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Integrantes del Club de Atletismo Parquesol en el entrenamiento que realizaron el martes para preparar el Maratón de Berlín. :: G. VILLAMIL
ATLETISMO

Nacidos para sufrir

18 atletas del Club Parquesol están listos para derramar su sudor por las calles y avenidas de Berlín

PATRICIA ROBLES

Domingo, 26 de septiembre 2010, 14:27

Berlín no sólo archiva la historia de guerras y divisiones. La ciudad alemana también tiene su capítulo en los libros que cuentan la historia del deporte. Un capítulo en el que se enmarcan los Juegos Olímpicos de 1936, aquellos en los que un negro, Jesse Owens, se impuso con cuatro oros a la Alemania de Hitler; y un capítulo que todavía no está cerrado en el que es obligatorio hablar del Maratón de Berlín.

Las cifras reflejan el prestigio de estos 42 kilómetros que congregan a más de un millón de personas en las calles de la ciudad, que recorren 40.000 atletas y en los que están representadas más de 100 nacionalidades. En el maratón de este año, y ya van 37, habrá 18 atletas del Club de Atletismo Parquesol que golpearán sus zapatillas contra el asfalto alemán, y otros tantos que animarán a sus compañeros de equipo desde las rúas berlinesas.

Escoltados por la Columna de la Victoria, el Reichstag y la Puerta de Brandenburgo, estos atletas tomarán la salida hoy domingo a las nueve de la mañana para adentrarse en las profundidades de Berlín y dejarse llevar. Una buena simbiosis es ésta que se da en Berlín cada mes de septiembre en la que se fusionan historia, arquitectura y deporte. El equipo de Parquesol, capitaneado por Teodoro Cuñado, olímpico en Sydney 2000, coincidía en señalar la espectacularidad de los maratones de este calibre. Una original y saludable forma de hacer turismo y de ver los edificios, calles y paisajes desde otra perspectiva. Y sin coches.

«Están cargados de ilusión, con ganas de hacerlo bien, de acabar el maratón, de estar con la familia, de hacer deporte y de transmitir ese esfuerzo al barrio y a toda la ciudad», decía Cuñado, quien no se atará los cordones para correr pero que supervisará de cerca a sus pupilos.

De París a Berlín

Los objetivos de estos amateurs vallisoletanos, con edades que oscilan entre los 40 y los 55 años, pasan por completar el recorrido, mejorar sus marcas personales y, sobre todo, disfrutar juntos del deporte que les ha unido. Ya han viajado a otras capitales europeas como Madrid, Lisboa y Roma para correr sus maratones. El bautismo internacional del grueso del equipo, como dicen ellos, fue París en 2008.

En ese año volvió a batirse la mejor marca mundial de maratón en la ciudad de Berlín. La puerta de Brandenburgo -ese decorado en el que en 1987 Ronald Reagan instó a Mijaíl Gorvachov a derribar el Muro ante la atenta mirada de los berlineses de la zona oeste- celebró con el etíope Haile Gebrselassie las 2 horas, 3 minutos y 59 segundos que tardó en llegar a la meta. Un año antes, este mismo atleta ya había conseguido el récord del maratón en el mismo lugar.

No es casualidad que la mejor marca de esta distancia esté en Berlín. El circuito contribuye a ello. El recorrido es rápido, muy llano y con pocas pendientes, y el tiempo climatológico suele aliarse con los atletas, aunque se prevé que durante la carrera el cielo esté cubierto e incluso llueva. En esas calles habrá bandas musicales motivando a los 40.000 valientes que desafían los 42.192 metros. «El maratón no es duro, yo creo que es psicológico», decía Juan Carlos Diago, uno de esos valientes que tomará la salida. «Más duro es tener que levantarse a las seis de la mañana», añadía Óscar, quien el año pasado ya estuvo en Berlín pero que este año no está allí con su club porque está preparando el viaje maratoniano a Oporto. «No será duro porque nadie habla de qué tiempo vas a hacer. Nosotros estamos en terminarla, estamos entre tres horas y media y cuatro», pronosticaba Juan Carlos.

Correrán en grupos porque ya se conocen entre ellos, saben el ritmo de cada uno y es más agradable hacerlo en compañía que en solitario. «No somos el equipo que más veces ha subido al podio en otras carreras, pero somos el más unido», exponía otro miembro del grupo.

Algunos llevan muchos maratones en sus piernas, caso de Leandro Fernández, con diez. Para José Luis Morelle el de Berlín es el cuarto. «Espero terminar con buenas sensaciones y con ganas de otro», comentaba. También es el cuarto para Baudelio Urueña, uno de los más rápidos del grupo, con un registro de 3 horas y 15 minutos que espera mejorar.

El jueves salió la primera avanzadilla hacia la capital alemana y a lo largo del fin de semana llegaron los demás atletas del Club Parquesol. En total tomarán la salida 14 hombres y 4 mujeres. La expedición al completo la integran unas 45 personas, muchos son matrimonios que han viajado con sus hijos. «Nos van a oír en Berlín. Y nos van a ver», auguraban. Los que van a animar tratarán de buscar entre la marabunta las elásticas naranjas del equipo.

En esta expedición hay casos muy peculiares, como el de Begoña Palomo, que en 2003 tomó la salida en el maratón de Madrid para hacer 10 kilómetros y llegó a la línea de meta 32 kilómetros después, antes que muchos compañeros. «Eso no se le recomienda a nadie. Es peligroso», exponía Leandro antes de partir hacia Alemania. Y es que una prueba de estas características necesita ser preparada con dedicación y mimo. Ellos estuvieron entrenando para la conquista de Berlín prácticamente todo el verano.

Habrán conquistado la ciudad y derribado el muro de la resistencia si terminan la prueba que puntulmente se celebra cada septiembre desde 1974. Hoy tomará la salida un variopinto cartel en el que están desde los mejores atletas de esta modalidad -en los últimos años los africanos son los que han marcado el ritmo en Berlín- hasta personas anónimas como estos 18 vallisoletanos que disfrutan del atletismo cuando no tienen que trabajar. Y es que nadie quiere perderse un cita que se integra en el 'World Marathon Majors', expresión que reúne a los cinco mejores: Berlín, Boston, Chicago, Londres y Nueva York.

Y es ahí, en la ciudad de los rascacielos donde tienen puestas sus miradas los atletas del Club de Atletismo Parquesol. Aficionados sin los cuales carreras como las de Berlín no tendrían tanta historia.

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