Cien empresas artesanas negocian con importadores de todo el mundo
El plan de expansión que gestionan la Cámara de Comercio e Industria y la Diputación de Valladolid empieza a dar sus primeros frutos
Teresa de Lapuerta
Domingo, 19 de octubre 2014, 12:46
Más importante que los acuerdos comerciales ya cerrados ya hay una veintena de empresas que se han lanzado a la exportación, han ampliado sus mercados o han firmado convenios de representación comercial, es el poso que ha dejado en las firmas del medio rural vallisoletano el contacto con distribuidores e importadores llegados desde diferentes países y su mayor conocimiento de las características, gustos y principales barreras de entrada a esos mercados. De hecho, según explican desde la Cámara de Comercio e Industria de Valladolid, las dos últimas misiones inversas han confirmado un interés real de Estados Unidos y Puerto Rico por importar aceite de oliva gourmet, snacks, cerveza artesana y queso de oveja; y el de otros países por degustar vino vallisoletano. Ese poso se traducirá en nuevos acuerdos comerciales a lo largo de los próximas semanas y, sobre todo, en que muchas empresas del medio rural, que hace unos meses ni siquiera se lo planteaban, hayan perdido el miedo a salir fuera.
Ese es el objetivo último del Plan de Internacionalización puesto en marcha a principios de año por la Diputación de Valladolid, con la Cámara de Comercio e Industria como brazo ejecutor: sembrar para recolectar a corto, pero también a medio plazo, y hacer lo posible para que las empresas del medio rural no pierdan el tren de la exportación. Por ello, si los primeros meses del año se emplearon en contactar con las empresas de la provincia (a excepción de la capital y de Medina del Campo) exportadoras o con producto exportable los técnicos camerales persiguen auditar a lo largo de este año cuatro centenares de empresas y conducir de la mano hacia el mercado exterior a diez de ellas, el pasado mes de julio comenzaron a celebrarse las misiones inversas programadas por la institución cameral.
Para obtener resultados en el mayor número de negocios posibles, los responsables de proyecto decidieron hacer hincapié en cuatro sectores estratégicos: el vino, la alimentación artesana y gourmet, el turismo, y la madera y el mueble. Y el saldo de las tres primeras, celebradas ya, es «tremendamente positivo» tanto para el diputado de Hacienda y Turismo, Víctor Alonso, como para el director general de la Cámara, Roberto García, quienes destacan la buena acogida tanto entre las empresas vallisoletanas como entre los importadores, que han demostrado un verdadero interés en la producción local.
Potenciales compradores
El plan cuenta para este año con 350.000 euros de presupuesto, 300.000 aportados por la Diputación y 50.000 por la institución cameral, y el objetivo es ampliarlo de cara al próximo ejercicio. «Los sectores elegidos han sido un acierto. El vino y la agroalimentación están profundamente ligados a nuestro medio rural, pero también hay sectores emergentes como la cerveza artesanal o los snacks que tienen mucho tirón. La respuesta que estamos teniendo justifica el enorme esfuerzo realizado por la Diputación y la Cámara», subraya el diputado.
Estas misiones, añade García, «consisten en acercar hasta nuestra provincia a potenciales compradores internacionales que desean ampliar sus referencias de productos españoles, o que desean conocernos de primera mano para plantearse comenzar a establecer relaciones comerciales». Importadores que han sido seleccionados exhaustivamente por los técnicos camerales entre los que ya trabajan o han trabajado en Valladolid y que responden al perfil de las empresas de la provincia. «También teníamos como prioridad abrirnos a Estados Unidos y reforzar México, un muy buen mercado para nuestros productos», explica el director general.
Localizar la promoción en origen permite dar a conocer no solo el producto y la imagen de marca de la empresa, sino también el entorno y las características, «y es una de las mejores acciones promocionales de nuestros productos en el exterior», asegura Alonso. La empresa se beneficia al recibir en su propio entorno al comprador extranjero, al que puede explicar de primera mano las características de su producto, sin necesidad de desplazarse a otro país «ni de afrontar gastos que en solitario no podría afrontar». Por otro lado, la experiencia tanto profesional como personal que vive el comprador extranjero en estas actividades es muy intensa y fortalece los lazos con el cliente, algo muy interesante a la hora de fidelizarlo.
Las más rentables, comercialmente hablando, están siendo las misiones que tenían el vino y los productos gourmet como objetivo. En la primera participaron 25 empresas extranjeras (mexicanas, japonesas, francesas, norteamericanas, danesas, chinas y alemanas) importadoras o distribuidoras de vino, que durante cuatro días se reunieron en diversos encuentros con ochenta bodegas, grandes y pequeñas, de las diferentes denominaciones de origen. En cuanto a la del sector de la alimentación, celebrada hace solo unos días, once empresas extranjeras (procedentes de México, Francia, Estados Unidos y Puerto Rico) se pusieron en contacto con 22 firmas vallisoletanas de cerveza artesana, queso, dulces, legumbres, miel, aceite, etc.
A estas dos misiones inversas se suma una tercera, de carácter turístico, que fue la primera en desarrollarse y que no tenía como propósito la exportación directa de productos, sino la promoción turística de la provincia de Valladolid. Gracias a ella, una decena de empresarios procedentes de Reino Unido, Estados Unidos, Corea del Sur, Puerto Rico e Italia recorrieron la provincia a primeros de julio para conocer propuestas tanto públicas como privadas vinculadas al enoturismo, el turismo de naturaleza, el senderismo, el patrimonio cultural y el turismo idiomático.
La cuarta y, por ahora, última misión, se celebrará en el mes de noviembre y tiene como misión poner en contacto a importadores de determinados países con empresas dedicadas a la transformación de la madera o al mueble, uno de los sectores de la provincia más vapuleados por las consecuencias de la crisis económica.