Mascarilla
ALGO QUE DECIR
Martes, 2 de noviembre 2010, 02:08
En la época en la que los derechos había que ganárselos a pulso, muchos trabajadores de Uralita se mojaron, y eso que fabricaban aquellos feos tejados ondulados que acabaron resultando cancerígenos. Conocí a un tipo que era jefe de personal de la fábrica, y que estaba empeñado en que visitara las instalaciones, cosa que nunca hice, a pesar de que entonces muy pocos relacionaban, todavía, el amianto con los tumores. Con los años, y perdida la curiosidad de recorrerla, seguí los altibajos de una marca que existe desde hace más de un siglo y de la que, en Valladolid al menos, se tienen ahora muy pocas noticias, por decir algo. El caso es que aquellas instalaciones que nunca llegué a visitar, continúan en la misma carretera de Madrid, siempre vacías menos cuando las visitan los cacos, que se han llevado hasta el sedal: desde puertas a retretes pasando por cualquier material susceptible de ser vendido. El problema de Uralita, que no sé si todavía se llama así, es que está ubicada en un terreno industrial, lo que hace muy difícil, por ahora, que su derribo dé paso a una más de las muchas urbanizaciones que crecen como hongos en Valladolid. Ignoro si a día de hoy queda todavía algo para robar, pero si fuera yo el ladrón entraría con guantes y mascarilla, no sea que además de no pillar nada, todavía me lleve un cáncer para casa.
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