El cajón de los despistes
El paso del tiempo ha vuelto inservible a más de uno, pero estos artículos olvidados esperan reencontrarse, algún día, con sus dueños La Policía Municipal guarda cientos de objetos hallados por los ciudadanos en la calle
BEA BLANCO
Domingo, 12 de septiembre 2010, 05:19
¿Ha perdido usted un burro? No se sorprenda por la pregunta, hoy en día se puede perder cualquier cosa, incluso un burro y si no se lo creen, pregunten en las oficinas municipales de objetos perdidos.
Un simple descuido ha llevado a más de un zamorano a echarse las manos a la cabeza al llegar a casa y comprobar que se ha dejado en la calle -o dónde quiera que sea- uno de sus enseres más preciados o el último artículo que acababa de comprar y que apenas le ha durado en las manos unas horas. Y es que, entre los más despistados, que incluso perderíamos nuestra propia cabeza, se registran olvidos de la más diversa índole.
La Jefatura de la Policía municipal de Zamora, donde se custodia este 'baúl de los olvidados', ya está curada de espanto ante los objetos hallados, que no perdidos, que llegan hasta sus dependencias. Santiago Salgado es el responsable de este servicio donde la oficina de la policía municipal actúa de intermediaria entre el que pierde, el que encuentra y el que busca.
Carteras, relojes, gafas, documentos Por lo general estos objetos son los más extraviados por los ciudadanos. Objetos que otras personas se encuentran por casualidad y deciden llevarlos a este cajón de los despistes. A pesar de que esta oficina lleva años al servicio de los zamoranos, todavía muchos ciudadanos siguen sin saber que pueden acudir aquí en busca de aquel objeto que han perdido. Así lo afirma Santiago Salgado, «mucha gente no sabe dónde recurrir, por lo general, cuando la gente pierde algo, vuelve al lugar dónde cree que pudo olvidarlo, pero pocos se acercan hasta esta oficina, otros directamente lo dan por perdido por perdido y no se interesan en recuperarlo».
Surtido de artículos
Decenas de objetos se amontonan en cajoneras, estanterías y cajas de cartón. De momento, el último registro en lo que va de año contabiliza 109 objetos. En 2009 constaron un total de 159 artículos. La cifra total de todos estos objetos olvidados es mucho mayor. Por lo general, las pérdidas, o hallazgos, se incrementan en la época estival y en días festivos y de ferias. «Cuando la ciudad vive más actividad y concentra más turistas y visitantes crece notablemente el número de objetos extraviados», afirma el responsable del servicio. Por lo general, llaves, monederos con documentación, gafas, joyas, móviles y tarjetas bancarias son los objetos que más se repiten en las cajoneras de esta oficina municipal. En este registro podemos ver de todo.
No es de extrañar encontrar entre estos cajones monederos con un DNI antiguo de alguien que actualmente debe haber doblado la edad que figura en el documento, gafas que hoy nos parecen una reliquia o relojes cuyas manillas están oxidadas por el paso del tiempo. «Los artículos más antiguos datan de los años 70, entre ellos objetos personales como gafas, relojes o joyas». Pero preguntando por lo más sorprendente o curioso, nos encontramos hasta con un burro cuyo dueño dejó olvidado en plena calle. «Cuando el burro apareció deambulando sólo por uno de los barrios de la ciudad se esperó a ver si alguien venía a por él, pero al final nos lo llevamos a una nave en el polígono de los Llanos a la espera de que alguien lo reclamara». El buche permaneció varios días sin que nadie se percatara de su falta, pero el caso llegó a oídos de un grupo de vecinos de etnia gitana que aseguraron conocer a quién podía pertenecer. «Finalmente dimos con el titular del animal y lo devolvimos, aunque sin duda ha sido uno de los casos más peculiares con los que nos hemos topado» asegura Salgado. Entre otros artículos llamativos, figuran dentaduras postizas, audífonos, una escalera de aluminio o un carrito de bebé que «siguen sin ser reclamados por sus dueños». Maletas llenas de ropa son otros de los hallazgos frecuentes en las estaciones de tren y autobuses, o bolsas de la compra con un variado menú que más de algún ciudadano ha dejado olvidado en la esquina de unsuper mercado o en la parada de autobús. «Resulta no menos sorprendente quién puede dejarse olvidada una maleta o un cochecito de bebé, eso sí, sin bebé» señala el agente municipal.
Devoluciones
Desde la Policía Municipal indican que prácticamente el 50% de los artículos hallados se devuelve a sus propietarios. Una cifra que «viene manteniéndose en los últimos años». Desde la oficina municipal recuerdan que el artículo 616 del Código Civil dicta que «los enseres que se depositan en esta oficina no se denominan, como tal, objetos perdidos. Se catalogan como hallazgos, pues se trata de algo que se encuentra en la vía pública».
