«Un equipo de fútbol también puede enseñar grandes valores»

Carlos Cepeda Alejos es natural de Baltanás, tiene 15 años y estudia cuarto de Secundaria en Palencia. Ha formado parte durante tres temporadas del Club de Fútbol de Baltanás, que preside su padre. Ahora colabora en la organización de diversas actividades sociales, culturales y deportivas, consciente de la importancia que tiene dinamizar la vida de los pueblos. Pertenece a la peña Ilegales y es también uno de los costaleros más jóvenes de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Santo Sepulcro. A su edad, tiene muy claro que en un futuro quiere servir a España formando parte del cuerpo de la Guardia Civil.

-¿Qué recuerdos guarda de su etapa en el club de fútbol?

-He formado parte del club durante tres temporadas y allí aprendí muchas cosas, como la importancia de la responsabilidad, la puntualidad y el trabajo en equipo. Los grandes valores también pueden aprenderse en un equipo de fútbol. Fruto de ese aprendizaje es mi colaboración en la organización de diversos torneos, como el de Navidad.

-Usted es uno de los jóvenes más implicados en los actos que se celebran en su pueblo.

-Bueno, colaboro en todo lo que puedo, porque es importante que con la edad vayamos adquiriendo responsabilidades y aportemos nuestro granito de arena para que haya una buena oferta cultural y deportiva en el Cerrato.

-¿Destacaría algún acto especialmente?

-Cada acto tiene su interés, pero me gusta mucho el torneo infantil que organizamos en verano, ya que suscita mucho interés entre los chavales y sus familias. Hay mucho público viendo y animando. Además, es bonito ver la evolución de los equipos año tras año.

-Ya están preparando el torneo de fútbol sala navideño…

-Este año será la segunda edición y animamos a todos los niños y jóvenes del Cerrato y de Palencia a disfrutar del deporte durante la Navidad. Es un torneo solidario a favor de Manos Unidas.

-¿Qué siente al ser uno de los costaleros más jóvenes de España?

-La vivencia de la Semana Santa es muy especial en Baltanás. En mi caso, lo hago en la Cofradía del Nazareno, y este año he sido costalero con el paso del Ecce Homo, que pesa muchísimo. Estuve unos cuantos días con los hombros doloridos, pero el esfuerzo merece la pena. Cuando termina la procesión experimentas una sensación indescriptible.