Aitor Romero | Black Sunrise

«La estadística dice que las calles peatonales son más comerciales»

«Estadísticamente, está comprobado que las calles peatonales son más comerciales que las que tienen tráfico». En este sentido, argumenta que los peatones se detienen a mirar los escaparates, algo que no ocurre cuando se va en coche. «Y estoy encantado con el escaparate que tiene este local, que es espectacular, porque me permite mostrar un poco más mi trabajo», añade.

Aitor cambia una calle peatonal por otra, pero se queda con Blanca de Silos, sin dudarlo: «Comercios cerrados hay en las dos. El comercio languidece por la competencia de las ventas en las plataformas de internet; esto es una realidad y y ocurre en todas las calles y en todas las ciudades, no solo en Segovia. Yo soy de Ávila y Ávila está muerta, con muchísimos locales cerrados. Pasa algo similar en Salamanca o Valladolid. Existe la percepción –yo creo que errónea– de que comprar por internet es más barato y no siempre es así. Yo, desde luego, compro en la ciudad aquello que puedo encontrar en la ciudad, pero no todo el mundo lo considera así. Blanca de Silos me gusta porque veo en ella a más gente joven y es más alegre que San Francisco. Está la Universidad y han hecho una buena reforma, la han dejado ancha, amplia, cómoda y bonita. Cuando dijeron que sería un bulevar, me imaginé que habría algún columpio, alguna zona verde... Pero esto depende del gusto de cada uno. Desde luego, intentaré ayudar a que la cosa mejore porque, repito, estadísticamente una calle peatonal vende más que una con coches. No lo digo yo, lo dicen los números. Y veo más potencial en Blanca de Silos que en San Francisco. No puedo decir otra cosa».

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Aitor llega con sus tatoos a una calle donde el malestar de los comerciantes ha estado a flor de piel durante los últimos meses, pues la oposición a la peatonalización ha sido frontal y generalizada. «Sé que están molestos, pero hay que seguir adelante. La calle se va renovando y acabarán abriendo nuevos comercios. No es bueno dejarse llevar por el rollo malo y entrar en el bucle de la negatividad».

El traslado al nuevo local es ya un hecho. Solo le falta abrir. Lo hará en cuanto termine de organizar las cosas y dar al estudio la personalidad que tenía el anterior domicilio. «Tengo pensado abrir la próxima semana. Estoy deseando hacerlo», confiesa mientras desembala las últimas cajas que acaba de trasladar desde el antiguo establecimiento.