Uno de los colectivos que más objetos recuperan es de los taxistas, quienes entregan numerosas prendas de vestir y otros complementos olvidados en sus vehículos por los usuarios y que son devueltos en su mayoría. También los servicios de limpieza de la ciudad encuentran numerosos objetos que han pasado desapercibidos a los ojos de los ciudadanos. Por otro lado, los propietarios de establecimientos hosteleros y de comercios son otros de los 'surtidores' de artículos a este inventario de pérdidas.
Cuando estos objetos llegan a esta oficina, la Policía Municipal se encarga de almacenarlos en espera de ser reclamados durante un tiempo que varía en función del valor de los mismos. Aquellos de escaso valor se conservan durante un «periodo prudencial», tras lo que son reciclados si al finalizar ese plazo nadie se ha personado para su devolución, explica Santiago Salgado. Por su parte, los objetos de valor permanecen en una caja fuerte de esta oficina hasta dos años, tras lo cual la ley establece que «mediante un decreto de alcaldía se debe decidir qué se hace con ellos».
La documentación, así como los monederos -siempre y cuando no lleven dinero- se entregan por correo certificado. Si el dueño es extranjero o residente en otra ciudad, el servicio lo envía al departamento policial de Extranjería o por correo certificado al domicilio del propietario. En el caso de los teléfonos móviles, los agentes se ponen en contacto con el dueño del mismo, «siempre previa comunicación con los organismos municipales» en el caso en el que el dispositivo esté activado y pueda recuperarse de la agenda telefónica el contacto de algún familiar. Asimismo, el Código Civil estipula que si dichos objetos corrieran el riesgo de deteriorarse o devaluarse por el paso del tiempo, tendrían que ser subastados por el Consistorio, aunque por el momento, en la oficina zamorana no se ha dado esa circunstancia.
Sin embargo, si pasados esos dos años nadie hubiese reclamado dicho objeto, la persona que lo halló puede solicitar su propiedad, aunque ésta deberá asumir los gastos correspondientes a su conservación por parte de la Policía.
Con lo que respecta a documentos personales como el DNI, esta documentación perdida se archiva alfabéticamente y se registra en una base de datos para facilitar su localización. «Desde aquí intentamos ponernos en contacto con la persona, buscando en la guía telefónica por ejemplo, pero si no tiene registrado ningún número de teléfono esta misión se vuelve a veces imposible» indica Salgado. Aunque sí es verdad, que «la mayoría consiguen devolverse a sus propietarios». En el caso de que estos documentos hayan pasado mucho tiempo en las dependencias se procede a su destrucción definitiva.
Conciencia ciudadana
Tal y como está actualmente la situación económica no deja de ser llamativo que alguien que se encuentre un sobre con dinero en plena calle se deje llevar por la conciencia y decida entregarlo. «Sorprende que en época de crisis nos llegue mucho dinero» sostiene el agente del servicio. Sin ir más lejos, hace unas semanas recuerdan el caso de un anciano que se encontró 600 euros en un sobre el plena Plaza Mayor y no dudó en llevarlo a la policía. «La gente es más honesta de lo que parece y lo demuestra», afirma Salgado. «Hemos recuperado hasta cheques bancarios de grandes cantidades de dinero, extractos bancarios y nóminas recién cobradas». Por supuesto para la devolución del efectivo, los agentes comprueban que el solicitante es el propietario del mismo. «Podemos asegurar que en muy pocas ocasiones se ha podido entregar dinero sin ser verificado a través de resguardos bancarios u otros datos que obligamos a los ciudadanos a aportar en estos casos».
En casos de hallazgos de dinero, también se cita en el Código Civil que, de aparecer el propietario, «éste está obligado a abonar a la persona que lo encontró el objeto la décima parte de su precio en concepto de compensación», un porcentaje que se reduce en el caso de que la cantidad sea muy pequeñar. Un porcentaje que con el anterior sistema monetario de la peseta se establecía en un 20% del total, pero actualmente esta estimación no ha sido actualizada con la entrada del euro. De este modo, la persona autora del hallazgo se convierte en adjudicataria del mismo si pasados dos años el dueño no lo reclama.
A pesar de ello, afirman desde la Policía Municipal que «es raro que se produzca, porque el que lo encuentra no suele exigirlo, por lo general quienes entregan dinero u otros artículos, lo hacen desinteresadamente y se olvidan de solicitarlos cumplido el tiempo de permanencia». Desde este servicio de objetos hallados, la Policía Municipal «anima a todos los ciudadanos a acudir en caso de pérdida de algún objeto. A más de uno le devolverá la sonrisa el comprobar que entre estos cajones, gracias a algún alma cándida o cualquier ciudadano desinteresado, ha recuperado su preciado enser.