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Iñaki Bea, durante el partido de este domingo. Antonio Tanarro

«Estamos viendo un poco la capacidad que tiene el equipo de generar»

El entrenador de la Segoviana, Iñaki Bea, celebró el segundo triunfo como local de su equipo esta temporada

El Norte

Segovia

Lunes, 22 de septiembre 2025, 09:29

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La Gimnástica Segoviana se quedó los tres puntos ante la UD Sarriana en La Albuera con un 1–0 trabajado hasta el límite de la paciencia. Un triunfo que llegó cuando el reloj ya mordía el añadido y que dejó una sensación compartida en el vestuario: «sumar cuesta muchísimo», admitió Iñaki Bea entre resoplidos, consciente de que el guion transitó por ese territorio en el que la superioridad sobre el papel se vuelve frágil con el paso de los minutos y un portero rival convertido en muro.

El técnico reconoció que por su cabeza pasó la posibilidad de que volaran puntos. No era una pose: la primera parte confirmó las virtudes del recién ascendido. «Juegan muy bien, creen en su modelo y su entrenador lo tiene clarísimo», concedió. La Segoviana tuvo más balón, pero no fue «ella misma», con poca profundidad, futbolistas demasiado estáticos y desajustes en la sincronización de rupturas. Bea lo bajó a nombres propios: «Recibía Iker y Ayán no rompía; o al revés. Alex y Marc venían mucho a pie… No llevamos al límite al rival, que es donde nos sentimos a gusto».

El punto de inflexión llegó en el descanso. El entrenador martilleó una idea: ser profundos y, a la vez, madurar la posesión para meter a la Sarriana en su campo «desde la paciencia». Ajustó piezas y perfiles. «René nos da rupturas, gol y ida y vuelta, pero hoy nos faltaba control. Buscamos posesión para que las rupturas fueran en tres cuartos», explicó. También dosificó a Marc Tenas, aún corto de ritmo tras mucho tiempo sin jugar y activó la energía de Ivo. Gestionó la amarilla de Morata con la entrada de Silva («de maravilla») y valoró el talento de Borrego y la versatilidad de Manchón, que entró por las molestias de Pau en el bíceps femoral. «Contento con la aportación de todos. Juegan once, pero muchas veces te cambian el partido los del banquillo».

La segunda mitad, ya con el plan corregido, dibujó a «una Segoviana mucho más Segoviana»: más metros ganados, más centros y más presencia en área; un asedio sostenido que fue encendiendo a la grada. Bea, sin rodeos, asumió la autocrítica por el primer acto y reivindicó esa complicidad emocional con La Albuera: «A la gente le gusta la profundidad, correr al espacio, las triangulaciones, los centros, los córners… Cuando les dimos eso, el público nos metió en el partido».

El desenlace, al filo del cierre, tuvo algo de justicia poética y de accidente. En una acción «de las más fáciles», según el propio entrenador, la pelota acabó en gol con un toque de tacón dentro del área.

Más allá del marcador, el mensaje del entrenador fue de continuidad y humildad. Valoración «positiva» por la capacidad de generar ocasiones —enumeró llegadas de Ivo y Álex Castro, un penalti reclamado y una colección de disparos— y un subrayado: no hay once, hay plantilla. «Juegue quien juegue, lo va a hacer bien. Si llevamos al rival al límite y mostramos nuestras señas de identidad, somos muy difíciles de batir». En ese espejo, también una alerta: frente a Sámano costó, frente a Sarriana costó y nos va a costar, porque hoy todos están muy preparados».

Ya en el horizonte, una salida de altura. «Soria es una plaza exigente, un club histórico, estadio con poso y una afición que sabe lo que es Primera. Rival con ideas claras y una plantilla de mucho coste. Partido precioso para la Segoviana y para los jugadores».

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