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J. A.
Miércoles, 22 de junio 2011, 02:34
Es un edificio con encanto. En la 'Guía de Arquitectura de Valladolid' lo definen como afrancesado, aunque a otros les podría recordar cualquier construcción de los Países Bajos. Su seña de identidad son las dos torres cilíndricas, que originalmente fueron los silos, rematadas por una especie de chapiteles, que servían de palomares. También es peculiar su cubierta de lajas de pizarra y forma 'amansardada' (compuesta por diversos faldones en cada una de sus vertientes, y el inferior de pendiente más acusada que el superior). La granja escuela José Antonio surge del convenio firmado entre el Instituto Nacional de Colonización y la Diputación Provincial de Valladolid allá por el año 1942. Según recuerda Roberto Valle, arquitecto de la institución, fruto de este acuerdo se levantó la nave de establos, silos y un conjunto de edificaciones anejas de menor entidad, hoy desaparecidas, vinculadas en su día a la granja (vaquería, apriscos, cochineras, gallineros o estercoleros).
El proyecto y dirección de las obras correspondieron a los arquitectos Constantino Candeira Pérez y Jesús Ayuso Tejerizo y al ingeniero agrónomo Antonio Bermejo Zuaza. La construcción se adjudicó en marzo de 1946 al promotor Julio Alonso López y finalizó en 1950.
Formar a labradores y ganaderos en las técnicas más modernas entonces fue el motor de esta escuela, cuya actividad seguía de cerca El Norte de Castilla. La hemeroteca del decano de la prensa incluye cantidad de reseñas sobre cursos y conferencias. La primera de ellas data del 24 de abril de 1949 cuando el propio Bermejo Zuaza culminaba un curso sobre plagas y siembra del cereal «desarrollado con gran lujo de argumentos». En 1953 el diario ya anunciaba servicios para el agricultor, concretamente «análisis rápidos de tierras y orientación en el abonado».
El adiós a su función formativa dio paso a su carácter institucional. Casi una década, entre finales de los 70 y 1990, fue sede de todos los servicios de la Diputación, hasta el traslado definitivo de la institución al Palacio de Pimentel. A partir de 1994 se inició el proceso de recuperación, que se llevó a cabo gracias al proyecto arquitectónico de Roberto Valle, a la dirección de obra de Francisco J. Reboto y al trabajo de los 240 alumnos de las cinco escuelas-taller que participaron en su rehabilitación, que finalizó en el año 2007.
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