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a. g. encinas
Valladolid
Lunes, 15 de abril 2019
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La luz que deja la tormenta tiene algo de cámara de móvil tramposo, 'instagrámico', con los colores muy saturados. Y el Rosario del Dolor se encontró esa luz justo en el momento en que empezaba a anochecer, ya que la amenaza de lluvia obligó a comenzar la procesión media hora más tarde de lo previsto, cuando ya el público llenaba las calles aledañas.
Los dos primeros pasos, la Oración del Huerto (Andrés Solanes) y el Atado a la Columna, brillaron sobremanera en el cruce de la plaza del Ochavo, contrastados sobre el cielo añil que señalaba un pequeñajo pelirrojo. Y es que los niños son una constante populosa en este inicio de la Semana Santa, como constató el cardenal Ricardo Blázquez el domingo en 'La Borriquilla'.
Los tesoros de Gregorio Fernández, el Ecce Homo, el Camino del Calvario y el propio Atado a la Columna, acompañados por el sonido contundente de las bandas, formaron un espectáculo audiovisual excepcional. Este año, al contrario de lo ocurrido en los últimos, no se rezó el rosario en San Pablo, sino que los cinco misterios dolorosos se rezaron durante el recorrido procesional.
En la calle Macías Picavea, cuando los hermanos de las Siete Palabras se incorporaron al trayecto con La Crucifixión del Señor, los espectadores que esperaban aprovecharon a dar unos pasos adelante. Era el momento en que los cofrades de la Vera Cruz ocupaban sus puestos antes de la salida de Nuestra Señora de la Vera Cruz, que recién iluminada la calle se convirtió en el punto al que se dirigían todos los móviles ansiosos de belleza sin filtros.
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