

Semana Santa 2025
El Nazareno cautiva a la multitud en un casco histórico abarrotadoSecciones
Servicios
Destacamos
Semana Santa 2025
El Nazareno cautiva a la multitud en un casco histórico abarrotadoEl Nazareno también salió. Y cautivó. El casco histórico volvió a ser epicentro procesional durante la tarde y noche de ayer peregrinando durante el primer ... tramo del camino el Vía Crucis Procesional en lo que significa el encuentro con la concurrencia. Y es que miles de devotos salieron al encuentro callejero con Nuestro Padre Jesús Nazareno, esta fervorosa imagen que representa el auténtico legado vallisoletano, que con su mano extendida y su mirada compasiva sobrecogió a todos los que se cruzaron con él, a los creyentes pero también a los escépticos, ante lo que significa una sobresaliente obra artística de madera policromada que, cuatro siglos después de su hechura, como anoche, continúa conquistando peticiones y protecciones.
El Nazareno volvió a salir a las calles, más bullicioso que en su traslado catedralicio de hace diez días para el pregón de la Semana Santa que proclamó el monseñor Aurelio García Macías, vallisoletano de Pollos, e igual de solemne y majestuoso que siempre. Tan es así el orgullo patrio que esta sagrada imagen representa el alma, corazón, arraigo e incluso turismo vallisoletano, más si cabe, dado que, esbozado y coloreado en acuarela, es la imagen de la Semana Santa de Valladolid gracias al cartel oficial de 2025 que ilustra una pintura de Santiago Bellido.
Un sentimiento tan compartido como los numerosísimos espectadores que se apostaron por calles y plazas, destacando el llenazo de Plaza Mayor, para acompañar a una de las históricas penitenciales de la ciudad a realizar el rezo de las XIV Estaciones en una tarde, en lo meteorológico, fría y sin chubascos.
Noticias relacionadas
El reloj contiguo de la Casa Consistorial marcaba las ocho y media de la tarde y, puntualmente, como cada Miércoles Santo, se abría el portalón de la Penitencial de Jesús. Un chirriar que hasta resultaba familiar porque tan sólo hace tres días, el pasado Domingo de Ramos, este templo se había abierto de emergencia para acoger a La Borriquilla en lo que incluso parecía una visita providencial dado que Jesús Nazareno fue acogido justamente hace un año por la Virgen de la Vera Cruz al poco del inicio de este desfile orante también por causa de la lluvia.
Anoche todo transcurrió con la normalidad habitual de las grandes cofradías: con una cuidada planta procesional, con un ambiente espiritual emanado de las manos entrelazadas de sus cofrades, y con un respeto máximo de los espectadores. Esencia vallisoletana. Además, este año, todos, desde dentro y desde fuera de filas, admirados por la primera salida de las nuevas andas que portaban a Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Una espectacular al tiempo que milimétrica salida de su templo avanzaban la fascinación que por las calles iba a originar. Y así fue. Porque la imagen atribuida al escultor Pedro de la Cuadra en el año 1600 así como a la Escuela Castellana avanzaba este año ante más atenciones y comentarios en esta tarde de estreno de unas andas de madera de cedro del sevillano Francisco Verdugo que contiene cincelada la historia de esta arraigada cofradía con el objetivo cumplido: conseguir una mejor visión, admiración y devoción de la imagen siendo portada a hombros por 32 hermanos nazarenos, con relevos, hasta conformar los 60 que ayer alcanzaban la gloria al poder encumbrar hacia el cielo al Nazareno. Unos deslumbrados por esta estructura barnizada y otros echando de menos las andas doradas pero todos coincidentes en la piedad popular que concita el Nazareno.
Y, haciendo las paradas del Vía Crucis, el Cristo de la Agonía, el crucificado de Juan Antonio de la Peña que anima a los espectadores a cogerle la mano aún clavado dado que es la única imagen de estas características que va a hombros de sus cofrades, pero en posición casi horizontal. Una manera de encontrarse con él mientras los numerosos cofrades nazarenos junto con las hermanas de devoción y los devotos reunidos en cada parada rezaban el Vía Crucis.
Una oración, por cierto, escrita por el poeta Gerardo Diego para el Vía Crucis de Valladolid en 1924, que alcanzó su momento cumbre en esta vía dolorosa de la capital cuando, desde la entrada a la calle de la Platería, el Nazareno veía la resplandeciente cúpula de la Penitencial de la Vera Cruz desde cuya puerta aparecía la Virgen de los Dolores para recibir a todo el cortejo procesional en el momento convertido en otro de los grandes encuentros de la Semana Santa de Valladolid.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.