María de Antonio | Boutique Quimera

«Vendí más incluso estando la calle en obras que ahora»

La deficiente señalización de las calles aledañas añade más obstáculos. «Es que están mal señalizadas. En este momento, si no encuentras aparcamiento en la primera calle, debes dar toda la vuelta a Segovia para volver».

María, que lleva veinticinco años con el negocio en la calle Blanca de Silos, esperó a que terminara la obra para ver «cómo evolucionaba todo», pero la falta de una zona específica para la carga y descarga e incluso de contenedores de basura agravó la situación. «Es que no tenemos carga y descarga, ni contenedores de basura... Antes me traían el pellet para la caldera a la puerta. Ahora es imposible. Creo que hay motivos de sobra para el traslado».

Su destino está en un local que ha alquilado en el número 23 de la calle San Francisco. Aunque se trata de otra vía peatonal, le ofrece mejores condiciones de acceso y aparcamiento, factor que resulta decisivo: «Las clientas pueden llegar allí en coche perfectamente y aparcar. Evidentemente, antes de irse a otro sitio, hay que hacer un buen estudio de la nueva situación, y yo lo he hecho. Tengo muchas más ventajas. Estaremos más cerca del Acueducto, donde hay paradas de autobús que facilitan el acceso. Además, me he cogido una plaza de garaje y prescindiré, definitivamente, de estar pendiente de la ORA».

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La competencia de las ventas por internet está liquidando el comercio tradicional, a pie de calle, pero, en el caso de esta boutique, la peatonalización ha sido definitiva. «Mi negocio es muy específico, de ropa de tallas grandes, y las ventas por internet no me han supuesto mucho trastorno. Cuando lo he empezado a notar brutalmente ha sido tras la peatonalización. Vendí más incluso estando la calle en obras que ahora. No hay más que ver que, desde que la han peatonalizado, han cerrado varios negocios, y más que van a cerrar, porque esta calle va a quedar enfocada a lo que, bajo mi punto de vista, se quiere: peluquerías, tatuajes, uñas... para el público universitario».

Quimera cerrará el 15 de febrero y reabrirá en marzo. «Estoy deseando», afirma María, que no puede ocultar un sentimiento de nostalgia. «¡Cómo no me va a dar pena, si he estado aquí veinticinco años! Pero a la fuerza ahorcan. Me hubiera encantado seguir porque aquí he sido feliz».