El apoyo al empresario como valor fundamental

A pesar de la dificultad que entraña emprender en el medio rural, en Morón de Almazán estamos orgullosos de esos vecinos que un buen día decidieron hacerlo y que mantienen viva la llama de su ilusión en el día a día de sus negocios. Esa alegría con la que comienzan cada jornada es compartida desde el Ayuntamiento, que intenta facilitarles las cosas y ayudarles en todo lo que está en nuestras manos, pues su felicidad es la del propio municipio.

En este sentido, intentamos poner de nuestra parte para que aquellos oficios tradicionales y que forman parte de nuestra historia, como son la agricultura y la ganadería, puedan seguir vigentes, a pesar de todas esas dificultades con las que diariamente nos encontramos en estos sectores. Para nuestro pueblo, el campo sigue siendo importante, pues forma parte de una tradición que aún cultivamos, y que estoy segura que continuaremos cultivando.

Pero, para el Ayuntamiento que presido, son importantes también otros modelos de negocio. Aunque, como decía, emprender en el medio rural es una tarea cada vez más ardua, con la ayuda de todos creemos que la labor de esos vecinos que regentan el bar, la farmacia, la panadería y tantos otros pueden seguir dinamizando y dando servicio a los que vivimos en la localidad. En la medida que está en nuestras manos, intentamos ayudar a que esta labor se les pueda hacer más llevadera, escuchándoles y dándoles apoyo en todo lo que puedan precisar o evitando imponer unas grandes cargas impositivas sobre ellos.

Asimismo, no es extraño que desde el mismo Ayuntamiento contratemos sus servicios para jornadas como el Día de la Mujer, entre otras muchas, un día que aprovechamos para reunir a vecinos, empleados y residentes en nuestro centro para personas mayores, así como a sus familias, disfrutando de un chocolate en el bar, de titularidad pública, pero de gestión privada.

Siempre que podemos, incluso a nivel personal, intentamos sumar voluntades junto a los empresarios. De igual modo, intentamos tener bien cuidadas todas aquellas zonas que pueden ser susceptibles de ser usadas por los vecinos, como las pistas de pádel, la zona de barbacoa o la piscina, puesto que sabemos que todo eso da vida al municipio y que para cada individuo, por sí solo, resulta difícil la tarea de invertir. Y es que, si no invertimos, los pueblos se mueren, y al nuestro le queda aún mucha vida.

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