La Virgen del Rosario ya luce restaurada

La parroquia de San Miguel Arcángel de Cuéllar está de celebración, y no sólo porque este domingo comiencen las fiestas patronales en honor a la Vigen del Rosario, sino porque la talla este año luce una nueva imagen tras su restauración, un trabajo realizado por Mariví Postigo y Diana Martínez, del taller segoviano Danmar, que el pasado martes acudieron hasta la localidad para dar a conocer el proceso y los trabajos que habían realizado, en un acto que tuvo como prólogo una charla a cargo del historiador cuellarano Juan Carlos Llorente, que ahondó en la historia y devoción que se tiene en la villa sobre la imagen.

Según destacó el historiador, la talla es de principios del siglo XIV y apuntó que algunos historiadores del arte, como la prestigiosa Elena Gómez, señalan que tiene alguna influencia navarra, lo que es posible puesto que, según apuntó Llorente, el gótico a Castilla llegó desde Francia por Navarra. También apuntó que se trata de una imagen muy natural, que se olvida un tanto del simbolismo y se acerca al naturalismo. Así, la imagen del Niño que se sienta en las rodillas de la Virgen es muy natural, y tiende la mano hacia una rosa que le ofrece su madre, una imagen similar a una dama medieval, con cofia con tela que le oculta parte del cabello. Viste capa dorada con envés rojo y túnica con algunos festones, mientras que el niño luce capa dorada y túnica verde.

La primera cofradía del Rosario está fechada en el año 1610 y supone el germen de las actuales fiestas, aunque con una fecha distinta, a principios del mes de julio. Según las actas municipales, se pedía al Ayuntamiento su colaboración, normalmente en forma de dos toros y el tablado para los festejos, a lo que el Consistorio no se negaba. Según Llorente en el siglo XVIII parece que la devoción decayó un poco, por lo que los patronos de la cofradía recurrieron al Ayuntamiento “para que no se pierda la devoción antigua a Nuestra Virgen del Rosario”.

El historiador también relató cómo la fiesta del Rosario fue desplazando a otras y la Virgen sigue vigente como patrona ‘inmemorial’ en numerosos documentos. Su fiesta continuó su celebración a primeros de julio hasta el año 1922, cuando a través de un referéndum el pueblo decidió un cambio de fechas hasta finales de agosto. La del Rosario también ha sido una Virgen de milagros, según detalló Llorente, que incluso explicó una leyenda de un fuego que se extinguió gracias a la intercesión de la Virgen. Según esa historia, por aquel fuego la Virgen tomó un tono tostado en el rostro.

Las restauradoras Diana Martínez y Mariví Postigo detallaron que el estado inicial contaba con alteraciones de la madera por carcoma, agujeros de clavos y puntas de la cabeza, y destacar un corte en la cabeza de la Virgen, que, parece ser que en algún momento de su historia portó una corona. Tampoco faltaban las grietas, especialmente una de gran tamaño en la frente y otra en el manto. El tratamiento seguido para la restauración de la imagen ha tenido varias fases, como el inyectado de cola para fijar las zonas levantadas de la madera de la imagen. También se comenzó con un tratamiento del soporte, donde se realizó una desinfección con antixilófagos y la consolidación.

Con el motivo especial de esta restauración, la parroquia decidió realizar una procesión extraordinaria con la imagen de Nuestra señora la Virgen del Rosario, que transcurrió durante la tarde de ayer desde la iglesia de San Miguel, que habitualmente alberga la imagen, hasta la capilla de Santo Tomé, donde permanecerá hasta el viernes.

Aunque fue una procesión sencilla, fue muy emotiva para muchos cuellaranos, que por primera vez pudieron portar la imagen de la patrona en andas, pues habitualmente este es el cometido de los miembros de las peñas oficiales. Además de vecinos anónimos y devotos, también tuvieron el honor de portar la talla de la Virgen la corregidora de las fiestas de Cuéllar de 2016, Mayte Mateo, su sucesora en el cargo este año, Paula De la Calle, y sus damas, Dunia El Idrissi y Silvia Cárdaba, que portaron la Virgen a su salida de San Miguel y a su entrada en Santo Tomé.

La procesión transcurrió al ritmo del rezo del rosario y además, tal y como se hacía antiguamente, cambió el recorrido que realiza habitualmente aunque en sentido contrario, y, en lugar de pasar por Camilo José Cela lo hizo por la calle Del Rosario.