El muro de las contestaciones de San Nicolás
Antisfascistas y fascistas convierten la Biblioteca Pública de Valladolid en un lienzo de pintadas contra una u otra ideología
J. Sanz
Miércoles, 25 de junio 2014, 10:38
La primera misiva la estamparon artistas antifascistas en la madrugada del pasado 9 de junio. Aquella tímida pintada inicial, en la que podía leerse El fascismo avanza si no se le combate, prendió la mecha de la guerra de mensajes ideológicos de uno y otro bando que ha convertido en tres semanas los históricos muros de la Biblioteca de San Nicolás (siglo XVI) en un enorme lienzo de borratajos.
«Todo comenzó aquel lunes y después se han ido contestando los unos a los otros hasta dejar la fachada hecha una auténtica porquería», lamentan fuentes de la Biblioteca Pública de Valladolid, situada en la plaza de la Trinidad y que ocupa el Palacio de los Condes de Benavente.
El mensaje inicial del 9 de junio dio paso durante las tres madrugadas siguientes a un sinfín de pintadas, realizadas siempre con «nocturnidad y alevosía», en las que unos borraban las pintadas de los otros y estampaban a su vez sus propios garabatos:esvásticas, símbolos de anarquía, puntos de mira y frases grandilocuentes véase, y es la más llamativa, un Adolf Hitler tenía razón, los nazis morenitos son. Y así se ha ido sucediendo desde entonces la batalla ideológica hasta transformar la fachada principal de la biblioteca, de lado a lado de la plaza, en un muro de las contestaciones entre grupos de izquierda y fascistas.
Identificados dos jóvenes
«Las pintadas y los borratajos se han venido sucediendo casi a diario y ayer por el lunes nos encontramos con las primeras pintadas en color rojo», explican los trabajadores de este espacio cultural. Los autores taparon a brochazo limpio hasta entonces habían usado spray los símbolos neonazis y añadieron algunas palabras a las frases pintadas y repintadas los días anteriores.
Esta última intervención tuvo lugar en torno a las cuatro de la mañana del domingo, cuando una patrulla de la Policía Local observó los añadidos en rojo. Dos sospechosos, de hecho, fueron identificados minutos después en la calle Chancillería, pero los agentes solo les intervinieron unos aerosoles de pintura al no poder demostrar que fueran los autores.
«El problema de esta batalla, al margen del aspecto lamentable de la fachada, es que este tipo de vandalismo lo acabamos pagando todos», inciden fuentes de la Biblioteca Pública de Castilla y León y Valladolid, propiedad de la Junta.