El compromiso del pollo frito
Se burlaron de él en las redes sociales por pedirle la mano a su novia en un KFC de Sudáfrica. Ahora les ofrecen la boda de sus sueños
Javier Guillenea
Jueves, 21 de noviembre 2019, 11:30
Ciertamente, el lugar elegido no era más glamuroso del mundo, pero el amor lo resiste todo, al menos antes del matrimonio. Héctor le pidió la mano a su novia en un KFC de Sudáfrica, lo que no es precisamente el colmo del romanticismo. Allí, de rodillas junto a una mesa con los restos de dos raciones de pollo frito con patatas y rodeado de clientes extasiados, el ardiente enamorado juró amor eterno a Nonhlanhla, que no dudó en dar el sí con una radiante sonrisa de felicidad y un anillo de compromiso en un dedo. Ninguno de los dos sabía que el mundo se les iba a venir encima.
Como siempre ocurre en las redes sociales, nada de lo que haga alguien está libre de críticas por muy inocente que sea. Los únicos que generan un aplauso unánime son los gatos y los niños que se quedan dormidos sobre un plato de puré, a partir de ahí hay que andarse con pies de plomo. Las imágenes de la pedida de manos, que habían sido grabadas por numerosos clientes del KFC, acabaron en Twitter y por algún motivo se hicieron virales. A los prometidos les llovieron felicitaciones pero también crueles chanzas por el mal gusto de Héctor a la hora de elegir un escenario para abrir su corazón.
El cofre del tesoro lo abrió Anele, una internauta que se burló del novio y, de paso, de sus compatriotas. «Los hombres sudafricanos están tan quebrados que hasta proponen casamiento en KFC. No tienen nada de clase, quiero decir, ¿quién hace la propuesta en un KFC?», escribió la jocosa mujer. Este mensaje circuló por la red y dividió a sus lectores en dos bandos: los que apoyaban a la pareja y los que se reían de ella. Hasta que la cadena especializada en pollos fritos se hizo cargo del asunto.
Cadena de regalos
La empresa, que vio una buena oportunidad para lucirse, publicó un mensaje en el que pedía ayuda para localizar a los dos enamorados. «Sudáfrica, eres increíble. Hemos encontrado a la hermosa pareja y parece que vamos a tener una dulce boda. Vamos a conocer a Héctor y a su encantadora novia Nonhlanhla», anunció KFC un día después. Y fue entonces cuando el mundo se les vino encima.
La cadena de los pollos reveló que se iba a encargar de organizar para la pareja «la boda de sus sueños» y dio una dirección para recibir ideas y donaciones. En cuestión de horas, decenas de empresas y centenares de personas respondieron al llamamiento y comenzaron a hacer ofertas a los aturdidos novios.
«Los destinos de luna de miel parecen lejanos. Alguien tiene que llevarlos allí. Nosotros nos ocupamos», tuiteó la sede sudafricana de Audi. «Héctor y su encantadora novia se merecen 10.000 rands (610 euros) en nuestras tiendas», proclamó Puma. «Nada nos mueve más que una historia de amor y nos gustaría enviar a la pareja dos dispositivos para capturar todos sus momentos memorables», prometió Huawei.
Parecía una carrera. El banco de los novios se comprometió a perdonarles sus deudas, una joyería les envió dos anillos de 2.700 euros, un chef privado se ofreció a cocinar en su boda, una cadena de alimentos les regaló productos por valor de 1.200 euros y una empresa de muebles amueblará su casa. Gracias a Anele, Héctor y Nonhlanhla se han vuelto conocidos en toda Sudáfrica y no cesan de recibir invitaciones. Los dos enamorados del KFC se casarán el 31 de diciembre. Han reído los últimos.