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VALLADOLID

«La espectacularidad ha ido en contra de la pureza del rejoneo»

PACO AGUADO

Domingo, 12 de septiembre 2010, 04:14

La feria taurina de Valladolid se cierra hoy con una corrida de rejoneo. El veterano Fermín Bohórquez introduce algunas de las claves de esta vistosa especialidad taurina. Aunque aún es joven, Bohórquez lleva toreando a caballo veinticinco años. El jinete jerezano, heredero de una escuela de gran solera en el rejoneo, ha sido protagonista y testigo directo de la que se considera la edad de oro de este tipo de tauromaquia. Y tiene suficiente experiencia y sobrados argumentos para analizar con claridad muchos aspectos de un arte que cada vez tiene más adeptos entre el público.

-Junto con el portugués Joao Moura, usted es el decano de los rejoneadores en activo.

-Sí, soy de los más veteranos, aunque Pablo Hermoso también empezó a torear al mismo tiempo. Yo no llegué a tomar la alternativa como rejoneador porque entonces eso no se llevaba. Me presenté en Madrid el año 90 y esa es la fecha que me da antigüedad, aunque mi debut en público fue en 1985 en un festival en Santander, toreando con mi padre.

-Y con toda esa experiencia, ¿cómo ha visto evolucionar esta época, que todos la consideran como la edad de oro del rejoneo?

-Para mí, hay unos años mejores que otros. Creo que los mejores fueron los de mediados de los noventa porque fue una etapa de mucha frescura y la más competitiva entre rejoneadores muy distintos. Estaban Ginés Cartagena, Joao Moura, mis primos los hermanos Domecq, Hermoso en sus inicios, yo mismo… Y había caballos muy buenos en todas las cuadras. Pero lo mejor era que ninguno nos parecíamos a los otros. Ahora, también, hay excelentes rejoneadores, pero veo demasiado mimetismo, todos quieren hacer lo mismo.

-¿Y cuáles han sido las claves para que el rejoneo haya crecido tanto en estos últimos años ?

-El toro, sin duda. El que lidiamos ahora tiene clase y se deja torear de verdad. Ha permitido ese paso más que han dado una serie de caballos, entre ellos, uno mío que se llamó Triunfador. Las suertes del rejoneo se han perfeccionado mucho y se ligan más las faenas, cada vez más cerca del toro. Pero creo que todo eso, también, ha ido en contra de la pureza, de la emoción que supone darle ventajas al enemigo.

-¿Y los caballos? Porque ahí también se ha mejorado mucho.

-Siempre ha habido caballos muy buenos, pero ahora hay más y mejores. La nómina de caballos que tienen los rejoneadores cada vez es más larga y mucho más especializada. Eso se debe a la demanda del público que quiere ver siempre un gran espectáculo y en constante renovación.

-Decía que la evolución del rejoneo va en contra de la pureza…

-En mi concepto, yo parto de la base del respeto al toro y al caballo. Creo que no se puede arrollar tanto y exigir demasiado a uno y a otro. Yo trato de hacer las faenas con la máxima pureza y estoy obsesionado por la limpieza de las suertes, igual que si fuera una de muleta.

-Esas son las máximas del estilo jerezano de siempre.

-Acabo de leer un libro con artículos de diferentes rejoneadores antiguos y todos tenían ese concepto global que Álvaro Domecq supo transmitir con gran claridad. Se trata de ir de frente y de ofrecer el pecho del caballo al toro, de dar importancia al momento del encuentro de ambos. El caballo debe ir siempre mirando al toro, clavar cuando este llega al estribo, muy reunido todo, y salir de allí con la máxima limpieza, sin dejarse tocar por los pitones, algo que antes se consideraba un pecado.

-¿Y cree que el público de ahora, tan acostumbrado a la espectacularidad, sabe entenderlo?

-Cuando eso se hace con belleza y vibración se entiende de sobra, pero la verdad es que la gente se queda como si faltara algo, ese añadido de espectáculo al que ahora se han acostumbrado. Alguien tendría que explicarles que hacer la suerte así, con esa pureza, es lo más difícil del rejoneo. Lo sorprendente del caso es que piden para el toreo a pie lo que no exigen en el toreo a caballo.

-¿Por qué sigue en activo después de tanto tiempo?

-Fundamentalmente porque soy un apasionado del toro y siempre quiero estar cerca de él. Cuando en estos años he pasado malos momentos físicos, dije que mi retirada podría estar cerca, pero mucha gente me escribió pidiéndome que no me fuera, que mi presencia era necesaria para transmitir ese concepto del que hablamos. Así que, mientras las empresas me contraten y yo pueda seguir interpretándolo, ahí estaré.

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