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Javier Burrieza
Valladolid
Lunes, 15 de abril 2019, 19:55
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Mientras se está celebrando en la Plaza de Santa Cruz la procesión del Encuentro de María con su Hijo condenado, creada en Valladolid en 1947, se inicia el segundo cortejo llamada la Pereginación de la Promesa. Hablamos de PROMESA cuando formulamos un modelo de conducta de ineludible cumplimiento. En este caso, los cofrades de Jesús atado a la columna prometen silencio durante todas las procesiones en las que participen y, especialmente, en la General del Viernes Santo. Este año lo realizan en el Santuario Nacional por vez primera.
Cada jornada de la Semana Santa cuenta con sus tiempos intensos. Así se plasma en el camino de las imágenes que componen la llamada procesión del Encuentro, entre 'Cristo camino del Calvario' y la Virgen de las Angustias, dos tallas de siglos diferentes, con un autor andaluz la primera, con un magistral escultor francés afincado en Valladolid la segunda, el maestro Juan de Juni. Ambas imágenes son portadas a hombros de sus cofrades, dando una mayor verosimilitud al cortejo, camino de la Plaza universitaria de Santa Cruz. El escenario será magistral, la portada renacentista del Colegio fundado por el cardenal Mendoza a finales del siglo XV. Música y escenario urbano, instantes de emoción en las paradas de Cristo y la Virgen.
Con todo, el Martes Santo cuenta con otra procesión que este año adquiere también un tiempo especial. Se llama de la 'Peregrinación de la PROMESA', la dirigida a Cristo atado a la columna, tallado hace cuatrocientos años por Gregorio Fernández, como imagen central del paso del Azotamiento de la penitencial de la Vera Cruz. Esta noche lo alumbrará su hermandad titular, creada desde 1930 en el seno de las recordadas Congregaciones Marianas de Luises y Kostkas.
En este año, tras muchos de haber peregrinado hasta el barrio de la Pilarica —la cercanía entre el pilar de la Virgen y la columna de Cristo—, alcanzarán el Santuario Nacional, antiguo colegio de jesuitas de San Ambrosio hasta 1767. Allí, en la antigua capilla de la Congregación también se guarda otra de las imágenes de esta Hermandad, el Cristo de la Humildad, del escultor murciano José Antonio Hernández Navarro. Admiremos la mirada compasiva, misericordiosa, silenciosa del «Atado», el estudio anatómico, equilibrado, sereno pero intensamente dramático de la obra de Fernández.
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