Segovia despide a Olivia: «Siempre va a estar con nosotros»

Tíos abuelos, amigos, compañeros de trabajo y un sinfín de vecinos de Torrecaballeros, de la capital segoviana y de la vecina localidad de Palazuelos de Eresma. Y es que Eugenio y quien fuera su esposa, Noemí Martínez Largo, vivieron un tiempo en el núcleo de población de Tabanera del Monte hasta que las complicaciones que adquirió el proceso de separación y la posterior judicialización de la custodia de la hija hicieron que el padre dejara este hogar para que la madre y la niña vivieran en él.

Antes del entierro, la familia de la niña asesinada ha sentido el calor y el afecto de una multitud de personas que han acudido a la iglesia de San Nicolás de Bari de Torrecaballeros para dedicarle un último adiós a Olivia. Con contenida rabia pero rebosantes de tristeza y pesar, los asistentes han dejado pequeño el templo. Fuera decenas de personas aguardaban también para acompañar y expresar sus condolencias a la familia, que por momentos no ha podido contener el inmenso dolor con lágrimas y llantos que resonaron rasgados en la solemnidad de una iglesia a rebosar y con los corazones encogidos aún porque no volverán a ver jugar, correr, comer ni sonreír a la pequeña Olivia.

A las 16:08 horas ha llegado el coche fúnebre con los restos mortales de la niña. Acto seguido llegaban la tía con los abuelos paternos para juntarse a Eugenio y a su pareja, que ya se encontraban en la puerta de la iglesia para recibir el pequeño féretro blanco con unos juguetes que querían que se llevara Olivia.

Agarrados de la mano, abrazados, han estado unos minutos despidiéndose en la intimidad de su pequeña 'pirata', como cariñosamente la llamaban a la pequeña. Tras depositar unas flores, el padre y su cuñado han ayudado a portar el féretro hasta el interior de la parroquia, que ya estaba abarrotada. Los vecinos que se habían quedado fuera han seguido el pequeño recorrido en silencio, compungidos, con respeto y entre lágrimas.

El párroco de Torrecaballeros, Juan Agudo, ha oficiado el funeral. «¿Qué palabras se pueden decir en este momento, qué palabras hay... no hay, buenamente no hay ninguna», ha comenzado su homilía dirigida a Eugenio, su pareja, a los abuelos, demás familia y amigos congregados en el templo. En su alocución, el sacerdote ha tratado de reconfortarles e invitarles a quedarse con los buenos recuerdos de la vida junto a Olivia durante estos seis años.

«Estaba empezando, estaba empezando... pero qué alegría ha sido para vosotros, cuánto habéis disfrutado, cuánto os ha querido y cuánto la habéis querido», ha exhortado el párroco, quien no ha obviado la realidad latente de un «dolor que no habéis superado».

«Olivia era un don, es un regalo que Dios hace a las familias», ha continuado en su homilía Agudo. «Habéis hecho todo lo que habéis podido por ella y más», les ha reconocido el párroco, que también ha conminado a la familia a pasar el duelo arropados por el afecto que se procesan y que están recibiendo de amigos, compañeros y vecinos.

El sacerdote ha concluido el funeral con un «hasta luego, Olivia», porque la pequeña «siempre va a estar con vosotros». La familia ha vuelto a recibir el cariño de la gente dentro de la iglesia, con un sinfín de muestras de condolencias y pesar. Afuera, un pasillo de almas también ha arropado a la familia hasta el coche fúnebre despidiendo a Olivia con una oda de llantos y aplausos con los que la gente ha querido reconfortar a un hogar roto.