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Justino Santos, con uno de los trabajos de su exposición. M. Rico
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La sala cultural Alfonsa de la Torre muestra ‘Encajes de cal y arena’

Justino Santos expone, dentro del programa ‘Itinera’, 36 grabados que recorren la evolución del esgrafiado

mónica rico

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Miércoles, 20 de septiembre 2017, 17:15

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La sala de exposiciones del centro cultural Alfonsa de la Torre acoge durante todo este mes la exposición ‘Encajes de cal y arena’, que muestra una serie de 36 grabados enmarcados en madera de haya, realizados por Justino Santos Domínguez. La muestra es una de las opciones del programa ‘Itinera’, puesto en marcha desde el área de Cultura de la Diputación Provincial de Segovia, con el que se trata de acercar a los vecinos parte del patrimonio artístico que posee el gobierno provincial, cuya temática principal gira en torno a la vida de Segovia y su gente, sus costumbres, su trabajo a lo largo de los años o sus paisajes.

En ‘Encajes de cal y arena’ los visitantes pueden comprobar cómo ha evolucionado el esgrafiado segoviano a través de diferentes versiones del mismo en los periodos medieval, renacentista, barroco e incluso en tiempos recientes.

El Torreón de Lozoya, la Casa de los Picos, la Canonjía, una fachada de Sangarcía o el castillo de Coca son algunos de los ejemplos que se plasman en la muestra de Justino Santos, quien utiliza para ello los aguafuertes, las aguatintas y los fotograbados.

Según el autor, en la muestra se puede ver un testimonio de lo que es la ornamentación que Segovia luce de una forma muy característica y diferencial con respecto a otros lugares, como es el esgrafiado «que a veces pasa desapercibido», apuntó.

El autor explicó que inició la colección que se puede ver en la exposición, realizando prácticas de grabado y finalmente puso en marcha el proyecto para dar testimonio de la característica diferencial que Segovia, a través de sus edificios, muestra a los visitantes. Así, inicio el trabajo con intención de utilizar el esgrafiado como elemento meramente estético de sus grabados. A partir de un momento determinado se dio cuenta de la gran cantidad de edificios singulares que contaban con esgrafiado «lo que suponía una carga histórica sobre la propia ornamentación de la fachada».

Tras dar los primeros pasos mostró su trabajo la responsable del Instituto de la Cultura Tradicional Manuel González Herrero, Sara Dueñas, «porque me pareció que si podía seguir trabajando en este tema debería tener una significación y crear un proyecto que tuviera una cierta trascendencia de cara a dar a conocer este tema a más gente». La ahora diputada le alentó a que continuara y a continuación contó con el asesoramiento de Rafael Ruiz Alonso, quién le señaló algunos de los objetivos que no deberían faltar en una colección como ésta.

Con ello completó una colección en la que se pueden encontrar varias etapas del esgrafiado, «desde lo más antiguo», el esgrafiado que adorna el alcázar y el torreón de Lozoya, que provienen de la Edad Media; y distintas épocas del esgrafiado, en las que además de la influencia mudéjar «que soporta la mayor carga de cantidad de esgrafiados en las fachadas», también se encuentran ejemplos influenciados por la época del renacimiento, con estética y técnica claramente diferenciable. La muestra se completa con algunas estampas de influencia barroca. A pesar de ello, el siglo XIX e incluso el XX supusieron el mayor desarrollo del esgrafiado en Segovia.

Aguafuerte

Todos estos ejemplos de esgrafiado se pueden disfrutar en pequeño tamaño y realizados a través de grabado, aguafuerte, aguatinta y fotograbado, aunque la mayoría de las estampas están realizadas con la técnica del aguafuerte, que se ejecuta sobre una plancha de metal que se recubre de un barniz. Sobre ella se dibuja el elemento que se quiere representar y la plancha después se somete a un proceso en el que se sumerge en ácido. Posteriormente la plancha recibe la tinta con una prensa de rodillo, para crear la imagen.

En palabras del propio Justino Santos, esta exposición está hecha «con criterios de aficionado», pues únicamente se ha dedicado a temas artísticos por afición. A partir de la jubilación intensificó su trabajo y su dedicación a las artes. Siempre tuvo curiosidad por el grabado y su ejecución y tras conocer la técnica acudiendo a cursos, le surgió el proyecto que ahora se puede ver durante las tardes en la sala Alfonsa de la Torre, al que dedicó tres años de trabajo.

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