta situación se explica en buena medida por los dos fenómenos anteriores. Por un lado, el envejecimiento de la población ha hecho que en muchas de estas localidades sea mayor el número de defunciones que el de nacimientos y, normalmente, son las personas mayores las que se han quedado a vivir toda la vida en su pueblo. La movilidad de la juventud ha llevado a este descenso de la población rural y se aprecia, por ejemplo, en los municipios del alfoz. En Arroyo solo el 13% de sus vecinos han nacido allí (y eso que ya hay una alta tasa de natalidad), cuando en Mayorga se alcanza el 41% y en Peñafiel el 37%. Aquí también se ve cómo las cabeceras de comarca atraen a vecinos de municipios del entorno.

Y el cuarto de los grandes fenómenos demográficos de este principio de siglo XXI ha sido la llegada de población extranjera. Valladolid estrenaba el año 2000 con 1.953 vecinos foráneos (el 0,39% del total de la población), repartidos además de forma más o menos uniforme por la provincia. En 2014 son 27.860 (el 5,26%), con especial presencia en Tierra de Campos y la Ribera del Duero además, claro, de la capital. Y eso que la crisis económica y la falta de trabajo han motivado el retorno de muchos inmigrantes a sus países de origen, puesto que la provincia llegó a acoger a 33.257 residentes foráneos en el año 2011 (el 6,21%).

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