«Los gitanos tenemos que demostrar primero que somos buenas personas»

La comunidad gitana, que en la capital supera las ocho mil personas, continúa arrastrando graves problemas de vivienda, educación y trabajo. La coordinadora de la Fundación Secretariado Gitano, Lola Villarrubia, y una de sus mediadoras, Rosario Cerreduela, analizan su situación actual.

-¿Estos tres pilares sustentan los retos actuales de su comunidad?

-(Rosario) Sobre todo la educación, y también la vivienda y el empleo.

-¿Por qué les cuesta tanto que los niños cumplan el horario escolar?

-(R) Es un problema que viene de atrás porque nunca se había visto la necesidad de la educación formal para buscar un trabajo. La situación está cambiando. Los jóvenes buscan otras salidas, las mujeres están empezando a trabajar de camareras del hogar y los hombres cada vez acuden más a empresas normales.

-(Lola) Nuestro gran reto es acabar con el absentismo, porque todos los niños sí están escolarizados, pero cuesta que terminen sus estudios y deben entender que no tener la ESO les va a cerrar muchas puertas.

-¿Cómo viven los gitanos?

-(L) En realidad viven mucho mejor de lo que aparenta esa imagen de chabolas e infraviviendas, que sí existe, pero la gran mayoría vive en condiciones más normalizadas.

-¿Les está afectando la crisis?

-(L) La situación económica está haciendo retroceder algunos logros y los últimos que entraron al mercado laboral sin formación son los primeros que están saliendo ahora.

-¿Hay vida fuera del mercadillo?

-(R) Estamos saliendo del mercadillo porque no se puede vivir de un puesto con una hipoteca. Hay hombres que siguen allí y sus mujeres se están poniendo a trabajar.

-¿Surgen problemas con los compañeros por su etnia?

-(L) Esos empleos en las empresas sirven para derribar muchas barreras y que los compañeros vean que los gitanos trabajan igual que ellos.

- (R) Aunque también es cierto que los gitanos tenemos que demostrar primero que somos buenas personas y luego que somos buenos profesionales. Es un doble papel que nos toca jugar casi siempre.

-¿Siguen sufriendo un cierto rechazo a la hora de buscar un puesto de trabajo o una vivienda?

-(R) La sociedad está cambiando mucho, pero es cierto que las encuestas siguen mostrando que la mayoría no quiere tener un vecino o un niño con su hijo si es gitano.

-(L) El problema es que se sigue viendo al conjunto de los gitanos por los casos marginales puntuales.

-¿Y los gitanos hacia los payos?

-(R) También tenemos prejuicios porque vemos al payo como el que tiene el poder. El reto es que nosotros también podemos ser médicos o políticos, y poco a poco estamos llegando a eso en las universidades.

-¿Qué papel juega la fundación?

-(L) Nuestra misión es compensar los recursos existentes y preparar a nuestros usuarios para que puedan acceder a cursos y empleos normalizados. Damos ese primer paso.