Segovia
La vuelta al cole permite a las papelerías facturar la mitad de sus ingresos anualesSacan partido ante las grandes superficies de la compra inmediata de muchos artículos en pocas cantidades
. El comercio segoviano, desde el textil a las papelerías, es un testigo privilegiado para identificar la situación económica de los clientes que peregrinan por ... sus locales para lidiar con la cuesta de septiembre, la vuelta al cole. Desde el que concede el capricho sin mayor discusión al que tiene que aplazar alguna parte de la lista que sus hijos traen a casa tras su primer día de colegio. «Hay gente que gasta con mucha alegría y otra que te manda sacar cosas de la cesta porque no le llega. En Segovia, se gastan lo básico. Incluso hay mucha gente que no compra todo lo necesario para el colegio en septiembre y deja un poquito para octubre para reponer su economía», resume el presidente de la agrupación de comercio Fecose (Fomento de Empresas de Comercio Segoviano), Roberto Manso, con uno de los principales puntos de venta en la tienda Todo Útil.
Unos días que permiten al sector de las papelerías maquillar sus cuentas. «Es una campaña en la que no tenemos mucha competencia de Internet. Así como el resto del año las grandes superficies nos matan, aquí hay que comprar en un espacio muy corto mucho tipo de artículos. Y no puedes comprar en Amazon un boli bic; ni siquiera en un hipermercado. Las tiendas de barrio tenemos una oportunidad porque podemos ofrecer distinta variedad», resume Manso. Y contrapone los tres modelos de mochila de un hipermercado con los 30 de un comercio tradicional, a cambio de no repetir ninguno de los modelos. Por espacio y por la filosofía de que un niño no quiere la misma mochila de su compañero. La costumbre de no desvelar el material hasta el primer día de clase alimenta este concepto. «Si esperas al último minuto, te vas a la tienda de al lado». A diferencia de los libros de texto, publicados con antelación, algo que ha apartado del mercado al comercio de barrio. Unas tres semanas que representan un 30% de la facturación anual para tiendas con una oferta más variada de productos y hasta un 50% para las papelerías puras. Después, hay réplicas con la FP o el conservatorio, pero son las migas.
Los comercios planifican la campaña escolar en febrero y hacen acopio del material en mayo, incluso en exposición
El calendario académico lo arrancó el 2 de septiembre IE University, un alumnado que apenas entra en la ecuación de las papelerías segovianas. El primer apretón llegó el viernes con el inicio del curso lectivo en los colegios, un frenesí que continuará mañana con la universidad y el jueves con secundaria. Así que los días punta de la vuelta al cole se cuentan, en esencia, con los dedos de una mano. Aunque hay quien anticipa sus compras a lo largo del verano, sobre todo a partir del puente de agosto, la mayoría sigue dejando el grueso de las comprar a la espera de ver qué manda cada profesor para concretar la lista definitiva de la compra. «Es siempre lo mismo, en papelería no hay que engañarse. Bolis, rotuladores, agendas…. Lo que cambian son los diseños», subraya Manso.
Las ventas anticipadas se concretan en estuches, mochilas o la agenda. «Si la compran antes, saben que pueden elegir porque es un producto que no se repone y como no lo compres con cierta antelación luego no lo encuentras». Ventajas de las que se vale un perfil de cliente muy variado, desde el que aprovecha sus vacaciones para dejar hecha la tarea al que «le sobra el dinero y sale cargado de cosas». Es la excepción, pues las familias lo suelen dejar para el día D. Por eso los comercios segovianos rebosan de niños desde el viernes. «Cuando los profesores dan la lista, vienen todos a la vez». Aglomeraciones puntuales cuando salen de clase o en franjas fijas de la tarde: de seis a ocho.
Un calendario que este año no favorece al comercio tradicional. «Lo malo de empezar en viernes es que la gente tiende más a ir a grandes superficies o Madrid que si fuera un miércoles». Un consumo final que depende de la economía de cada uno. «Hay quien aguanta la mochila hasta que se cae a cachos y quien la cambia todos los años porque tiene posibilidades de hacerlo. Y los estuches, lo mismo. Muchas veces es compra por impulso; viene a comprar otra cosa, ven uno que les gusta y se lo compran».
Noticia relacionada
Las familias piden la gratuidad total de los libros de texto
Las marcas tienen la obligación de cambiar el diseño todos los años, no tanto por belleza, sino por ser diferente al del año anterior. Porque lo que nunca querrá un niño es la mochila de su compañero. Unas temáticas que siguen diferenciando claramente entre niños y niñas, lo unisex aún no se ha impuesto en el material escolar. «Monstruitos y deportes para los niños; muñequitas y frasecitas para las niñas. Que luego cada uno puede comprar lo que quiera, pero es así. Nunca he visto que un chico compre una carpeta de chica o viceversa. Una chica puede comprar una mochila de deportes, pero suelen ser de colores y diseños distintos».
Los comercios planifican la campaña escolar en febrero y hacen acopio del material en mayo, incluso en exposición. Manso vende cada año alrededor de mil agendas, una apuesta de su negocio que ha centralizado la alergia de otras papelerías por el riesgo ante un producto perecedero. «Si no se vende en 15 días, lo tienes que tirar a la basura. Hay años que me han faltado y me ha dado rabia y otros que he tenido que regalar cien». El resto de productos tienen más salida, incluso en una segunda campaña menos boyante después de navidades.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión