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Un vecino de la localidad carga las garrafas semanales en una carretilla.

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Un vecino de la localidad carga las garrafas semanales en una carretilla. Antonio Tanarro

Ochando, el pueblecito segoviano que sufre el calvario de vivir sin agua potable en las casas desde 2014

«No se puede tolerar que en el siglo XXI no salga agua apta para el consumo del grifo», declaran los miembros de la plataforma, que reclama una solución

maría sopena

Ochando

Lunes, 19 de agosto 2019, 14:03

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Cada viernes desde 2014, todos los vecinos de Ochando reproducen la misma escena. Todos juntos se sientan a esperar a los empleados municipales que les traen el agua potable necesaria para una semana. Como ya ha pasado otras jornadas, este servicio se retrasa, aunque por lo menos aparece. «No sería la primera vez que sin avisar no aparecen», aseguran los vecinos. Tras varias llamadas de Isabel de Castro, portavoz de la plataforma del agua potable en domicilio, para asegurarse de que el servicio llegaría, los responsables de llevársela, que dependen del Ayuntamiento de Santa María la Real de Nieva, aparecen. Los vecinos recogen sus 16 garrafas, con las que tendrán que pasar hasta el viernes siguiente. Estas garrafas, en parte subvencionadas por el convenio de la sequía, les cuestan a los vecinos 20 céntimos cada una. Este suministro solo está media hora en el pueblo y una vez a la semana, por lo que los vecinos se quejan de que «si no estás en ese junto momento te quedas sin agua para todo el resto de la semana». Celia Gutiérrez, vecina de Ochando, estaba con su hija en el médico de Segovia agobiada porque pensaba que no llegaba. «El momento de venir a por el agua es tercermundista», agrega Isabel de Castro.

Este pueblo de 40 habitantes, una séptima parte de los que tuvo en 1950, lleva sin agua potable desde 2014, según consta en los documentos oficiales. «Aunque una familia asegura que el problema ya se arrastraba desde el año anterior», cuenta De Castro. A la vista es imperceptible, pero el agua que sale de los grifos domésticos tiene «niveles muy altos de arsénico y nitratos, no es apta para boca, y estas comprobaciones las ha hecho el Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo (SINAC), de donde vienen los análisis que se hacen en toda España», añade Isabel.

Fuente sin uso

El diputado delegado del área de Acción Territorial de la Diputación, Basilio del Olmo, les «colocó» como solución una fuente pública ante el rechazo general de los vecinos. Por eso tuvo que ir la Guardia Civil: «Consta en un acta aprobada en pleno municipal el 29 de junio de 2018 que no se iba a poner la fuente ante el rechazo vecinal y aun así la pusieron», dice la portavoz.

Este rechazo del pueblo viene porque creen que «la fuente pública no es una buena solución». Los vecinos tienen claro que la única es que por el grifo de sus casas salga agua potable, pues «las personas mayores no pueden ir bien hasta esa fuente, hay barreras arquitectónicas, escalones, para que la gente venga como en el siglo XIX a la fuente con la carretilla», aclara De Castro. En la fuente ni siquiera pone que sea agua potable. Hay un cartel que la describe como «fuente de suministro especial». Pero el surtidor está totalmente inutilizado porque los vecinos se niegan en rotundo a usarlo.

En Lastras de Cuéllar también la beben mineral embotellada

Lastras de Cuéllar es la otra población de la provincia donde los vecinos beben agua embotellada. Basilio del Olmo explica que hace unos años instalaron en el pueblo una depuradora para eliminar el arsénico, pero ahora han aparecido nitratos y no tiene capacidad para potabilizar el suministro. «La Junta está estudiando una solución», declara el diputado de Acción Territorial, quien advierte de que «hay otros pueblos que están al límite», aunque el viernes no había aún avisos. Pero «el consumo está siendo desorbitado», añade, porque los pueblos han triplicado en algún caso su población, y la sequía es acusada.

Sin embargo, Del Olmo asegura que «por ahora el problema es de calidad, no de cantidad». En todo caso, agrega, la Diputación trata de paliar la falta de sumninistro mediante el convenio de la sequía, que supone subvencionar el gasto de agua embotellada: tanto en Ochando como en Lastra s de Cuéllar la Diputación paga el 75%, y el 25% restante, los ayuntamientos. Hasta ahora el gasto no llega a 5.000 euros, y aunque el convenio de sequía no se ha renovado, los demás pagos se harán con cargo al próximo convenio.

Derecho

Todos los vecinos coinciden: «Tenemos derecho al agua potable porque vivir así es un auténtico calvario». No se pueden ni lavar los dientes con el agua que sale de sus grifos, no es apta para boca, pero Pilar Ares cuenta que «el agua realmente no es peligrosa, simplemente no es de la calidad que debería de ser».

La situación según hacen ver los vecinos es diferente, opinan que «el agua que sale del grifo no sirve para nada, si pones a hervir agua con nitratos se convierten en nitritos, es decir, se intensifica la contaminación. Yo, por ejemplo, el agua de las garrafas que uso para los alimentos la reciclo para regar el jardín», cuenta Isabel.

Y quienes la utilizan para lavar la ropa cuentan que tienen que agregar mucho producto para eliminar la cal y además tienen que ponerla al sol o en la secadora porque si no, se queda con mal olor. También la utilizan para el lavavajillas, pero añadiendo antical y vinagre, aunque «las cosas te quedan opacas».

En la ducha no es mucho mejor. «Se me pelan los dedos, las uñas se me abren en capas, no está bien, los niños dicen que se acostumbran a respirar por la nariz debajo de la ducha porque no pueden abrir la boca».

Antonio Ranz, otro vecino, dice que «es difícil ducharse, hay que tener cuidado con los labios, nos vamos a tener que acabar poniendo un esparadrapo en la boca». Y una vecina, acostumbrada a vivir en Madrid dice no acostumbrarse a esta situación. «Lo llevo muy mal, todo lo que se diga es poco, yo estoy acostumbrada al agua del grifo, vivo en Madrid y llego aquí y tengo que estar con un bidón de un lado para otro. Me dan picores cuando me ducho, precisa Rosario Miguel.

Un nuevo sistema de filtrado tratará de potabilizar el suministro

En noviembre, cuando visitó el pueblo el delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Javier López-Escobar, se llegó a la conclusión de que había tres posibilidades para atajar este problema. La primera constaba de un proyecto con un ingeniero para hacer un sondeo de captación, pero «este proyecto está desechado, no perforaron a la profundidad que estaba prevista en el proyecto». Eeste sondeo costó 3.000 euros, que para los vecinos «es un dinero tirado a la basura». Además, Raquel García, vecina de Ochando, añade que no se sabe nada de los informes realizados por los ingenieros, que nunca los han llegado a ver.

Pilar Ares, alcaldesa de Santa María La Real de Nieva, cuenta que en ese sondeo «se encontraron niveles de más de 140 miligramos por litro de nitratos cuando el límite está en 50 miligramos».

La opción que proponen como la correcta los vecinos pasa por traer el agua de la piscina desde Santa María La Real de Nieva con una canalización que para ellos sería lo más seguro a largo plazo, «Nos dicen de palabra que es caro, y yo he pedido por escrito un informe del proyecto y tres presupuestos que tienen que salir a licitación», aclara De Castro.

Están convencidos de que esta solución es la más factible a largo plazo porque esa agua ya se está canalizando al pueblo de Pinilla Ambroz. «Habría que alargar la red desde Santa María La Real de Nieva unos 3 kilómetros, gasto que hemos calculado en 80.000 euros, y considero que no es dinero para un problema como este», declara la portavoz.

Por eso insisten los vecinos en que lo único que piden es un derecho básico. «Porque además estamos pagando por ello, y encima pagamos dos veces, una por el agua que nos llega a casa y otra por las garrafas».

Como última opción está la solución propuesta por las autoridades. Les ofrecen duplicar el mecanismo de filtros que hay en la fuente pública para ponerlo al lado de un depósito que hay en el pueblo. Los filtros necesitan un mantenimiento que es caro, «en cuanto te despistas un poco el agua vuelve a no ser potable», explica la portavoz de la plataforma: «Yo lo he investigado a nivel técnico y no es una solución definitiva. El Estado y el Ayuntamiento tienen la obligación de proporcionar agua potable en domicilio para consumo humano y doméstico y comprar agua mineral tendría que ser solo una opción», alega Isabel.

Mientras, la alcaldesa de Santa María La Real de Nieva cuenta que «se va a poner un sistema de filtrado; no va a ser de ósmosis, sino un filtro de arsénico y un filtro de nitrato de intercambio iónico».

Descontento

El descontento es generalizado entre los vecinos. «Lo que no se puede tolerar es que no hay potable en el grifo en el siglo XXI, llevamos seis años sin agua corriente», cuenta Raquel García. Ella opina que la solución de la fuente pública es volver a la Edad Media. «No es un agua potable solo es un agua filtrada con lo cual el arsénico y los nitratos siguen estando allí». Lo peor para esta vecina es que la gente que no viene de continuo llega y abre el grifo, y «no lo solucionan pero tampoco informan, que es casi igual de grave».

Por todo esto, denuncian los habitantes de Ochando, los fijos y los que proceden del pueblo y lo habitan los fines de semana, que «la mentalidad de los gestores es decirnos conformaos con la fuentecilla esa. Pero una cosa es que no haya dinero y otra que no haya financiación, la financiación se busca, hay cantidad de subvenciones, solamente tendrían que poner un 20% que lo pueden sacar del convenio de la sequía». Pero, según los habitantes de Ochando, desde Santa María La Real de la Nieva cuentan que el convenio para la sequía ha priorizado dar dinero a otras localidades y que ellos no van a recibir nada.

Para Celia Gutiérrez, que no vive normalmente en el pueblo, el mayor problema es que «a nosotros muchas veces se nos olvida que no tenemos agua potable, y coges las verduras y las lavas y te das cuenta de que tienes que volverlas a lavar; es vergonzoso». Y añade que desconocen «las consecuencias que tiene lavar la ropa o ducharse con esa agua».

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