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José Ramón Carabantes, en la sede de sus negocios en Murcia. :: J. L.
AUTOMOVILISMO

«No temo a los tiburones de la F1»

Del mundo del ladrillo a los circuitos, el empresario malagueño ha hecho realidad el sueño de llevar un equipo español a la F1 José Ramón Carabante Presidente de la Escudería Hispania

JOSÉ C. J. CARABIAS ENVIADO ESPECIAL

Domingo, 4 de abril 2010, 03:08

Los efectos del jet-lag han desaparecido del rostro de José Ramón Carabante (Málaga, 58 años), que pide un café con leche a una de las asistentas del Hispania. El presidente del primer equipo español de Fórmula 1 manda con gracejo ibérico. «Hay que cambiar el aceite de oliva de las comidas, pero ya. Eso es agua». Ha llegado a un mundo nuevo desde su atalaya de empresario de éxito. Sentado en la terraza de su equipo en Sepang, aire acondicionado a tope, dispuesto a las primeras preguntas, se levanta como un resorte cuando asoma por la puerta Bernie Ecclestone. Desliza un «disculpa» y habla cinco minutos con el supremo. «No quería nada especial. Animarnos y ver qué tal iba todo», cuenta antes de la entrevista.

-¿Se ha metido en la F1 como podía haber entrado en el consejo de una editorial?

-Bueno, es distinto. Me presentaron un estudio de negocio bien hecho. Había que invertir una cantidad razonable y me ofrecieron el cargo de presidente honorífico. Estaba todo claro. Adrián Campos llevaba el tema deportivo. Meta Image, una empresa que representa a Gasol, llevaba el tema comercial. Y así lo hice. Pero la realidad fue otra.

-¿Por qué se fue a pique el proyecto inicial?

-Porque en el plan de viabilidad, había una parte crucial, que eran los patrocinadores. Éstos se fueron cayendo y había que pagar y pagar. De 33 millones que debían llegar en la primera tacada, no llegó ni uno. Cero. Así no podía seguir invirtiendo. Me negué a poner más dinero y se paralizó la construcción del coche. Tenía dos opciones: cortar con todo o continuar. Seguí.

-¿Por no perder más dinero o por el proyecto?

-Básicamente por una conversación con Ecclestone. Le expliqué la situación, le pedí ayuda y él se ofreció a dármela si me hacía cargo del proyecto. Hablé con los socios, les compré la participación y me quedé con el equipo.

-¿Cómo fue esa conversación?

-Nos entendimos en tres minutos. Me dijo 'no tienes nada, o entráis o estáis muertos'. Él habló con Dallara y Cosworth y les convenció de que el equipo salía para adelante.

-¿Es usted un aventurero?

-No. No lo he sido nunca. Soy un empresario que mide cada paso, pero que una vez me decido, voy con todo para adelante.

-¿Hispania es una unidad de negocio o un proyecto deportivo?

-Que quede claro. Es un proyecto deportivo. Nadie se mete en la F-1 para ganar dinero. Me dijo Bernie: 'si quieres salir con una pequeña cantidad de dinero, tienes que entrar con una grande'. La F1 te aporta relaciones, contactos y posibilidades de negocio al margen del motor. El dinero viene de los patrocinadores y estamos en un momento de crisis mundial.

-¿Qué es más difícil, el mundo del ladrillo o la F1?

-Al ladrillo me he dedicado toda mi vida, por tanto no es difícil para mí. Nunca he sido constructor, sino promotor. Hoy es una profesión denostada, pero es tan honorable como cualquiera. Vivimos una crisis financiera y el ladrillo no ha tenido la influencia que se dice. A la F-1 acabamos de llegar, pero no creo que sea tan difícil.

-Dicen que la F-1 es un mundo de tiburones. Comer o ser comido.

-No creo. Estoy acostumbrado a reunirme con tiburones más grandes y los colmillos más afilados en el mundo financiero. Hay muchos intereses creados, pero hay que tomarse las cosas con sentido del humor. En el 'paddock' de la F-1 falta diálogo.

-¿Cuál es su primera impresión?

-Todo el mundo te advierte de que en la F-1 todos mienten. Y que si no mientes, eres un imbécil. Es una leyenda. Cada cual busca lo mejor para sí mismo. Nada más. No hay que mentir. Basta con no decir las cosas.

-Se rumorea en el 'paddock' que el equipo será alemán en breve.

-Yo ya no sé cómo decir que es un equipo español cien por cien. Nadie duda de que el Chelsea es inglés aunque su propietario es ruso y el entrenador italiano. Yo soy el presidente, la sociedad cotiza y paga impuestos en España, muchos empleados son españoles. Ya sólo me falta vestir a Bruno Senna de faralaes y a Chandhok con una guitarra. Será español y a largo plazo.

-Para Murcia (sede del equipo) es la bomba.

-Claro. Si hace un año decimos en Murcia o en Salamanca que íbamos a tener un equipo de F1 nos toman por locos. Si estaban pensando en un club de bolos más que en la F-1... Poco a poco se va viendo que es una realidad. Nos presentamos en Murcia, estamos en la tercera carrera y seguimos entrenando. La realidad es que hay 11 equipos que corren y uno que entrena.

-¿Había visto alguna vez una carrera de F1?

-Sí. Soy aficionado, he estado en Montmeló. Tengo amigos en la F1.

-¿Levantó su imperio empresarial desde la nada?

-Mi padre era militar. Mis hermanos nacieron en sitios distintos. Tengo empresas desde los 18 años. Me casé con 21 años y tenía 800 empleados. Me dedicaba a la exportación de la fresa de Huelva. Luego presidí el grupo Orbaiceta (Super Ser, Corcho). He estado en muchas consejos de administración. Por eso no me dan miedo los tiburones de la F1.

-¿Qué significa ser el primer equipo español de la historia F1?

-Para mí tiene mucha importancia. Luego pueden venir más, pero ya hemos hecho historia. Eso no te lo quita nadie.

-Y no es sólo F1, sino economía, un país...

-Claro, la F1 es todo eso. Es un proyecto bestial, que crea riqueza, da puestos de trabajo. En Murcia vamos a crear 200 puestos de trabajo y eso, en época de crisis, hay que valorarlo.

-Salvando las enormes diferencias, ¿el fin último es que el público se identifique con un equipo como hace Italia con Ferrari?

-La pretensión es esa, aunque por supuesto no hay comparación posible con Ferrari.

-Como todo el mundo quiere ser patrocinador de Alonso, ¿los demás españoles están anulados?

-No lo creo. Alonso engrandece todo lo que tiene que ver con la F 1. Es el número uno y me llena de orgullo que sea español. Cuando le va bien a él, le va bien a los españoles de la F1. Ojalá gane muchos campeonatos, empezando por éste, y eso significará que la F1 sigue teniendo repercusión.

-¿Ha hablado con él?

-Sí. Varias veces. Nos desea suerte, da ánimos. Es una persona entrañable. Necesitamos que un campeón como él nos apoye.

-Primero fue salir a la pista. Luego, terminar carreras. ¿Cuál es el siguiente paso?

-Pulir el coche, rodar, rodar. Y si podemos meter los dos coches al final, pues mejor.

-¿Ya entiende los términos F1?

-Algo, algo. Me gusta documentarme y durante muchos días, el contrato de entrada en la F1 con su reglamentación, ¡que tiene más de tres mil páginas!, ha sido mi libro de cabecera. Leer es una de mis pasiones.

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