Revenga pide soluciones para los autobuses de Avanza que no paran
Empieza una recogida de firmas tras quedarse sus vecinos en tierra en la parada hacia Segovia porque los coches no reasignan reservas que no se ocupan
Los vecinos de Revenga son, en la práctica, un daño colateral de la aplicación de la gratuidad del bono que durante meses ha estado ... activa en la línea regular de autobús entre Madrid y Segovia. Muchos coches llegan a la última parada del servicio semidirecto o ruta que une la capital de España con la ciudad a la que pertenece esta entidad local menor con un sinfín de asientos vacíos, pero los conductores tienen las manos atadas y no pueden vender billetes porque el sistema entiende que están ocupados.
Viajeros que aseguran su plaza, no la cubren y no cancelan la operación. La consecuencia es que hay vecinos que se quedan plantados en la parada, sin más alternativa de transporte público que esperar una hora a ver si el siguiente está disponible. Ante esta situación, está recogiendo estos días firmas en la panadería con la intención de presentárselas al Ayuntamiento de Segovia para denunciar la situación y encontrar un encaje que llevan décadas buscando.
Ha sido recurrente en los últimos días que el autobús más cotizado para ir de Revenga a Segovia, el que llega a eso de las 9:50 horas a la entidad local menor para terminar el servicio en la capital segoviana, dejara en tierra a varios jóvenes que lo utilizan una vez acabado el curso escolar. Unas veces pasó de largo y en otras el conductor tuvo la gentileza de parar y explicarles que no podían subir, una escena que puede imaginarse surrealista cuando quien escucha la respuesta ve un sinfín de asientos libres. Toca esperar al siguiente, previsto para las 12. Hay frecuencias en la web de Avanza desde las 7:29 hasta las 00:05 horas, hasta un máximo diario de diecisiete servicios. La respuesta de la empresa es que esto ocurre por el formato de reserva de bonos.
La cifra
17 frecuencias
diarias circulan por la entidad local menor de Revenga de la línea de une Madrid y Segovia. Hay autobuses desde las 7:29 horas hasta las 00:05.
«Se tiran a sacar billetes, va el autobús vacío y no les penalizan. ¿Que los asientos están vendidos? ¡Venga hombre!», se queja el alcalde pedáneo de Revenga, Alfonso Nevado. Hay servicios especialmente sensibles, los de las 7:29 y 7:39 horas, claves para llegar al horario de analíticas del centro de salud Segovia Rural de Antonio Machado, entre las ocho y las nueve. «Hay personas mayores que no tienen familia ni quien les acerque. Y si el autobús les deja tirados…»
De hecho, la enfermera y el médico de familia del centro le han comentado la situación para encontrar alternativas y poder ver a esos pacientes, casos como una mujer operada de cáncer de mama que no puede conducir. «Que dejen unas plazas disponibles. O que el Ministerio cambie el acuerdo con la empresa. Aquí todo el mundo se desentiende». Hay una línea metropolitana, la M-9, que une Otero de Herreros con Segovia con siete servicios de lunes a viernes: dos a las 7:00, 9:15, 9:35, 13:20, 16:00, 16:20 y 21:05. Con tanta franja vacía, el complemento de la línea de Avanza es más que necesario.
«Hay personas mayores que no tienen familia ni quien les acerque. Y si el autobús les deja tirados…»
Alfonso Nevado
Alcalde pedáneo de Revenga
Pero no hace falta esgrimir una situación de vulnerabilidad para tener derecho a transporte público. «Estos chavales ahora lo usan para ir al gimnasio. Es que es legítimo», asevera Nevado. Una vez que el bus les deja plantados, toca llamar a algún vecino a ver si les puede dejar en Segovia. «Yo en el coche tengo una silla para mi nieto, pero puedo bajaros a tres», ofreció el alcalde, uno de esos parches con los que Revenga continúa sus rutinas diarias.
Desde vecinos que residen allí todo el año a otros que pasan las vacaciones de verano. Chicos que aún no están en edad de conducir y adultos que no tienen vehículo. «Gente que tiene que bajar a hacer la compra. Es una minoría, vale, pero a las minorías también hay que tenerlas en cuenta», reivindica el regidor pedáneo.
Soluciones con trabas
Una posible solución es asegurar el billete con antelación a través de la página web de Avanza, una alternativa con muchas aristas. Es más razonable pedir previsión para viajar a Madrid –en ese sentido no hay incidencias reseñables, los vecinos reservan el billete, como hacen otros viajeros que salen de Segovia–, pero el transporte metropolitano es por naturaleza improvisado. La segunda es la dificultad para vecinos de avanzada edad para completar el trámite. «Es que hay gente que no sabe hacerlo. Y luego, tú puedes programar un viaje si tienes una cita previa, pero si no… ¿tienes que ir siempre a la página web?»
Por último, el precio. El billete cuesta 1,75 euros en el autobús o en las ventanillas de Avanza, pero comprarlo por la web obliga a sumar unos gastos de gestión de 1,50, los mismos que para el trayecto completo. Es decir, cuesta casi tanto asegurar el asiento como subirse al coche. En total, 3,25 euros para menos de diez kilómetros. Así que toca aplicar la metáfora que usa una anciana de Revenga tras una vida de partidas de mus. «Te la juegas a la 31». Cara o cruz.
«Estamos muy cerquita de Segovia, pero para estas personas es como si estuviéramos a 10.000 kilómetros». Por eso pide soluciones. «Me gustaría sentarme a hablar con Avanza, el Ministerio o Segovia y dar una solución a este problema. Es que tenemos enquistado este problema desde el año 90». Él, como presidente del colectivo vecinal, ya trasladó un escrito al respecto entonces.
«Si no nos pueden dar un servicio con el bus municipal porque Avanza ha firmado esa competencia con el Ministerio, joder, tendrá que dar el servicio. Económicamente no les supone nada, creo yo. ¿Es por tocar las narices? Es que no lo entiendo». También apunta a quienes compran billetes sin medida. «Con el abono transporte cogían quince viajes y pagaban lo mismo. Lo que tienes que ser es un poco solidario». Revenga pide una solución personalizada en un engranaje global que prima la libertad del usuario para reservar los viajes sin castigar el desplante de no subirse al autobús.
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