Los restaurantes atienden a la mitad de comensales frente a las bodas de 2007
Los negocios mantienen un tercio de las celebraciones, cada vez más largas y casi siempre en turno de comidas, y maquillan las cuentas con eventos de empresa o cursos de formación
El número medio de invitados de una boda en 2007 en uno de los principales restaurantes de Segovia estaba en torno a las 240 ... personas y ahora está en 125. Con el maquillaje de cada establecimiento, la tendencia es global: la mitad de invitados. Son celebraciones más pequeñas y con más peticiones, desde el tiempo –rara es la que no consume el día entero– a la decoración. La consecuencia es que un nicho de mercado que a principios de siglo era una estructura nuclear para muchos restaurantes ha pasado a ser una fuente más de ingresos, pero los negocios han tenido que diversificar y reducir su dependencia, pues no solo está la bajada de comensales, sino que la ampliación de la oferta de banquetes reduce los beneficios.
El hecho de que los restaurantes hagan menos caja con las bodas no se explica por una reducción drásticas en las celebraciones. «Se mantiene, incluso aumentan, siguen siendo un buen nicho de mercado. La percepción del hostelero es que bajan, pero porque cada vez hay más sitios de bodas», subraya la vicepresidenta de alojamientos de la patronal hostelera Hotuse, Casilda Giráldez. La consecuencia: «Damos un tercio de las bodas de 2007». Una cifra que sostiene desde su negocio, El Rancho de la Aldegüela, y extrapola a otros
Son bodas más largas y más complicadas, pero también mucho más caras. «El precio ha subido de acuerdo a lo que piden». Los tiempos en los que los locales hacían dos enlaces en el mismo día quedan muy atrás. «Los locales que se dedicaban a bodas tenían un colchón todo el año, ahora han tenido que buscar otras alternativas porque no tiene nada que ver. Yo he visto sitios donde te daban seis en un día; tres por la mañana y tres por la noche». Eso ha llevado al cierre a locales que se dedicaban exclusivamente a ello.
El modelo actual tiende a la diversificación: restaurantes que trabajan el catering para llevar la comida a sitios de celebración que a veces no tienen restaurante. Otras fincas han sumado alojamientos para vender un pack completo que vaya más allá del banquete. «Subsistimos malamente. No solo porque ya no tenemos ese volumen de ventas que teníamos, sino que para trabajar estos eventos necesitamos mucho personal. Y eso está complicado, no solamente porque no lo encuentras, sino porque está muchísimo más caro». Los eventos de empresa y los cursos de formación tienen más peso que las bodas en las cuentas de los negocios de muchos locales clásicos. Muchos también tienen la ayuda de sus hoteles. Donde antes había un gran evento de 300 personas ahora hay más pequeñitos, de 50, que en vez de pasar una tarde en grande pernoctan dos días.
«Las bodas ya no son un pilar del negocio para nadie», resume Giráldez, que no tiene un futuro sin ellas. «No supondría un cierre porque todos los reinventamos». Por ejemplo, en los horarios. «Las bodas han virado totalmente a las comidas para poder aprovechar más tiempo; cenas se dan poquísimas». Del aperitivo largo al banquete y un baile que se extiende hasta la madrugada, con hasta ocho horas de barra libre, un hueco que obliga a los novios a rellenar con música en vivo o juegos. «Se ha convertido en algo mucho más dinámico. La imaginación de los novios es portentosa, todos quieren hacer cosas que no han hecho sus amigos. Sin yincanas divertidísimas, se lo curran muchísimo». Ese empoderamiento de su celebración explica para Giráldez la reducción de los invitados. «Es la decisión de los novios. No es que reduzcan porque no quieran un gasto grande, sino que quieren tener a la gente realmente cercana. Las grandes bodas, al final, eran muchísimos compromisos de los padres o el pueblo, eso se ha eliminado. Antes los padres decidían más la lista; ahora mismo, no».
Como consuelo, está el auge de la preboda. «Está funcionado ahora muchísimo. Hay muchos sitios en Segovia y provincia que están empezando a trabajar ese producto». Con todo, su peso es accidental, ni siquiera sirve como paliativo a lo que se deja de ingresar por los enlaces que se han perdido. «Como se dejan mucho dinero en la boda, te dicen que en la preboda no quieren gastarse prácticamente nada, pero la quieren hacer». Poco más que un picoteo en la víspera que cada vez se complementa más con una comida de despedida para la familia al día siguiente. «Una comidita un poco informal, unas paellas. Esto también se está disparando».
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